Róger Flores: “Si usted tiene disciplina financiera va a estar bien siempre”

El capitán de la Selección Nacional de Fútbol de Costa Rica en la Copa Mundial de la FIFA Italia 1990 sostuvo una disciplina sólida en la cancha y las finanzas. Sin embargo, sí se arrepiente de dos grandes inversiones que no logró ejecutar a tiempo.

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La clasificación de la Selección Nacional de Fútbol de Costa Rica a la Copa Mundial de la FIFA Italia 1990 llenó al país de alegría después de atravesar una década previa de crisis económica de la que todavía los mercados no se habían recuperado por completo.

Esa primera clasificación, que marcó el inicio de la historia de la Sele en citas mundialistas, puso en el brazo de Róger Flores la banda de capitán y con ello el peso en sus hombros del liderazgo en cancha frente a miles de aficionados.

Disputar el Mundial significaba para todos los convocados una remuneración económica que, según Flores fue cerca de $3.700 para quienes participaron en el Mundial más la fase de eliminatorias.

Según relató Flores, el equipo tuvo que negociar ante la Federación Costarricense de Fútbol el monto que debían recibir todos los jugadores, tanto convocados como los que solamente estuvieron en el proceso de la eliminatoria.

Sin prisa, pero con mucha información para aportar, Róger Flores se dispuso a hablar con EF sobre el manejo de sus finanzas como jugador y qué hizo con el dinero que recibió durante su carrera.

En cuanto empezó a recibir remuneración por jugar fútbol, ¿pudo ahorrar alguna parte de ese ingreso?

Nosotros vivimos una experiencia diferente porque estudiábamos, trabajábamos y jugábamos. Yo trabaja en el Hospital México y me ganaba ¢1.100 al mes, y en la Asociación Deportiva Sagrada Familia me daban ¢500 por mes, entonces tenía que ahorrar para viáticos.

El hospital entregaba el salario cada tres meses, es decir, trimestralmente recibía ¢3.300. Entonces tenía que hacer inventario de qué debía, qué necesitaba, guardar para los pases, la comida que consumía fuera de casa y alguna emergencia. Pero en ese tiempo, en los años setenta, estaba soltero.

Mi mamá me decía que tenía que guardar plata para que yo pudiera comprarme las cosas que quería”

— Róger Flores, excapitán Selección Nacional de Fútbol.

Pero en los años ochenta llegué a San Carlos y tuve que dejar de trabajar en ‘el México’. En San Carlos pasé a ganar ¢2.800 mensuales más premios; es ahí cuando empecé a ahorrar un poco y compré un nicho en el Cementerio Metropolitano.

Durante los años ochenta (también estuvo en la Liga Deportiva Alajuelense y el Deportivo Saprissa en esa década) me compré un carro de la marca rusa Niva.

¿De qué manera utilizó el dinero que ganó por jugar en la Copa Mundial Italia 1990?

La Federación nos daba $5 diarios para gastar mientras estábamos en Italia, pero no alcanzaba para nada. Y tuvimos un pleito para que nos pagaran cerca de $3.700 que nos tocaba por jugar en el Mundial.

Con el dinero que recibí me compré otra casa (previamente tenía una propia), pero en La Uruca. Esa casa todavía existe y se la dejé a mis hijos.

“Las personas que no tienen disciplina para guardar algo (del dinero que ganan), van a tener problemas”

— Róger Flores, excapitán Selección Nacional de Fútbol.

Pero, ¿qué otra necesidad tenía yo? Me regalaron un carro Toyota Corolla, después lo cambié y ahora lo tiene una hermana. Ahora soy adulto mayor, entonces ando con cédula (en bus).

¿Qué pasó con la placa de taxi que le dieron como parte del premio?

No le saqué provecho porque es un problema tremendísimo. Si usted no lo usa (el taxi) hay que poner a alguien que lo trabaje, pero es una irresponsabilidad total porque hay que quemarse ‘el coco’ porque se le fundió algo y el conductor no tenía plata, entonces el que tenía que pagar era uno.

Fueron más los gastos que los ingresos por ese taxi.

¿En algún momento proyectó el final de su carrera y la reducción que significaría en ingresos?

No. Yo sabía de la pensión, pero me di cuenta de que los clubes hacían acuerdos con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Entonces los clubes ponían sueldos que no eran acorde a lo que percibía uno, y no reclamé y me hice el ‘maje’.

Claro que eso golpea. Hay compañeros que se retiraron antes que yo y reciben lo mínimo de pensión; pero a mí lo que me ayuda hasta ahora es que yo tuve otros trabajos que sumaron a la pensión.

¿Tenía un plan B para seguir recibiendo ingresos después de retirarse del fútbol?

Después de mi retiro (1993) hubo un lapso en el que gasto de mi peculio para prepararme como entrenador en Italia. Pero no lo concluí porque era muy caro.

En 1995 me dan el equipo de Goicoechea, somos campeones a nivel nacional y avanzamos a Primera División. Ya cuando empiezan los torneos cortos empecé a perderle el gusto al fútbol.

Hace siete años me retiré del fútbol como entrenador; en ese momento estaba con Barrio México.

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¿Qué lecciones financieras le dejó su paso por el fútbol?

Lo más importante es tener una salud financiera y no renunciar por mejor que estés. Si usted tiene una disciplina financiera va a estar bien siempre.

¿Qué haría distinto con el manejo del dinero?

Tampoco necesito mucho para vivir. Pero sí me arrepiento de no comprar el terreno donde está actualmente Pricesmart por Multiplaza Escazú, porque yo tenía la plata para hacer una casa con gimnasio y una cancha de fútbol cinco, pero se me olvidó hacer la negociación.

Ese terreno costaba ¢20.000 el metro cuadrado (m2) y en total eran 2.000 metros. Yo tenía la plata en la bolsa porque venía de jugar un partido en Japón que era lo mejor de Europa contra América y me invitaron; pero se me olvidó y pasó el tiempo.

También quería comprar un lote en San Isidro de Heredia que tenía 200 árboles frutales; pero también se me olvidó. Era comprar este terreno o el de PriceSmart.