Cooperativas están concentradas en créditos de consumo

80% de la cartera de préstamos se destina a operaciones personales

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Las cooperativas de ahorro y crédito tienen, en promedio, un 80% de su cartera de préstamos orientada a operaciones de consumo.

Se trata de tarjetas de crédito o líneas personales para que el deudor adquiera bienes o servicios.

A mayo del 2015, el saldo en esas transacciones sumaban ¢1,34 billones solo en las cooperativas. Ese monto es superior al saldo que reportaron los bancos privados en préstamos del mismo rubro (¢1,24 billones), de acuerdo con datos obtenidos de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).

Los bancos privados, caracterizados por tener una presencia importante en el mercado de las tarjetas de crédito, solo poseen el 24% de su cartera en consumo.

Las cifras revelan que las cooperativas de corte financiero están dedicadas a los préstamos que tienen como garantía una prenda, ahorros o fiadores.

A diferencia de otras entidades financieras, estas empresas solo pueden girar créditos a quienes tengan registrados como sus socios y a quienes hagan aportes mensuales al capital.

El pasado 26 de junio, la firma calificadora Fitch Ratings publicó un reporte especial sobre las cooperativas en Costa Rica en el que opinó que las de mayor tamaño enfrentan el reto de sostener el crecimiento de sus actividades, pues considera que su negocio llegó a la maduración.

Fitch detalló que existe un riesgo de sobreendeudamiento de los asociados, que junto con la posible expansión hacia segmentos más riesgosos y en donde tienen menos experiencia, podría comprometer la calidad de los activos en el mediano plazo.

Sin embargo, la línea de consumo es la que usualmente tiene las tasas de interés más altas del mercado, lo que hace que estas entidades tengan una rentabilidad con valores superiores a la banca.

“El volumen de créditos alcanzado parece estar cerca de satisfacer las necesidades de financiamiento de sus mercados objetivos, que consisten principalmente en préstamos de consumo a empleados del sector público”, afimó Fitch.

Además, las cooperativas niegan que esa concentración sea riesgosa pues deducen las cuotas directamente de la planilla de los clientes y, por lo tanto, su morosidad es baja.

Concentración

Adrián Álvarez, subgerente general de Coopenae (la de mayor tamaño), explicó que la alta concentración se debe a que las entidades inician con un fondeo relativamente pequeño y que también crece en pequeñas cantidades y a mediano plazo.

“Con esa estructura de fondeo, es imposible desarrollar una cartera de crédito de vivienda, por ejemplo, que requiere montos altos y plazos largos”, dijo.

Agregó que conforme los fondos recibidos se hacen más grandes y se tienen otras fuentes de recursos, entonces crece la posibilidad de diversificar la cartera hacia otros sectores como vivienda.

Por su parte, Alexandra Márquez, gerente general de Coopeande, reconoció que la estrategia que han tenido estuvo orientada a los préstamos de consumo, pero que, más recientemente, decidieron darle más relevancia a operaciones para vivienda y micro y pequeñas empresas.

Márquez negó que otorgar una alta proporción de préstamos de consumo sea un riesgo debido a que se mitiga con el hecho de que toman las cuotas de los deudores por deducción de planilla. “Más del 97% del total de la cartera se deduce por este medio”, agregó.

Óscar Hidalgo, gerente general de Coopeservidores, también considera que las deducciones a las planillas de los socios reducen o contrarrestan el riesgo de la concentración en un solo tipo de crédito. Según su opinión, sus medidas consisten en un análisis de la capacidad de pago de los deudores y un apetito de riesgo moderado de la entidad.

En esta entidad, la línea de consumo es usada por los deudores a gastos personales, salud, educación, vacaciones, compra de vehículos y refundición de otras deudas.

En Coopenae, también se reportan estos usos, así como mejoras a viviendas, utilización de recursos en pequeños emprendimientos, compra de artículos para el hogar y cancelación de préstamos informales.

Álvarez reconoció que la concentración en una sola línea crediticia es un riesgo para la entidad, pero por otro lado afirmó que eso se contrarresta con una morosidad relativamente baja.

El ejecutivo explicó que el monto promedio de cada préstamo es menor a los ¢2 millones, cantidad ínfima entre el total de la cartera, por lo que hay poca concentración de créditos por deudor.

De acuerdo con la Superintedencia General de Entidades Financieras, a mayo pasado, había 26 cooperativas que les reportaron sus resultados. De estas, solo ocho superan los ¢10.000 millones en patrimonio.

Al sumarlas todas, el patrimonio total asciende a ¢442.268 millones. Dicho capital se financia con aportes periódicos y obligatorios que realizan los socios.

El tamaño de estas entidades dentro del sistema financiero nacional, de acuerdo con el volumen de activos no es mayoritario. Según Fitch, a marzo pasado, estas organizaciones representaban el 10%.

La morosidad tiene bajos niveles, incluso este año se encuentra por abajo de la que tiene el sistema bancario, de acuerdo con el estudio de la firma calificadora.