Relación diplomática con China tarda en madurar

La falta de instrumentos jurídicos que profundicen comercio e inversión posterga el próximo paso en la amistad con los asiáticos.

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El 1.° de junio del 2007 Costa Rica provocó un revuelo internacional al convertirse en el primer país centroamericano en establecer relaciones diplomáticas y comerciales con China.

Ocho años más tarde, el gobierno de Luis Guillermo Solís se empeña por transformar el asistencialismo que ha caracterizado esa relación política en una sociedad político-comercial en la que ambas partes se beneficien.

Sin embargo, esa reconfiguración del benefactor para convertirlo en socio sufre retrasos por la falta de instrumentos jurídicos para profundizar la relación comercial y llevarla a la madurez.

Por un lado, los diputados aún no aprueban el acuerdo de protección y promoción de inversiones, esto pese a que el proyecto fue presentado desde noviembre del 2008.

La carencia de esa ley impide que los inversionistas privados chinos vean con seriedad a Costa Rica como un destino para su dinero.

Ese vacío también obstaculiza el avance del proyecto conjunto de establecimiento en suelo nacional de varias zonas económicas especiales donde el empresariado chino venga a instalar sus plantas.

En segundo término, Costa Rica aún no ha cerrado el proceso de negociación con China para fortalecer sus exportaciones a esa nación, ampliando sus líneas de productos en el marco del tratado de libre comercio, que entró en vigencia hace dos años.

Desde el 2009 el país no tiene una balanza comercial positiva con China que, más bien, vio un crecimiento exponencial de sus exportaciones hacia Costa Rica

El Ministerio de Comercio Exterior (Comex) espera que en setiembre entrante pueda cerrar un acuerdo con la Junta Administradora del Tratado para lograr que China flexibilice los protocolos de ingreso de más productos nacionales.

Comex ve anuencia de parte de los chinos para permitir el mayor ingreso de producción costarricense a su mercado, el segundo del mundo en tamaño.

Relación florece, no se marchita

Pese a la tardanza en la ejecución de instrumentos que permitan llevar la relación con China a un nuevo escenario, el Gobierno no cree que la relación diplomática se esté marchitando.

Alexander Mora, titular de Comercio Exterior, afirmó que los conflictos que surgieron en los proyectos de financiamiento de la modernización de la refinería de Moín –en el Atlántico– y la ampliación de la ruta 32, que implican una inversión china de más de $1.900 millones, no han enfriado la amistad con China.

“El presidente Solís reconfiguró la relación con China, que pasa de ser benefactor a socio de Costa Rica”, afirmó el ministro.

Mora reconoció que el freno al tratado de protección y promoción de inversiones tiene inquietos a los socios chinos.

Esa misma urgencia fue la que le expresaron a la diputada Natalia Díaz los emisarios diplomáticos del gigante asiático.

La libertaria Díaz, quien preside la Comisión de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior del Congreso, detalló que trabaja en apresurar el aval al convenio.

No notan el cambio

A diferencia de Mora, el exembajador en China Marco Vinicio Ruiz opinó que las señales de confusión enviadas por el Gobierno en los proyectos de la refinería y la Ruta 32 requieren urgentemente una aclaración para no perjudicar el clima diplomático con China.

Ruiz también cree necesario que el Gobierno concrete el plan de abrir nuevos consulados en China, particularmente en Shanghái, zona de mayor potencial económico, comercial y turístico que Costa Rica puede explotar a su favor.

Por lo demás, el exembajador no ve grandes variantes en la política exterior y comercial con China, algo que lamenta el diputado Ottón Solís, del Partido Acción Ciudadana (PAC).

Solís exige al Gobierno que haga saber a los chinos que, para hacer negocios con Costa Rica, es necesario que respete el marco normativo nacional y sus mecanismos de control.

“Es difícil de entender porqué este gobierno sigue con los proyectos de la refinería de Moín y de la Ruta 32 si ambos nacieron mal”, reclamó el legislador, quien fue uno de los primeros políticos que alabaron la decisión de Óscar Arias, presidente del 2006 al 2010, de cortar el intercambio diplomático con Taiwán y establecerlo con la potencia china.

Por su parte, la analista internacional Nuria Marín enfatizó que el Gobierno tiene la oportunidad y el reto de sacarle mayor provecho a ser el primer aliado diplomático chino en Centroamérica.

Un instrumento que podría ayudar a beneficiarse mejor de esa coyuntura es la Alianza del Pacífico.

Marín considera que al pertenecer a ese grupo Costa Rica podría negociar aspectos comerciales y de inversión en bloque con Chile, Perú, Colombia y México, que ya tienen su mirada puesta en la cuenca del Pacífico, donde el socio chino consolida su dominio.

Sin embargo, el tema avanza lento. El Gobierno tiene abierto un proceso de análisis sobre la conveniencia de que Costa Rica ingrese plenamente a la Alianza, que aspira a ser la octava economía del mundo y que representa el 37% del PIB de Latinoamérica y acumula la mayoría de la IED que llega a la región.

Pendientes

Tratado de inversiones: China pide protección a sus inversiones para aumentar su IED en Costa Rica.

Zonas económicas especiales: El Gobierno todavía no anuncia dónde se instalarían esos polos de desarrollo a los que China apuesta para levantar a comunidades pobres.

Ampliación del intercambio comercial: Será hasta setiembre de este año que Comex intentará cerrar un acuerdo para que más productos nacionales puedan ingresar a China con protocolos más flexibles.

Definición de conflictos: El Gobierno tiene en duda la continuidad de los proyectos para financiar la refinería de Moín y para ampliar la ruta 32. Entre ambos planes la inversión china supera los $1.900 millones. La falta de definición podría atentar contra el clima de inversiones del gigante asiático en Costa Rica y afectar futuros proyectos de cooperación.

Fuente Entrevistas.