Transporte e industria se vuelven eficientes en el consumo de energía

Precios de la electricidad y combustibles obligan a los sectores de mayor demanda a evolucionar

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Los dos pesos pesados del consumo energético nacional –el sector industrial y el de transporte– se han hecho más eficientes durante las últimas dos décadas.

Mientras tanto, el comercio y los servicios, y el sector público, se han hecho más ineficientes en materia energética, según estimaciones realizadas por EF con datos de la Dirección Sectorial de Energía (DSE).

Los industriales muestran un cambio porcentual de -31% en su demanda de terajulios (medida de energía) por cada ¢1.000 millones producidos en las últimas dos décadas.

Es decir, el sector industrial agrega valor con menor demanda energética.

En el caso del transporte, la caída es aún mayor. De 1990 al 2012 cambió en -41% la demanda de energía por cada 1.000 vehículos de la flota nacional.

Los sectores residencial y agrícola también muestran una baja en la demanda de energía.

La tendencia contraria se registra en el sector comercial y de servicios. En los últimos 20 años su consumo se incrementó un 47% de terajulios por lo producido.

Esta tendencia al alza también se registra en el sector público. Las estimaciones de EF indican que la demanda de terajulios por cada 1.000 empleados públicos mostró un cambio al alza de 66%.

Esto indica que solamente los sectores comercial, de servicios y el público se han hecho más ineficientes en materia energética, pues cumplen sus funciones y producen con una creciente demanda de de terajulios.

Desde una perspectiva global, el país aumentó su consumo. En 1990 se consumían 22 terajulios por cada 1.000 habitantes, para el 2012 esa tasa era de 32.

Un terajulio equivale a un billón de julios. Un julio equivale, aproximadamente, a la energía liberada cuando una manzana pequeña cae al suelo desde un metro de altura. Como referencia, la bomba atómica lanzada en Hiroshima, Japón, desplegó una energía equivalente a 63 terajulios.

Los pesos pesados

El peso del sector transportes en la demanda energética era de 49% para el 2012. El del sector industrial fue de 25%.

Es decir, juntos estos dos grupos concentran las tres cuartas partes de todo el consumo final de energía del país.

La baja del consumo de ambos tiene explicaciones diversas, la principal es que los precios de la energía que consumen se incrementa, ante lo cual los usuarios son claramente sensibles.

“Con los precios de la energía al alza no se ha tenido otra opción que administrar de forma inteligente y eficiente la demanda”, dijo Carlos Montenegro, subdirector ejecutivo de la Cámara de Industrias.

Según datos de esa agrupación, del 2012 al 2013 el incremento promedio de las tarifas eléctricas ha sido de un 28%.

El impacto de ese incremento tiene peso. De acuerdo con datos de EF, el consumo de terajulios derivados de electricidad pasó de tener un peso en el gasto final del sector de un 14% en 1990 a un 18% en el 2012.

En el caso del transporte, el precio de los combustibles también tiene su fuerte dosis de responsabilidad. De enero del 2009 a junio del 2014, se registró un incremento porcentual de 46%, según el índice de precios de la gasolina que elaboró EF. Este tipo de combustible ganó peso relativo en este sector de 1990 al 2012.

Pero además hay otros cambios estructurales que afectan ese comportamiento, de acuerdo con la interpretación de la DSE al observar los resultados obtenidos por EF.

“Se ha dado desaparición de industrias energéticamente intensivas como por ejemplo las maquiladoras de textiles, o por la aparición de industrias de alto valor agregado (productos médicos y electrónicos)”, indicó la DSE en un documento.

La Dirección, además, sostiene que en el caso de las industrias tradicionales se han dado mejoras en los niveles de calidad y sofisticación de los productos que permiten un incremento del valor agregado sin mucha diferencia en el consumo de energía.

“Como ejemplo, se puede citar la proliferación de marcas de café gourmet que existen en la actualidad en comparación a muy pocas que había hace 20 años, situaciones similares se han presentado en otras industrias tradicionales”, agregó la Dirección.

En el caso del sector del transporte, la DSE menciona el efecto generado por el hecho de que vehículos particulares registren consumos menores en relación con otros tipos de vehículos, como los de carga.

También los recorridos de los vehículos particulares son cada vez menores debido a varios factores. Entre ellos, de acuerdo con la DSE, la restricción vehicular, el congestionamiento y que “los dueños de esos vehículos tienen una capacidad menor para costear un uso tan intensivo como pudo darse en el pasado (hace 20 años)”. Además, hoy se importan carros tecnológicamente más eficientes en el consumo de combustibles.

¿Y los ineficientes?

Mientras la industria y el transporte bajan la intensidad de su consumo de energía, el comercio y los servicios ven ese indicador crecer.

El aumento del turismo y la industria gastronómica pueden tener responsabilidad en esta tendencia, según la DSE.

Los sistemas de refrigeración en sistemas para acondicionar la temperatura del aire y conservar los alimentos en este sector contriburían al incremento, consideró Freddy Mauricio Martínez, economista especializado en materia energética.

En esto coincide con la explicación que ofrece la DSE, la cual suma el uso de agua caliente y la demanda de energía para cocinar.

“El aumento de actividades de mayor intensidad energética, por ejemplo la actividad hotelera, la cual es intensiva en el uso de aire acondicionado y agua caliente, así como cocción de alimentos”, es una razón estructural para ese cambio, explicaron en la DSE.

En su opinión, el comercio ha estado subiendo la oferta de productos que requieren más uso de energía para su almacenamiento, especialmente productos congelados y refrigerados.

“Este fenómeno se puede apreciar aún en los pequeños comercios que hace 20 años tenían pocas cámaras de refrigeración y ahora cuentan con gran cantidad, ya que cada una de las principales marcas coloca cámaras para sus productos en estos establecimientos”, dice el documento de respuestas de la DSE.

Alonso Elizondo, director ejecutivo de la Cámara de Comercio sostuvo que el alza en la demanda de energía en la producción respondía a un incremento en el tamaño del sector.

Alegó que los metros de construcción autorizados del 2011 al 2013 del sector aumentaron, por lo cual es esperable la elevación en la demanda de energía.

Sin embargo, la estimación de EF demuestra que la demanda de energía es superior a la productividad del sector comercial, y ese crecimiento se observa desde 1993.

Metodología

Objetivo: EF tomó los datos del consumo final de terajulios por sector, según la matriz energética, y los convirtió a términos relativos para medir la intensidad en el consumo de energía a nivel nacional, independiente del crecimiento natural del sector a lo largo del tiempo.

Producción: Para el sector industrial, comercial, de servicios y el agro, la unidad de medida son los terajulios consumidos por cada ¢1.000 millones del PIB constante respectivo de cada sector.

Transporte: En el caso del sector de transporte se estimaron los terajulios consumidos por cada 1.000 vehículos de la flota nacional.

Público: Para el consumo del sector público, se generaron terajulios consumidos por cada 1.000 empleos públicos.