Central, al fin, gana credibilidad

A partir de ahora será más fácil cumplir con el objetivo de mantener una inflación baja

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A partir de ahora, al Banco Central le será más fácil hacer el manejo de la política monetaria y el control de la inflación, porque hoy, como nunca antes, los agentes económicos, finalmente, decidieron creerle.

Desde julio pasado las expectativas de inflación –medida por encuestas que realiza el Central a economistas– se acomodaron dentro del rango meta establecido por el Banco Central (entre 4% y 6%), y se ubicaron por debajo del 6%.

Este hecho tiene una importancia significativa porque supone un freno a la inercia inflacionaria y un acuerdo de todos los agentes económicos para contribuir al cumplimiento de las metas establecidas por el Central.

El hacer coincidir las expectativas inflacionarias con la meta de inflación de cada año era algo buscado por el ente emisor desde la adopción del esquema de Metas de Inflación, en el 2005.

Es un logro sólido

El logro no parece ser pasajero, a criterio del expresidente del Banco Central Francisco de Paula Gutiérrez. Él cree que las expectativas de baja inflación son fuertes y que, incluso, ayudan a sostener los precios contra shocks externos, como los aumentos en las materias primas.

De hecho, el Central, en su comentario sobre la inflación a setiembre anterior, pone en evidencia que las expectativas mostraron una tendencia a ubicarse dentro del rango meta, pese al incremento en el precio internacional de hidrocarburos durante el primer trimestre del año.

Lo anterior sugiere que los agentes económicos tienen un fuerte grado de credibilidad en el compromiso del Banco Central de mantener la estabilidad interna de la moneda.

Esa confianza se sustenta sobre la base demostrada de cuatro años consecutivos de inflaciones de un dígito, luego de décadas en que los precios crecieron anualmente más del 10%.

En la historia reciente, desde noviembre del 2011 los indicadores que adelantan el comportamiento de la inflación, como el Índice de Inflación Subyacente (ISI) –que aproxima la inflación de mediano y largo plazo–, se comportan también de forma desacelerada. Todo ayuda a sostener la credibilidad en las metas del Central.

Riesgos de retroceso

No obstante, todavía hay elementos que pueden poner en riesgo la meta de inflación.

La próxima emisión de eurobonos, por parte del Gobierno, supone un ingreso de dólares al país que podría tener un efecto inflacionario, dado que el Central podría verse obligado a comprar parte de esas divisas y lanzar colones a la economía.

Aunque el impacto no puede ser aún dimensionado (se desconoce cuántos dólares terminarán entrando al país), distintas entidades financieras no esperan inflaciones menores a las actuales.

El Banco Nacional estima una variación de precios cercana al 6% en el 2013.

Aunque el dato se mantiene dentro del rango meta, para cumplirla se tendrá que lidiar con un flujo de dólares provenientes de las próximas emisiones de deuda externa este y el próximo año.

Otro factor de riesgo es el mantenimiento del piso de la banda cambiaria que, en lo que va del 2012, le ha costado al Central la suma de cerca de $500 millones.

Hasta la fecha, es un costo que ha sido absorbido por el Programa de Fortalecimiento de Reservas Internacionales, al cual todavía le queda un colchón cercano a los $1.000 millones.

Sin embargo, de mantenerse la necesidad de intervención del Central en el mercado cambiario, las cartas empezarían a jugar en contra de las metas de inflación.

El economista Luis Mesalles, de la Academia de Centroamérica, advierte que la situación actual del sistema cambiario desvía la atención del Central sobre su objetivo primario: obtener una inflación baja y estable.

Próxima exigencia

El gerente del Central, Félix Delgado, señala que la convergencia de las expectativas de inflación hacia el rango meta, facilita la labor de buscar inflaciones bajas, estables y similares a las que muestran los principales socios comerciales del país.

El objetivo es alcanzar una inflación más baja a la actual, algo más cercana al 2%, que es lo que se observa en Estados Unidos o Chile.

Sin embargo, desde el 2010, el proceso desinflacionario sigue sin animarse a más, pues desde ese año y hasta el 2013 la meta propuesta por el Central sigue siendo la misma (del 4% al 6%).

Pese a ello, los datos recientes sugieren que la inflación sí podría ser más baja.

En agosto del 2012, el crecimiento interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y los indicadores de inflación de mediano y largo plazo, como el ISI y el Índice de Inflación de Media Truncada (IMT), registraron crecimientos interanuales de 4,2%, 3,7% y 5,0%, respectivamente.

Por su parte, la información del crecimiento de precios para setiembre pasado muestra una tasa de variación acumulada del 3%, incluso al tomar en cuenta lo que ocurrirá en el cuarto trimestre, que incorpora ajustes ya aprobados o en proceso.

Lo anterior adelanta que un rango menor sería una meta viable.

Metas de inflación

2006: El Banco Central avanza en su su transformación hacia el régimen monetario llamado “Metas de Inflación”, esquema que procura ofrecer certeza absoluta de que el ente emisor está comprometido con lograr una inflación baja y estable. Ese año se sustituye el régimen cambiario de minidevaluaciones a uno de bandas.

2007: Se sustituye el tradicional Programa Monetario a un Programa Macroeconómico, el cual evidenciaba la intención del Central de ampliar las variables sobre las cuales se toma decisiones y trata de fortalecer la tasa de interés como factor determinante de la política monetaria.

2011: Se redefine la Tasa de Política Monetaria (TPM). El nuevo indicador pretende ofrecer un mensaje claro sobre las intenciones del Banco Central sobre la economía y pretende influir en la formación de los precios del dinero (las tasas que se cobran por créditos o que se pagan por depósitos) en todo el sistema financiero.

Fuente Archivo EF.