La oferta académica universitaria se estancó en las últimas décadas y se desvinculó del desarrollo nacional.
El sector productivo del país dejó de ser predominantemente agrícola y los servicios y la industria incrementaron su peso en la economía, pero los aspirantes a la educación superior tienen, básicamente, las mismas opciones de estudios que hace 20 años.
El peso de las Ciencias Sociales y la Educación entre la oferta académica nacional aumentó.
Sin embargo, las Ciencias Básicas, Agricultura e Ingeniería tienen una importancia apenas marginal entre las nuevas opciones disponibles para quienes desean consumir servicios educativos.
Esa es una de las principales conclusiones del Cuarto Informe Estado de la Educación, publicado dos semanas atrás.
Esto sucede en el contexto de una creciente demanda por servicios universitarios: el porcentaje de personas de 25 años y más con un grado universitario se cuadruplicó en casi cuatro décadas.
Tales resultados generan controversia. Hay quienes señalan al Consejo de Educación Superior (Conesup) como un órgano que no logra controlar la oferta académica actual.
Isabel Román, quien dirigió el estudio, cuestiona: “¿Por qué no tenemos indicadores de desempeño de la educación privada y por qué el Conesup no ha fijado criterios para orientar mejor la oferta privada en función de las necesidades del país?”.
Román también cuestiona que haya poca exigencia en el tema de la acreditacion de carreras.
Sin embargo, en el Conesup se elude ese reclamo y se alega que la normativa vigente no le permite intervenir en lo que se ofrece en el mercado educativo.
“El Conesup no cuenta en su haber con ninguna competencia –legal o reglamentaria– que le permita regular la oferta educativa a cargo de las universidades privadas. La potestad de decidir qué carreras quieren ofrecer, es una potestad absoluta de las universidades”, advirtió Leonardo Garnier, ministro de Educación y presidente del Conesup.
En el sector productivo, los resultados se reciben sin sorpresas y con desencanto.
Shirley Saborío, directora ejecutiva de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep), sostiene que como organización han insistido en que Costa Rica requiere un estudio de necesidades de capacitación, que sirva como punto de partida para que la formación académica vaya acorde a la demanda actual de la producción.
“Nosotros planteamos crear un sistema de formación profesional que promueva la investigación y desarrollo, integrado por el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), el Ministerio de Educación Pública y la Universidad Técnica”, expresó Saborío.
¿Por qué no hay cambios?
Sin ofrecer conclusiones concretas, el estudio establece que la oferta casi invariable puede tener diferentes causas; eso sí, no todas ellas atribuibles a una mala labor del Conesup.
Por ejemplo, la profesionalización de la burocracia pública podría haber incentivado tal estabilidad en la oferta académica. O bien, aún dentro de las áreas tradicionales, las universidades se han ajustado a los perfiles demandados. La pregunta sigue sin respuesta por el momento.
El estudio reconoce que el análisis no capta las innovaciones que pudieron darse en los programas universitarios, es decir, un programa de una carrera tradicional pudo haberse reformulado e innovado en su oferta.
Sin embargo, esta limitación no deja de revelar que no se están explorando nuevas áreas de conocimiento entre las carreras abiertas recientemente, concluye el informe.
Disciplinas que agrupan la mayor y menor cantidad de carreras.