Confianza del consumidor cumplió tres años en números rojos

Cierre del 2014 se vio empañado por baja expectativa de nuevos empleos y un clima de negocios turbio

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La confianza del consumidor continúa sin recuperarse y cumplió tres años de resultados negativos.

A finales del 2014, el pesimismo fue una secuela de las pocas oportunidades que percibe la población para encontrar empleo, así como la sensación de un entorno poco favorable para concretar nuevos negocios.

En diciembre pasado, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) fue de 3,9 puntos, con lo que alcanzó, por segunda ocasión, el nivel más bajo de todo el año; en marzo cerró con ese puntaje.

Según el ICC, dentro de una escala de 1 a 10, el 5 es el límite entre el desánimo y el optimismo. La última vez que se alcanzó ese nivel fue en abril del 2011.

Solo entre febrero y junio del 2014 se percibieron niveles levemente mejores, con 4,5 y 4,7 puntos, pero insuficientes.

El ICC lo construye la firma Unimer para EF, mediante una encuesta telefónica a 400 jefes de hogar. El estudio realiza cinco preguntas sobre la economía a nivel familiar y nacional. Esta ocasión, el trabajo de campo se llevó acabo entre el 3 y el 18 de diciembre pasado.

Según el economista, Luis Mesalles, el pesimismo surge porque la gente percibe señales del Gobierno que no favorecen la competitividad de la producción local, por lo tanto tampoco las oportunidades de hacer negocios y crear trabajos en el país.

En esta entrega del índice, el 89% de las personas consultadas afirma que ha escuchado noticias menos favorables sobre el ambiente de empleo y negocios.

Esta cifra es mayor al resultado de diciembre del 2013 (81,5%) y del mismo mes del 2012 (74,3%).

Además, el 74% de la población considera que las condiciones de trabajo y negocios están peor, respecto a un año atrás. Es el nivel más alto desde que inició la medición.

A esto se suma que el 71% espera desempleo e inestabilidad en los próximos 5 años; también el punto más elevado desde que arrancó este índice.

Desempleo y clima de negocios

Los indicadores de desempleo del país explican, en gran parte, la baja expectativa del consumidor.

Según la Encuesta Nacional de Hogares, la tasa de desempleo era de 10% al tercer trimestre del año pasado, lo que equivale a unas 228.000 personas sin un puesto de trabajo.

Aunque el año pasado esa cantidad no varió significativamente respecto del 2013, la población mantiene sus dudas sobre los nuevos puestos de trabajo que se puedan generar.

Por su parte, la meta del Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno para el periodo 2014-2018 es concluir la administración con una tasa de desempleo de un 7%.

Aunque las oportunidades de trabajo están presentes, están dirigidas a los costarricenses con una mayor educación, más que todo en los sectores de servicios y de alta tecnología.

La población con dificultades para ingresar a la fuerza laboral es la que cuenta con un menor nivel de estudios, mientras las empresas piden personal calificado.

Algunos sectores se han visto más afectados. Por ejemplo, la industria redujo la cantidad de empleos formales el año pasado. Esta baja se ubicará cerca de un 3%, según estima la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR).

El sector comercial –mayor empleador del país– había perdido más de 2.000 puestos de trabajo formales a octubre pasado, indican datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

Este año, el 61% de empresas descarta nuevas contrataciones, mostró la última encuesta Pulso Empresarial, de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep).

Esta realidad es exacerbada por la desaceleración de la actividad económica a lo largo del 2014.

En noviembre, el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) reportó una variación interanual de 2,6%, el porcentaje más bajo que percibe el indicador desde marzo del 2013.

Según Francisco Gamboa, director ejecutivo de la CICR, la desaceleración del sector industrial es mayor desde marzo en el régimen de zona franca. La misma tendencia está presente en el resto de actividades, que muestran una reducción desde julio del año pasado.

El ambiente para hacer negocios se deterioró en el 2014, lo que generó desconfianza sobre lo que pueda suceder este año.

Las finanzas públicas también provocan una percepción de inestabilidad, luego de que se aprobó un presupuesto con un aumento del 19% respecto del 2014.

A esto, se debe sumar la inseguridad que generó el reciente levantamiento del veto a la Reforma Procesal Laboral entre el sector empresarial.

El sector privado está preocupado, entre otros aspectos, por la pérdida de competitividad del país frente a países competidores y vecinos, debido a la excesiva regulación y burocracia estatal, dijo Francisco Llobet, presidente de la Cámara de Comercio.

Al lado, están los altos costos de producción, principalmente, las tarifas eléctricas, que generan desazón.

El 61% de los empresarios sufrió alzas en este rubro el año pasado, según el estudio Pulso Empresarial.