Banco Central busca alinear el tipo de cambio con tendencia de largo plazo

Expectativas de una escalada en el valor del dólar inflamaron la demanda de la moneda extranjera

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Más que tratar de controlar el mercado, el Banco Central está buscando ahora una forma de evitar que el tipo de cambio se desalinee de la tendencia de largo plazo, le complique la meta de inflación y genere problemas a los patrimonios de los bancos.

La entidad sumó, por eso, una herramienta más a la lista de instrumentos que tiene para ese fin.

El nuevo modelo de intervención nació días después de que el colón alcanzara un devaluación del 13% entre inicios de año y el 11 de marzo, cuando el tipo de cambio hiló un quinto día de incremento y alcanzó los ¢569,10 en el mercado mayorista Monex.

Este fue el punto máximo, hasta ahora, de la escalada que comenzó el 2 de diciembre del 2013.

La intervención interdía se utilizará cuando el tipo de cambio flote entre los márgenes de la banda, y la autoridad monetaria determine que la conducta observada deja de tener congruencia con las condiciones de la economía.

“Lo que busca el Central es introducir un elemento complementario para buscar el equilibrio de mediano y largo plazo. Las cotizaciones diarias se pueden apartar de ese nivel de equilibrio por las razones que sea”, explicó Jorge Guardia, expresidente del Banco Central.

La nueva arma todavía está guardada en su funda. El día posterior al anuncio de su creación el tipo de cambio experimentó su caída más abrupta desde el 2006.

“El modelo implica que el BCCR debe aproximar ese tipo de cambio de equilibro de mediano y largo plazo”, comentó William Calvo, exdirector de la División Económica del Central.

Rodrigo Bolaños, presidente del Central, reconoció que esa fuerte devaluación podría empezara afectar la inflación e, incluso, las expectativas de precios empezaron a subir en febrero.

Fuera de tendencia

Aunque desde el año pasado la autoridad monetaria previó una devaluación de la moneda local en el 2014, el movimiento en el tipo de cambio se ha separado de la tendencia esperada a largo plazo.

Parte de la subida en el valor del dólar ha respondido a una conjunción de factores como los menores ingresos de las exportaciones tradicionales en 2013 y el inicio del fin del estímulo monetario en Estados Unidos.

Sin embargo, lo más violento de la devaluación parece responder a un ciclo de expectativas de personas que retienen sus dólares a la espera de precios más altos; y quienes inflan la demanda adelantando compras temiendo mayores costos.

“No hay factores fundamentales de la economía que expliquen este comportamiento. Son otros elementos que están afectando como es la protección de los patrimonios de personas y empresas”, aseguró Jimmy Hernández, gerente de Banco Cathay.

Las expectativas del público revirtieron la dinámica de oferta y demanda de dólares en las ventanillas de los bancos.

En enero, en promedio, las entidades financieras negociaban diariamente $128 millones. De estos, $65,6 millones se los vendía el público a los bancos, y $62,8 eran demandados por los clientes, según los cálculos del Portfolio Advisory Group de Scotiabank.

Sin embargo, en marzo la demanda de dólares por parte del público se volvió voraz.

Durante las primeras semanas del tercer mes del año, en promedio, se negociaron $122 millones diarios en ventanilla. De estos $74,4 millones corresponden a ventas de los bancos al público y $47 millones a las compras.

Vendiendo más dólares que los que compran, los bancos han debido recurrir a Monex para reponer el faltante. “Ciertamente, el Banco de Costa Rica acudió a Monex para comprar los dólares necesarios para soportar la demanda de los clientes”, dijo Luis Guillermo Corrales, gerente de la División de Tesorería de la entidad.

Además, algunas entidades tiene una posición patrimonial en dólares baja y, por lo tanto, al aumentar el precio de la divisa, su suficiencia patrimonial empieza a verse asfixiada.

La volatilidad y el juego de expectativas han desnudado las características menos halagadoras del mercado cambiario. Entre estas están la poca cantidad de participantes con poder de mercado, sujeto a movimientos pronunciados debido a los volúmenes pequeños que maneja.

“Muchos agentes económicos no están acostumbrados a la volatilidad, y tienden a reaccionar de manera más violenta”, estimó el economista Luis Mesalles.