Reducción del déficit en Estados Unidos podría amenazar el crecimiento

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Washington (AFP). ¿Austeridad o crecimiento? En momentos en que este debate sacude a Europa, Estados Unidos parece dispuesto a reducir en forma masiva su déficit manteniendo su dinamismo económico, aunque esta mejora podría ser solo efímera.

Las proyecciones difundidas esta semana por la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por su sigla en inglés) deben haber sido la envidia de muchas capitales europeas.

Según este instituto, el déficit de Estados Unidos debería bajar más de 40% durante el año fiscal 2013, y volver a su nivel más bajo en cinco años.

Al mismo tiempo, se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de la mayor economía del mundo siga creciendo, mientras la zona euro se hunde en la recesión por sexto trimestre consecutivo.

Crecimiento y recuperación de las cuentas públicas: este cóctel es en parte, paradójicamente, el resultado de innumerables disputas políticas sobre el presupuesto estadounidense.

El propio secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jacob Lew, dijo el viernes que esta mejora se debe a “una mala política” que debe ser reemplazada por un plan de presupuesto “equilibrado”.

Los ingresos fiscales fueron impulsados por un alza de impuestos en enero, mientras que el gasto público se ha controlado en gran parte como resultado de los recortes presupuestarios automáticos que entraron en vigor a principios de marzo.

El gobierno también recibió una grata sorpresa a principios de mayo al conocer que el gigante de bienes raíces Fannie Mae, salvado de la bancarrota en 2008, podría devolverle cerca de 60.000 millones de dólares.

La situación podría haber sido mucho más preocupante, estima; sin embargo, Barry Bosworth, un economista de la Brookings Institution, una organización en Washington que investiga temas de política social.

Alza de impuestos, recortes automáticos: era mucho para asimilar y se temía que eso hiciera retroceder de nuevo a la economía”, desplomando el consumo, dijo a la AFP.

El sector inmobiliario, epicentro de la crisis de 2008, se ha reanimado: el número de permisos de construcción, indicador de futuros proyectos, subió en abril más de 35% con respecto al año anterior.

Según el economista Joel Naroff, la caída del déficit es sobre todo “una buena noticia”, en vista del debate presupuestario que se avecina entre los republicanos, que están a favor de la reducción del gasto, y los demócratas, que abogan por un alza en los ingresos.

“Esto va a aliviar la presión sobre los recortes presupuestarios. Un déficit menos elevado disminuye la fuerza del argumento de que hay que recortar más los gastos” a riesgo de dificultar la recuperación, señaló Naroff.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Reserva Federal estadounidense (Fed, banco central) siguen preocupados por el impacto de los recortes actuales, que amenazan con reducir el crecimiento en 0,5 puntos porcentuales este año.

“Sería un grave error ir más lejos”, dijo Bosworth.

Pero aún si avanza, la economía de Estados Unidos no es inmune a un resfriado. La tasa de desempleo (7,5% en abril) sigue siendo alta y el consumo interno ha perdido fuerza en el primer trimestre.

La baja del déficit “no quiere decir que todo se volvió fantástico de la noche a la mañana y que la economía va bien”, dijo Gregory Daco, analista de la firma IHS Global Insight, para quien la baja del déficit se debe a circunstancias excepcionales.

La CBO desestimó todo exceso de optimismo: después de 2016 se espera que la relación de la deuda con respecto al PIB vuelva a subir, debido a los crecientes costos de seguro de salud y a una mayor carga de la deuda, indicó en su informe.