Reforma a elección de diputados se mantiene en el congelador

Tres propuestas para cambiar elección de diputados siguen empantanadas

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Dentro de exactamente un año usted visitará, otra vez, las urnas electorales para la elección del nuevo presidente de la República y de los diputados.

Empero, como todos los cuatrienios, su papeleta no le permitirá escoger a cuál persona desea llevar al Congreso y –en lugar de eso– le obligará a decantarse por un partido político.

Desde finales del 2011 tres proyectos plantean cambiar las reglas del juego y permitir que los ciudadanos escojan entre listas más cercanas, o que tengan la posibilidad de elegir –por su nombre– a quien que les representará en la Asamblea.

La propuesta, que para sus proponentes podría construir relaciones más fuertes entre los legisladores y los ciudadanos, esperará sin embargo en el congelador por cuatro o más años.

Con nombre y apellido

En los anteriores comicios el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) se enfrentó a un debate entre diputados y ciudadanos que pretendían que los costarricenses eligieran a los legisladores por su nombre.

Según el Departamento de Servicios Parlamentarios, una de las primeras iniciativas la presentó el exdiputado del Movimiento Libertario Carlos Góngora. En setiembre de 2011 Góngora planteó que los costarricenses votaran por un partido, pero que, al hacerlo, marcaran también los nombres de dos candidatos que esperaban ver en el Plenario.

Otro proyecto desfiló en la Asamblea de la mano de catorce diputados. Más compleja, pretendía que 42 de los legisladores fueran electos con base en 42 distritos electorales: divisiones territoriales con derecho a escoger a un diputado, cada una. Los restantes 15 serían elegidos de forma general por todos los ciudadanos, pero también mediante la posibilidad de elegirlos nominalmente.

La otra cara del voto preferente

Empero, el TSE arrancó una campaña de discusión alertando sobre las propuestas: algunos abogados subrayaron que el mecanismo generaría luchas internas entre los miembros de los partidos, que facilitarían el transfuguismo y la atomización de fuerzas parlamentarias.

La abogada salvadoreña Cristina Araujo publica en el primer semestre de la revista de derecho electoral del TSE de este 2017 un análisis acerca de la experiencia de su país con ese modelo.

“Las consecuencias en el sistema de partidos políticos han sido devastadoras”, alerta ella mientras repasa los aumentos en los costos que ha provocado el sistema y ejemplifica algunos casos de “canibalismo político” entre miembros de un mismo partido.

Mezcla de modelos

Quizás una buena idea sea mezclar los dos modelos que conocemos, juzgan otros. El texto 20.127 detalla la propuesta de la organización civil Poder Ciudadano ¡Ya!, que plantea la elección de 84 diputados.

En una primera papeleta, el ciudadano votaría por los partidos políticos de su preferencia, como lo hace actualmente. No obstante, otra papeleta le pedirá elegir entre los candidatos que cada partido defina para cada uno de los 42 distritos electorales. A diferencia de las otras iniciativas, no existe voto preferente, porque cada partido tiene solo un candidato por distrito. Así se evita el llamado “canibalismo político”, criticado por analistas.

Los escaños garantizan la representación de, al menos, un diputado ganador por distrito, pero también se distribuyen según los resultados de los partidos en la primera papeleta.

En la nevera

Sin embargo, la discusión para lograr una mayor representatividad está en el congelador. Mario Redondo, presidente de la comisión que discute las reformas electorales, afirma que han preferido suspender las negociaciones “más controversiales” para priorizar otras, como las del financiamiento a partidos.

“Para esta elección será difícil”, admite. “ Son temas controversiales. Haremos un esfuerzo, pero las reformas electorales tan polémicas a veces llegan a ser casi inviables”, señaló.

Modelo de cal y arena

El modelo de voto preferente acumula detractores y partidarios.

Lo bueno

Empoderamiento del ciudadano al poder escoger diputados sin toparse con la rigidez de las nóminas.

Descartaría la inclusión de diputados en la Asamblea sin respaldo ciudadano directo.

Podría generar una mayor vinculación de los diputados con los electores.

Según el modelo, garantizaría la representación diputadil de todas las comunidades.

Dependiendo del modelo, permitiría la revocación anticipada de mandato de los legisladores.

Lo malo

Podría lesionar la unidad de los partidos políticos, al poner a competir candidatos de una misma bandera.

Haría más caro el proceso electoral en el uso de materiales, transporte, personal y centros de votación.

Podría desencadenar una mayor atomización parlamentaria.

Afectaría la aplicación de cuotas de género de participación parlamentaria.

Según el modelo, generaría una mayor complejidad a la hora de votar.

Fuente Consultas de EF.