Posgrado es hasta 62% más rentable en el Estado

Brecha se reduce hasta 21% al comparar con empresa grande

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Contar con un posgrado en el sector público puede ser 62% más rentable que en una empresa privada pequeña; 37% más con respecto a la empresa mediana; y 21% más alto que en la empresa privada grande.

Con la Calculadora Salarial de EF se puede ejemplificar el escenario de un hombre de la zona urbana, de 30 años, que trabaja en el sector de información y comunicación y con otras características.

Puede consultarla desde su computadora o teléfono inteligente en elfinancierocr.com.

Con ese perfil, quien tenga un posgrado en una empresa privada pequeña puede alcanzar un salario promedio de ¢1,5 millones. En una empresa mediana, de ¢1,7 millones. Y en una grande de ¢2 millones.

Como contraste, en el Estado ese grado de escolaridad puede dejar un salario promedio de ¢2,4 millones.

Si bien pueden registrarse casos individuales salidos de esta tendencia, los hallazgos de EF muestran que en ninguna empresa privada el promedio del ingreso de alguien con un posgrado llega al promedio registrado en el sector público.

Las claras diferencias responden, al menos parcialmente, a políticas estatales que recompensan explícitamente la inversión en educación en el sector público, las cuales son atípicas en el sector privado, donde el salario gira en torno a la oferta y la demanda.

Por ejemplo, en el régimen del Servicio Civil, que abarca 47 instituciones públicas, los puestos profesionales recompensan con “puntos” de carrera profesional cada grado de escolaridad.

Así, quien obtiene un bachillerato universitario recibe 10 puntos, que se traducen en ¢22.000 adicionales al mes para el trabajador. Por un doctorado, el incremento puede ser de hasta ¢62.000 (unos ¢806.000 al año).

Instituciones fuera del régimen del Servicio Civil cuentan con similares incentivos.

Para Hernán Rojas, director general del Servicio Civil, tal incremento salarial provocado por este sistema no es un incentivo muy fuerte para estudiar.

“Muchas personas estudian solo por pasatiempo, pues el aumento en el ingreso no es tan alto”, sostiene Rojas.

Sin embargo, tal política podría estar relacionada no solo con una mayor rentabilidad del posgrado en el sector público, sino con una mayor presencia de posgrados en el Estado.

Como lo informó EF en la edición anterior, del total de trabajadores con posgrado, más de la mitad (56%) labora en el Estado.

Provocador de desigualdad

La amplísima diferencia entre los salarios privados y los estatales, creadas por decisiones técnicas y políticas, convenciones colectivas e incentivos salariales, también puede explicar la mayor rentabilidad de los posgrados en el Estado.

En el 2013, los trabajadores del sector público ganaban, en promedio, 150% más que los del sector privado. En el 2004 esa diferencia era de 125%.

Los salarios promedio eran de ¢366.000 en la empresas privada y ¢918.000 en el Estado en el 2013 (salarios reales de abril de 2013).

Tal diferencia tiene tanto peso que eleva los indicadores utilizados para medir la desigualdad de ingresos a nivel nacional.

En el caso de los coeficientes de Gini y de Theil, la diferencia salarial en los sectores público y privado fue el segundo factor que más incrementó la desigualdad del ingreso laboral del 2004 al 2013, un 40% cuando se utiliza el indicador de Gini, y un 22%, con el de Thiel.

El principal factor en elevar los indicadores de desigualdad en los ingresos es la dispersión por horas trabajadas, que son las diferencias salariales entre personas que trabajan jornadas parciales o por horas, jornadas completas y sobre horas.

Tales estimaciones provienen de una investigación del economista Andrés Fernández, la cual se publicó el mes pasado en el Simposio de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, del INEC, la cual se titula “ Análisis de la desigualdad de ingresos en Costa Rica a la luz de las Enigh 2004 y 2013” .

En su investigación, Fernández critica abiertamente la distorsión creada por los altos salarios estatales, que eleva la desigualdad en el ingreso del país.

“Es normal, e incluso sano, que en una economía el mercado laboral premie el esfuerzo de un mayor nivel educativo y una mayor capacitación de un trabajador con un salario más alto, si se mantienen al menos las condiciones mínimas de salario para el resto de trabajadores que no tienen estudios universitarios y se respeten las garantías laborales (situación que no se da del todo en Costa Rica), pero que exista un premio adicional creado artificialmente genera distorsiones que inciden en la desigualdad”, sostiene el investigador.