Bancrédito arrastra pérdidas por ¢20.000 millones y corre peligro de intervención

Banco no pudo vender ¢60.000 millones de su cartera de crédito

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El Banco Crédito Agrícola de Cartago acumuló más de ¢20.080 millones en pérdidas a setiembre de este 2017, tras tres meses consecutivos de bajas en el resultado final de sus finanzas.

La entidad ha registrado pérdidas en cinco de los nueve meses de este año.

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En setiembre, este banco solicitó a la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) que le brindara un trato especial, mientras avanzara el proceso para desligarse del negocio de intermediación financiera que atraviesa desde mayo.

Sin embargo, la respuesta fue que mientras que no llegara un proyecto de ley que cambie las funciones del banco, este sería regulado como el resto de entidades del sistema financiero.

Sin la aprobación de este proyecto de ley o la adopción de otra medida (como la venta o absorción del banco por parte de otra entidad), el banco no podrá sostener los resultados en positivo por mucho tiempo.

Según Gerardo Porras, gerente de Bancrédito, los negocios que ejecuta en la actualidad el banco son insuficientes para mantener su rentabilidad y solo pueden generar alguna liquidez.

Porras afirmó que es casi imposible pensar que el banco pueda sobrevivir más allá de diciembre de este 2017 sin un cambio.

En julio, el Gobierno presentó a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley que pretende transformar a Bancrédito en el Banco Costarricense de Fomento (BCF), una entidad de segundo piso que fomentaría operaciones que el sector financiero no ejecuta con regularidad.

Empero, existen otras propuestas presentadas por el diputado Ottón Solís, del Partido Acción Ciudadana (PAC) y por un equipo de diputados del Movimiento Libertario, que proponen la venta y/o absorción de Bancrédito.+

Por su parte, Porras confirmó que la junta directiva definió que según los nuevos negocios del banco, el salario del gerente debe ser de unos ¢5 millones.

Dada la nueva estructura, Porras considera que él no sería la persona para dirigir un banco de desarrollo, puesto que su experiencia se enfoca en la banca comercial.

Aun así, indicó que todavía se encuentra en conversaciones con la junta directiva pero que él debe asumir la responsabilidad de cerrar el círculo del banco y el proceso que este conlleva.

Venta de cartera y bienes

Por otra parte, Bancrédito no logró vender más de ¢60.000 millones de su cartera de crédito, entre préstamos en dólares y colones.

Esto corresponde al 30% del monto total que la entidad empezó a vender en mayo y está conformado principalmente por créditos empresariales que por su baja tasa de interés y plazo no resultaron atractivos para los compradores.

Además, de ese monto, ¢8.500 millones provienen de 14.000 tarjetas de crédito que el banco tampoco pudo vender.

Esto implicó que el banco no pudiera avanzar tan rápido en la disminución de personal.

Aunque más del 60% del personal ha salido de la planilla y cada semana se retiran entre 10 y 15 personas, la entidad hoy opera con poco menos de 300 empleados, todavía lejos de los 170 con los que esperaba operar en estas fechas.

Por el lado de la cartera empresarial sin vender, el banco pasará estas operaciones a un fideicomiso. Las tasas de interés, plazo y demás condiciones prevalecerán sin cambios para los deudores.

Respecto a las tarjetas de crédito, Porras afirmó que lo más probable es que desactiven los plásticos de modo que los clientes únicamente terminen de cancelar sus deudas con el banco pero no puedan realizar nuevas compras.

Por otro lado, el banco todavía debe vender dos propiedades, una ubicada en el centro de San José y otra en Cartago, que alcanzan los ¢5.000 millones.

La entidad realizó dos licitaciones, y aunque hubo gente interesada, no llegaron oferentes.

“Esto se va a llevar un tiempito más”, afirmó Porras.

Banco enfocado en la liquidez

Porras también comentó que la rentabilidad no es un factor que el banco cuide, ya que la entidad cancela prestaciones producto del personal, que se ha acogido a la movilidad laboral o del que han tenido que prescindir.

Si a esto se suma los pocos ingresos que tiene la entidad, esto les imposibilita tener mejores resultados financieros.

Por lo anterior, el banco está apegado a cuidar su liquidez, para cancelar las prestaciones a estas personas.

“El capital del banco está intacto”, pero esto no podrá aguantar mucho más allá de diciembre, de lo contrario nos vamos a empezar a “comer el capital”, afirmó Porras.