“Las restricciones e incertidumbres del financiamiento soberano (del Gobierno) continuarán limitando el desempeño de la banca”, este es el resumen del panorama que, a criterio de Fitch Ratings, enfrentarán los bancos que operan en suelo costarricense durante el 2019.
El limitado crecimiento del crédito, el deterioro en la calidad de los préstamos, el aumento en los costos de financiamiento y la mayor presión sobre las ganancias son algunos de los retos de la banca para el próximo año, según la calificadora.
La principal explicación sobre estas previsiones es que las bondades de la reforma fiscal llegarán con retraso al desempeño financiero de los bancos. primero se buscará la reactivación de la dinámica empresarial y será cuando esto se logre que la banca podrá ver nuevamente un dinamismo en sus carteras crediticias y por tanto, en sus resultados financieros.
Estas previsiones provienen del informe “Perspectivas 2019: Bancos de América Latina”, el cual incluye un análisis particular de cada país de la región, además del caso costarricense.
Para América Latina proyecta un comportamiento estable, pero lleno de desafíos. La mayoría de los bancos mostrará un dinamismo modesto, relacionado a la realidad económica que enfrentan países como Argentina y Venezuela, que atraviesan periodos de recesión; o, como Brasil y México, cuyo crecimiento fue revisado a la baja.
En el caso de Costa Rica, Fitch estima que los indicadores de capital y liquidez permanecerán sólidos y estables, pero el crédito continuará desacelerándose.
Los préstamos de la banca crecerían un máximo de 5%, un nivel inferior respecto a lo registrado en años previos, cuando se veían cifras de dos dígitos.
Fitch también estima un leve dinamismo de depósitos de alrededor del 4%, “lo que podría ejercer presión sobre la capacidad crediticia”, señala el documento.
A pesar del lento crecimiento de los préstamos y depósitos, Fitch afirma que la estabilidad del capital y los indicadores de liquidez no se deberían ver afectados.
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Las necesidades de financiamiento del Gobierno, en busca de recursos para atender un déficit fiscal que aumentará por varios años más, presionarán al alza las tasas de interés locales en el corto plazo.
“Se espera que los bancos continúen transfiriendo el aumento en el costo de los fondos hacia las tasas de los préstamos”, cita el texto.
Lo anterior, afectaría las cuotas mensuales de los préstamos pero garantizaría que los márgenes netos de operación permanezcan estables.
Una alerta que señala Fitch está relacionada con la morosidad y cómo esta puede afectar el comportamiento de las ganancias que percibirá el sistema bancario el próximo año.
Según la calificadora, gran parte de la rentabilidad de la banca estará determinada por el peso del deterioro de los préstamos y qué tal altas deban ser las provisiones para las carteras morosas.
El llamado de atención refleja un comportamiento que ya está mapeado por el sistema bancario, puesto que en el último año notó un crecimiento en los indicadores de morosidad.
En la banca pública, el indicador de mora pasó de 2,57% a 3,93% (entre setiembre del 2017 y el mismo mes del 2018). En la acera privada, el cambio fue menor (1,29% a 1,53%, en igual periodo).
Respecto a la calificación de los bancos otorgada por Fitch a la banca de Costa Rica, la perspectiva es negativa, sin embargo esto va en línea con la nota que recibió la deuda soberana del país. La banca privada tiene un BB+ a su favor y la pública un BB.