Cartera de crédito se saca una “A”

Más de un 80% de operaciones se mantiene al día, pero un 7% son préstamos deteriorados

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Durante los últimos cuatro años, el porcentaje de créditos otorgados por el Sistema Financiero Nacional que ostenta la mejor calificación de riesgo estuvo por encima del 80%.

Al desglosar el dato entre personas y empresas, se observa que las primeras son, levemente, mejores pagadores.

En el caso de los clientes físicos, un 86% de todos los créditos asignados a mujeres están clasificados como A1, la categoría de menor riesgo. Los de hombres tienen un comportamiento similar, pues ocho de cada diez son considerados de bajo riesgo.

Por su parte, un 75% de las operaciones crediticias de personas jurídicas se ubican en esta categoría, según se desprende de datos facilitados por la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).

La segunda categoría con mayor peso dentro de todas las operaciones otorgadas en el país es el extremo contrario. Los créditos clase “E”, aquellos con más de 120 días de mora, oscilaron entre un 6,4% y un 7% entre el 2008 y hasta el 2012.

Los años en que estas operaciones crecieron más coinciden con la crisis económica que experimentó la economía mundial entre el 2009 y el 2011.

“Una parte de este tipo de créditos corresponde a deudores que durante la crisis tuvieron un deterioro en el Centro de Información Crediticia y que, por ende, se ubican en esta categoría de riesgo, pese a que su comportamiento de pago se haya normalizado”, comentó Mario Hernández, subgerente general de Banco Lafise.

A diciembre del 2012, el 8% de los créditos asignados a deudores masculinos estaban clasificados como de mayor riesgo, pero solo un 5% de los créditos a mujeres y personas jurídicas habían caído en categoría “E”.

Ganando participación

Estos créditos se distribuyen entre los 846.052 deudores físicos y 19.859 jurídicos que el sistema financiero registraba a diciembre del 2012.

Estos deudores pueden tener dos o más préstamos vigentes, razón por la cual su número es menor al del total de operaciones crediticias.

En ese sentido, un 43% de los 1,9 millones de costarricenses ocupados le debe a alguna entidad financiera.

De estos deudores, la mayoría de ellos son hombres, quienes representan un 57,7%, y 40%, mujeres. Entre tanto, las personas jurídicas entre los deudores solo llegan a 2,3%.

Las mujeres son las que presentan un mayor dinamismo en estos cuatro años. Desde el 2008, han crecido un 8,2%.

“Existe un esfuerzo consciente, tanto de la normativa como de las entidades, por proporcionar un mayor acceso a las mujeres, razón por la cual se puede esperar que el incremento porcentual sea superior al de los hombres, el cual solo debería estar creciendo en términos orgánicos”, aseguró Marco Garro, asesor económico de la Cámara de Bancos e Instituciones Financieras.

Esta concentración en el segmento femenino del mercado ha hecho que el número de deudoras represente el 47% del total de mujeres ocupadas en el país según la Encuesta Continua de Empleo del INEC.

Historial bajo la lupa

La gran cantidad de operaciones de crédito concentradas en la categoría de menor riesgo podría deberse tanto a los análisis que las entidades financieras realizan antes de otorgar un crédito como a la necesidad de los deudores de mantener limpio su récord crediticio.

Desde el 2006, la Sugef echó a andar un sistema de consultas al Centro de Información Crediticia (CIC). Este analiza el comportamiento de pago histórico del deudor durante los últimos cuatro años y da una calificación que es determinante en el proceso de decisión de otorgamiento de crédito de los bancos.

“Debido a esto, los clientes se han preocupado por mantener sus operaciones de crédito al día, con el objetivo de evitar que su acceso al crédito se vea limitado e incluso denegado”, estimó Hernández.

Junto a un buen historial de pago, los deudores con créditos A1 por montos superiores a los ¢65 millones pasan por un análisis de su capacidad de pago.

El estudio toma en cuenta la información financiera correspondiente a, por lo menos, tres periodos fiscales y que debe suministrar el cliente.

Las entidades financieras proyectan un flujo de caja que toma en cuenta las obligaciones del potencial deudor y se somete a escenarios hipotéticos de incrementos en tasas de interés y devaluaciones del colón con respecto al dólar.

“Resultado de esta evaluación, así como de la trayectoria, estabilidad y experiencia de la empresa, el cliente puede ser clasificado en categoría de riesgo A”, explicó Lorena Castillo, gerenta de Crédito de Banco Cathay.

Más baratos

Los desvelos de los bancos por analizar el riesgo de una operación crediticia son bien recompensados.

De acuerdo con el riesgo de cada préstamo, las entidades financieras deben reservar una cantidad de dinero al que poder echar mano en caso de incumplimiento del deudor. Estas estimaciones son un porcentaje del total del préstamo.

“El banco orienta sus aprobaciones a clientes con categoría de riesgo A1 o B1, descartando los clientes con una categoría de riesgo mayor. Esto se debe a que los bancos deben hacer mayor nivel de estimaciones por los créditos otorgados a esos clientes”, dijo Hernández.

Los bancos deben crear una estimación de 0,5% del monto de un crédito calificado como A1. Ese porcentaje crece a 2% para los préstamos A2 y hasta 75% para los D.

En la medida que un préstamo cae en las categorías intermedias, es decir, se deteriora durante su vigencia, hay un costo más alto para los bancos.

Este sistema para evaluar a los potenciales deudores está bajo la lupa de la Sugef, que se ya embarcó en un proceso de dos años para modificarlo.