Menos desempleo pero menos trabajadores: la realidad del mercado laboral en Costa Rica

‘EF’ analizó las cifras más recientes, las cuales revelan que la disminución en el desempleo no implican necesariamente que haya más trabajo.

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El desempleo en el país viene disminuyendo desde que inició el año y al analizar las cifras, a primera vista se pueden tomar como una buena noticia. Sin embargo, hay que mirarlas con lupa ya que no todo es positivo.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la tasa de desempleo a marzo (último dato disponible), fue de un 10,6%. Esto es un punto porcentual menos que en diciembre anterior y una reducción de tres puntos con respecto a marzo de 2022.

En números absolutos, actualmente 249.000 personas no tienen empleo. De estas 120.000 eran hombres y 129.000 mujeres. En forma interanual, la población desempleada disminuyó en 81.000 personas.

La caída no necesariamente se da porque más personas están encontrando trabajo, si no que ocurre un fenómeno de reducción de fuerza ocupada.

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En otras palabras, mientras baja la tasa de desempleo, al mismo tiempo se reduce la cantidad de personas trabajadoras por varias razones como jubilaciones, retiros, planes académicos o bien que, al no encontrar oportunidades desisten de la búsqueda.

De hecho, las cifras del INEC reflejan una disminución de 85.421 personas en la fuerza de trabajo entre marzo de 2022 y el mismo mes de este año.

La fuerza de trabajo es la suma entre la población mayor de 15 años en edad laboral que se encuentra activa en el mercado laboral, ya sea porque trabaja o porque está buscando empleo.

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“El dato más relevante de esta encuesta es que sigue disminuyendo la fuerza laboral, donde vemos que más de 85.000 personas abandonaron sus trabajos. La situación es más preocupante cuando analizamos grupos socioeconómicos, particularmente las mujeres, que de representar 48 de cada 100 mujeres activas laboralmente, este marzo solo 44 de cada 100 participaron en el mercado laboral” explicó Ennio Rodríguez, presidente del Colegio de Ciencias Económicas de Costa Rica.

Esta situación no significa que no se estén generando empleos, pero sí se presenta el panorama de que los desempleados no cumplen los requisitos para satisfacer los requerimientos del mercado.

También, se debe contemplar que la participación laboral es muy distinta entre las regiones del país. Por ejemplo, en las regiones periféricas es significativamente menor a la observada en la Región Central. Mientras que en esta última participan 59 de cada 100 personas, en la Región Brunca sólo participan 49 (menos de la mitad de la población en edad laboral).

¿Por qué está disminuyendo la población ocupada?

La tasa de ocupación ha oscilado tradicionalmente entre 52% y 56% de la población en edad laboral.

En la medición más reciente del INEC, la población ocupada fue de 2,10 millones de personas, compuesta por 1,3 millones de hombres y 786.000 mujeres.

Para marzo pasado, ese indicador se ubicó en 50,7%; es decir, 1,5 puntos porcentuales menos que lo visto un año antes.

Con el impacto de la pandemia y el proceso de recuperación, las mujeres han recobrado los niveles tradicionales de ocupación relativamente bajos, pero los hombres no han alcanzado las tasas vistas antes del 2020.

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De acuerdo con analistas consultados por EF, la tendencia a la baja que ha presentado la población ocupada del país tiene varios factores de peso.

En primer lugar, destaca que la economía nacional no está siendo capaz de generar oportunidades suficientes de empleo para quienes están buscando principalmente porque “tenemos una economía con dos velocidades, la más activa ubicada en las zonas francas tiene una demanda por personal altamente calificado y con crecimientos importantes, dada que su demanda son los mercados internacionales, pero la economía local está observando bajos crecimientos”, explicó Mauricio Castro, analista económico de la Bolsa Nacional de Valores.

A lo anterior se le suma que durante el año anterior la gran mayoría de países tuvo un entorno inflacionario al alza, lo cual obligó a que los bancos centrales a adoptar políticas restrictivas que enfriaron la demanda de empleos.

En términos generales, la economía nacional no está generando puestos de trabajo accesibles para todos los trabajadores, ya sea por la calificación requerida para los puestos o por su ubicación geográfica. Esta problemática está afectando con más fuerza a mujeres y a jóvenes.

Por otra parte, tiene un peso importante el hecho de que las personas desempleadas no logren encontrar un empleo, desisten de buscar un trabajo y salgan del mercado laboral.

“Si bien esto no se refleja directamente en la ocupación, podría llevar, erróneamente, a considerar que el desempleo disminuye, pero no es el caso porque no aumenta la ocupación, más bien las personas salen del mercado al no encontrar un puesto”, apuntó el economista Luis Diego Herrera.

Sectores como el agro y la construcción han sido de los más golpeados con la caída del empleo, empujados también por el entorno económico de los últimos años.

¿Qué soluciones se vislumbran?

El proceso de recuperación laboral no será de la noche a la mañana, pero ya ha indicios optimistas.

Lo primero es que la inflación poco a poco está regresando al rango meta del Banco Central, de entre 2% y 4%; esto es una buena señal en dirección a que las tasas de interés retrocedan y esto poco a poco alimentará la demanda productiva del país y con ello los empleos.

Sin embargo, urgen medidas estructurales que puedan atacar las falencias que se presentan y que abran mayores oportunidades de manera equitativa.

“El país debe tener políticas de empleo precisas, dirigidas a territorios y sectores fuera de la GAM, a mujeres (especialmente jefas de hogar) y personas jóvenes. En estos dos últimos grupos de población es donde se observa una menor tasa de ocupación y una mayor tasa de desempleo”, urgió Rodríguez.

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Del mismo modo, se requiere un entorno de confianza en las condiciones de país para que más proyectos de inversión lleguen y brinden posibilidades de nuevos empleos, o bien, las empresas que ya están asentadas, que tengan un ambiente optimo para la expansión.

A nivel educativo, parte de las carencias del país es la formación integral y la capacitación de la fuerza de trabajo sin empleo en habilidades requeridas por los empleadores actualmente para que logren emplearse en sectores en donde es más dinámica la actividad económica.