Costa Rica le apuesta al endeudamiento externo en el 2022 aunque faltan gestiones para obtenerlo

Presentación de proyecto de eurobonos podría quedar lista antes de que concluya la administración

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La economía costarricense crecería un 3,9% en el 2022 según las proyecciones más recientes del Banco Central de Costa Rica, una previsión que incluye los desembolsos pactados con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que podría inyectar al Estado con más de $500 millones.

Según el Banco Central, en la cuenta financiera se estima para el 2022 un ingreso neto de recursos externos hacia el sector público equivalente al 4,6% del PIB, valor muy superior al observado en el 2021, y hacia el sector privado de 1,5% del PIB.

“Le estamos apostando dos tercios del financiamiento a lo que viene del exterior, del FMI, de otros organismos y probablemente una colocación de eurobonos; pero si se malogra lo del Fondo nos quedamos sin buena parte de eso y habría que regresar al escenario en donde el Gobierno tendría que buscar internamente esos recursos”, comentó el economista Vidal Villalobos.

Justamente, las proyecciones del BCCR de ingreso neto de recursos al sector público incluyen créditos de apoyo presupuestario ($2.895 millones) e incluso la la colocación de títulos valores en el mercado internacional ($1.000 millones).

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Sobre la emisión de nuevos eurobonos, el ministro de Hacienda, Elian Villegas, aseguró a EF que la intención de presentar un proyecto de ley para la captación de bonos en el mercado externo continúa en pie y que incluso podría quedar listo para en las siguientes semanas antes de que concluya la administración actual. No obstante, no detalló una fecha.

“Todavía no lo estamos moviendo todavía; en este momento los créditos que tenemos en la Asamblea Legislativa son más urgentes y entonces iríamos para esa ruta”, mencionó el jerarca de Hacienda.

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Sin embargo, el escenario ideal del Gobierno de comenzar a obtener financiamiento por medio de captación en el mercado foráneo y de créditos multilaterales se enfrenta a dos grandes desafíos: el inicio de funciones de la próxima legislatura para la aprobación de recursos extranjeros y el avance con el Fondo Monetario Internacional.

Este último factor fue una de las advertencias del Banco Central sobre sus previsiones de crecimiento económico, al señalar que están sujetas a riesgos derivados de factores externos e internos, como lo es la continuidad del convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La entidad no incluyó un escenario alternativo sin los recursos del organismo.

Cumplimiento con FMI

¿Qué podría pasar si el financiamiento externo del FMI no llega a las arcas del país? El Informe de Política Monetaria (IPM) indica que si la aprobación de las medidas fiscales que forman parte del acuerdo con el FMI tiene retrasos adicionales significativos, el respaldo financiero de ese organismo podría suspenderse y eso podría condicionar el apoyo presupuestario por parte de otros organismos financieros multilaterales.

El servicio ampliado con el Fondo consiste en un préstamo de $1.778 millones, con varias metas a cuestas. La carta de acuerdo con el FMIse estableció que se entregarían seis desembolsos casi idénticos; cada uno sería de $296,3 millones, aproximadamente. Para este 2022, se esperarían poco más de $500 millones si Costa Rica alcanza resultados fiscales positivos y cumple con lo pactado con el organismo, como el avance en la reforma a empleo público.

No obstante, un segundo desembolso que se esperaba para el 2021 sufrió atrasos tras la revisión del FMI, que urgió la aprobación del proyecto de empleo público, y los recursos aún no han llegado a las arcas del gobierno costarricense.

La ley de empleo público ha avanzado con lentitud en la Asamblea Legislativa; luego de su discusión en primer debate el pasado 7 de diciembre el proyecto fue enviado nuevamente a consulta de la Sala Constitucional, que no ha emitido un voto al respecto.

El proyecto ya había sido aprobado a mediados de junio del 2021, pero ante una primera consulta de constitucionalidad los magistrados encontraron vicios de fondo en la iniciativa, obligó a los legisladores a realizar correcciones relacionadas con el papel del Ministerio de Planificación (Mideplan) como rector en cuestiones administrativas de otros poderes e instituciones autónomas.

Ahora, los magistrados de la Sala deberán revisar nuevamente el proyecto y definir si este requiere nuevas correcciones o si puede avanzar a su votación definitiva, según informó EF el pasado 10 de diciembre.

Así, Costa Rica está inmerso en una especie de “círculo vicioso”, que pende del hilo de los avances con el Fondo Monetario Internacional. En síntesis, si el acuerdo con el organismo se trunca o comienza a debilitarse, las oportunidades para el gobierno de financiarse vía recursos externos podrían complicarse por lo que deberá recurrir al mercado interno. Esto último puede generar presión sobre las tasas de interés locales, que por decisiones monetarias ya comenzaron un camino gradual al alza.

De acuerdo con el IPM, durante el el 2021 la mejora en la confianza de los agentes económicos, consolidada en parte por el convenio con el FMI, hizo posible que el Gobierno captara recursos en el mercado nacional a tasas más bajas y plazos más largos. Sin embargo, este escenario podría cambiar este 2022, principalmente por los cambios de rumbo de política monetaria y el aumento gradual de la Tasa de Política Monetaria (TPM) que ya se encuentra en 1,75%.

Para poner en contexto, el país busca recursos externos y los desembolsos del FMI en un periodo de cambio de administración presidencial, un alto pago de intereses por deuda pública y un próximo vencimiento de eurobonos (en enero del 2023).

“Parte de lo que se muestra en el IPM es que la mayoría del financiamiento del Ministerio de Hacienda (para el 2022) va a ser externo y este está muy conectado a si el FMI da los desembolsos, así los otros multilaterales van dando sus apobaciones”, explicó Emmanuel Agüero, gestor de inversiones de Mercado de Valores.

Agüero añadió que la confianza de negocios e inversionistas se vería impactada de manera directa si las proyecciones del crecimiento económico comienza a tambalearse por complicaciones con el FMI. La inversión privada, que el año anterior fue un importante motor de recuperación de la demanda interna, podría verse deteriorada, por ejemplo.

Pese a que la demanda por una eventual emisión de bonos soberanos costarricenses siempre está presente en el mercado internacional, hacerlo sin alcanzar las metas establecidas con el FMI representaría una mayor prima de riesgo para el país, es decir, más presión eventual sobre el gasto en intereses.

Tipo de cambio

Con un acuerdo debilitado con el Fondo, los ciudadanos también podrían comenzar a ver efectos directos, por ejemplo, en el tipo de cambio.

“La incertidumbre sobre la estabilidad macroeconómica del país podría generar salidas de capitales, y con ello presiones al alza en el tipo de cambio y en las expectativas de variación cambiaria. Esto último podría incrementar las expectativas inflacionarias y generar por esta vía mayor inflación”, se añade en el Informe del Banco Central.

Agüero añadió que más allá de la entrada o no de los dólares por medio de recursos externos, la atención se pone en cómo el Ministerio de Hacienda termine captando las divisas necesarias. Esto, porque si los busca a través del Banco Central y luego dicha entidad los demanda en el mercado de negociación, puede crearse una mayor presión sobre el dólar.

Balanza de pagos

El Informe de Política Monetaria señala que para el 2021, el déficit en la cuenta de ingreso primario alcanzó 6,6% del PIB (5,6% del PIB el año previo), principalmente por el incremento en la renta de la inversión directa, asociado tanto a mayores flujos de dividendos al resto del mundo como a la reinversión de utilidades, en especial hacia la actividad manufacturera.

“También influyó el aumento en el componente de intereses de la deuda pública externa, congruente con la evolución creciente de los niveles de endeudamiento externo del país”, señala el documento del Central.

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Así, pese a que en el 2021 hubo una mayor afluencia de flujos financieros netos hacia el país, no fueron suficientes para financiar la brecha negativa de la cuenta corriente. El país registró en el 2021 un financiamiento externo neto por el equivalente a 3,0% del PIB.

Además, coherente con el mayor financiamiento externo estimado para el país en este período, se prevé un mayor déficit en la cuenta de ingreso primario con respecto al 2021, para alcanzar, en promedio, durante el bienio 2022-2023 una relación respecto al PIB de 7,6% (6,6% del PIB en el 2021), debido a la mayor renta por concepto de inversión directa y de intereses de la deuda pública externa.