Luis Guillermo Solís perdió a su consejero y desautorizó a su diputado más útil, en el mismo día

Salida de Melvin Jiménez implica para el presidente perder a su parachoques y quedar más expuesto a ataques de la oposición.

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Este jueves no ha sido un buen día para el presidente Luis Guillermo Solís.

En una misma conferencia de prensa anunció la salida del Gobierno de su mano derecha, Melvin Jiménez y, a la vez, desautorizó en varias ocasiones, y con ceño fruncido, a Víctor Morales Zapata, su diputado más útil en la bancada del Partido Acción Ciudadana (PAC), quien cometió, en la víspera, la osadía de adelantarle al país la noticia de la salida de Jiménez.

Así, en una mañana, Solís dejó en vilo a su triunvirato de hombres de confianza, compuesto, además de Jiménez y Morales Zapata, por Mariano Figueres, jefe de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), y se encamina a un segundo año de mandato con un débil círculo de consejeros cercanos.

Pros y contras de la salida de Jiménez

Aunque era necesario sacrificar a Jiménez por el elevado costo político que implicaba mantenerlo, al sacrificarlo, Solís también perdió a su primer consejero y quedó expuesto a ser el nuevo objetivo de la estrategia de ataques de la oposición que, hasta ahora, se había contentado con dirigir sus baterías hacia el ministro de la Presidencia, un hombre premarcado por su condición de obispo luterano, concluyó el politólogo José Carlos Chinchilla.

Sobre el futuro de Morales Zapata, el analista consideró que, si bien cometió una osadía al adelantarle al país, el miércoles, la noticia sobre la salida de Jiménez, el presidente no puede alejarse del diputado por ser su principal herramienta de diálogo y negociación con la Asamblea Legislativa.

"Al irse don Melvin, el Gobierno tiene la oportunidad de tapar su flanco más débil, pero el presidente quedará sin parachoques y más expuesto a los ataques del PLN, más articulado gracias a la aparición en escena de José María Figueres", consideró Chinchilla.

La conyuntura en la que sucede la pérdida de Jiménez es delicada para el presidente, agregó el analista.

"Ya don Luis Guillermo no llega al final del primer año de mandato con aquel inmeso caudal de respaldo que le dieron 1,3 millones de votos en la segunda ronda, por lo que su gestión podría debilitarse más sin un consejero a la mano", advirtió.

El politólogo Daniel Calvo, entre tanto, atribuyó a Melvin Jiménez mucha de la responsabilidad por esa pérdida de capital político que cita su colega Chinchilla.

"En una gran parte de estos errores o contradicciones de gobierno, don Melvin estuvo involucrado, lo que colmó la paciencia de muchos (autoridades políticas, medios de comunicación, opinión pública, bases del partido, entre otras), pasando de la impericia comprensible en estos primeros 11 meses a un manejo errático que finalmente se convirtió en insoportable", sostuvo.

Salida de ministro no soluciona problemática del Gobierno

Las falencias de Jiménez, según Calvo, más bien terminaron por afectar al grupo de hombres de confianza del presidente Solís.

Ambos analistas coincidieron en que las constantes fallas de Jiménez dejan a su sucesor un espacio muy pequeño para cometer equivocaciones

"Quien lo sustituya, prácticamente deberá venir aprendido. Luego de un primer año con tantas equivocaciones no habrá margen para más errores. Ahora, suponer que con la salida de Don Melvin, desaparecerán todos los problemas de gobierno es bastante ingenuo, aunque con una persona de mayor experiencia y con mayor grado de legitimación, pueden mermar", estimó Calvo.

En círculos políticos toman fuerza dos nombres como los probables sustitutos de Melvin Jiménez.

Se trata de Sergio Alfaro, exdiputado del PAC y actual presidente ejecutivo del Instituto Nacional de Seguros (INS) y de Víctor Morales Mora, actual ministro de Trabajo.

Para José Carlos Chinchilla ambos políticos cumplen con el perfil adecuado para servir en el Ministerio de la Presidencia.