Seguridad, servicios básicos, salud, transporte, empleo, municipalidades y otros. Todos fueron servicios evaluados para determinar la percepción que tienen los costarricenses sobre ellos. La respuesta en general, denota una impresión negativa para al menos, parte de ellos.
El costo, la calidad de los servicios y los tiempos de espera son parte de los factores calificados de manera menos favorable. La amabilidad de las personas que brindan los servicios, se encuentra entre los más positivos.
La seguridad encabeza la lista, dentro de los servicios que generan más preocupación en los usuarios. Por su parte, la salud cierra con números positivos aunque en el desglose, tiene puntos muy negativos.
Seguridad, salud y servicios básicos con puntos críticos
Una de cada tres personas de un núcleo familiar, fue víctima de un delito en el último año, según datos de la Encuesta de Percepción de Servicios Públicos (EPSP) publicada en 2018.
Un 81,5% de los encuestados argumenta que la inseguridad ha venido en aumento, según la medición hecha por la Contraloría General de la República (CGR). Para el año 2015, este número era del 61%.
La delincuencia por sí sola es un factor de peso para el aumento en la percepción negativa. Un 75% de los encuestados dicen que les afecta mucho.
La Fuerza Pública es evaluada más positivamente. Argumentos como que son amables, que hay amplia presencia de oficiales y que se preocupan por la seguridad de los ciudadanos, son puntos a favor de los policías. El punto en contra: el tiempo que tardan en atender las emergencias.
La creciente percepción de inseguridad podría estar asociada con el incremento en el crimen organizado que padece el país. Durante el 2017, se registraron 603 homicidios. Un número que no ha parado de crecer desde el 2012.
En enero del 2018, el actual ministro de Seguridad, Michael Soto, reconocía que es posible que para este año la cifra siga en aumento.
Las 603 muertes del año anterior, representan 12 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Un número que entra en la categoría de epidemia, según la Organización Mundial para la Salud (OMS).
Desde el 2015, Costa Rica está en esa categoría.
En el área de salud, las opiniones son mixtas. El trato del personal de los hospitales, Ebais y clínicas, es positivo. Sin embargo, la atención al público es insuficiente, principalmente en los hospitales.
Más de la mitad de los encuestados (53%) considera que las citas que se dan en hospitales son menos de las necesarias. A esto se le suma que 67% de las personas, consideran que es “mucho tiempo” el de espera para recibir atención.
47% asegura haber esperado más de un año para ser atendido en una cita médica. En el 2017, la Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social (Undeca), estimó que en conjunto, las listas de espera alcanzaban 600.000 personas entre cirugías, diagnósticos y consulta con especialistas.
Sin embargo, la calificación general de los centros de salud es positiva. Los hospitales cierran con un 64% de personas que los califican bien y suben 10 puntos porcentuales respecto al 2015 (54%). En contraposición, los costarricenses gastan más dinero en medicina privada.
El 77% dice haber usado también, servicios privados de atención médica y un 79% compra medicamentos que no brinda la Caja. Es decir, tres de cada cuatro usuarios complementan el servicio de medicina pública, con uno privado. Esto denota falta de eficiencia, según la CGR.
En el caso de la electricidad, el agua y el combustible, las cosas siguen la misma línea.
Altos costos responsables de disconformidad
El precio de los servicios básicos es el aspecto más negativo de la categoría. La electricidad (72%), y el combustible (96%), son catalogados como muy caros por los usuarios.
El agua potable, está completamente al otro lado de la balanza. El 62% de las personas cree que es un servicio barato.
La percepción del precio de la electricidad bajó respecto al 2015 y la de los combustibles subió. Ambos servicios eran catalogados como muy caros por el 84% de los encuestados en el 2015.
En calidades, los servicios residenciales obtienen muy buenas calificaciones. Más del 90% de los usuarios los ven como servicios de alta calidad. El combustible que se vende a nivel nacional también es considerado de calidad, más allá del precio. Un 69% de las personas encuestadas cree que la gasolina que se vende en el país, es de buena calidad para los vehículos.
A pesar de que más del 95% de las personas consideran que el precio de los combustibles es demasiado alto, los números demuestran otra cosa.
Desde el 2013 y hasta el 2016, el precio de la gasolina estuvo bajando. Si se comparan los precios de la gasolina súper, traídos a valor actual, el año en el que se pagó la gasolina más cara fue en el 2013. En colones actuales, el litro de gasolina súper en ese año, costaba ₡835.
Después del 2016, inició un nuevo incremento en el precio del combustible, sin embargo, aún está muy por debajo de lo que se pagaba entre el 2011 y 2014, años en los que el barril de petróleo, superó los $100.
Ese porcentaje tan alto de personas que creen que actualmente se paga mucho por el combustible, puede estar asociado a varios factores. Sobresale la opinión negativa que hay sobre la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope).
Durante los años cuando el precio de los combustibles estuvo más alto, se generaron movimientos en contra de la institución. En 2015, nació “Ya no más Recope”, que incluso llegó a convocar varias manifestaciones. La más masiva el mismo año que se crearon.
En general, los servicios son evaluados de manera dispar.
Esa presencia de opiniones negativas, responde a que las instituciones públicas deberían vender valor, algo que sí tienen claro las empresas privadas, según Antonio Jiménez, consultor y mercadólogo de A.J. Consultores.
Hace falta que el usuario sienta que cuando asistió a recibir el servicio, recibió una buena experiencia. A los consumidores, no les queda claro cuales son los beneficios que están obteniendo de una institución, más allá del servicio como tal, que puede ser bueno o malo.
Esa falta de explotación de los beneficios, afecta directamente en generar opiniones negativas, según Jiménez.
Un claro ejemplo es la educación. Las escuelas tienen una impresión positiva del 73% mientras las universidades alcanzan el 93%. A pesar de estos números, una de cada tres personas cree que no hay mejoras en el área en los últimos años.
Las municipalidades apenas superan la mitad, con un 58% de aceptación. Otros servicios como el Judicial tiene números más negativos en general. Solo un 40% lo califica como positivo.
En prácticamente todos los servicios, hay lunares que manchan las opiniones positivas y resienten a los usuarios. Principalmente, cuando se afecta el bolsillo de los consumidores, es cuando más se reciente el servicio.