Deudores que ganan en colones siguen demandando créditos en dólares pese aumento en el precio de la divisa

Saldo de las operaciones en moneda extranjera de no generadores representaba, a abril de 2022, poco más de una quinta parte de la cartera crediticia total de Costa Rica

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La cantidad de deudores que ganan en colones y que demandan créditos en dólares se ha mantenido relativamente estable desde el 2019, aún son una cantidad importante entre el total existente en el país y también si se considera el volumen de sus saldos, montos que se resisten a descender abruptamente.

Aunque hay reglas que tratan de desincentivar este tipo de operaciones, Costa Rica carece de algún impedimento normativo para conceder a alguien una operación en moneda extranjera aunque perciba sus ingresos en colones.

Los bancos reconocen que la demanda de este tipo de deudores se mantiene pese al riesgo cambiario. Menores tasas de interés y consecuentemente cuotas más bajas en comparación con las de colones son parte de las razones que explican el motivo por el cual las personas siguen buscando financiar sus grandes compras en dólares.

Es por esto que para brindar los créditos en dólares a no generadores de la divisa, las entidades financieras realizan análisis de estrés para evaluar la capacidad de pago de sus deudores, en las cuales consideran aspectos como “aumentos del tipo de cambio, incrementos de tasas de interés y disminución de ingresos”.

Sin embargo, el otorgamiento o no de créditos en dólares a no generadores de la moneda extranjera depende de cada entidad financiera de acuerdo con su apetito de riesgo. Por ejemplo, el Banco de Costa Rica (BCR) es una de las instituciones que informó que ha estado trabajando para poder otorgar créditos en dólares a clientes generadores o no generadores de moneda extranjera de bajo riesgo que evidencian tener la capacidad de asumir “variaciones importantes en el tipo de cambio”.

De acuerdo con datos a abril de 2022, suministrados por la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), la cantidad de deudores con operaciones crediticias en moneda extranjera y que no son generadores de divisas fue de 792.601. Esta cifra es la segunda más baja que se ha registrado en cada abril de los últimos cinco años.

Uno de los desestímulos que ha influido en la merma de personas que obtienen créditos en dólares pero perciben sus ingresos en colones es que desde el 2016 se empezó a aplicar, gradualmente, la estimación genérica adicional del 1,50% a las entidades para los créditos denominados en moneda extranjera colocados en deudores no generadores de divisa; pues es un costo que incrementa la tasa de interés.

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Por otro lado, el saldo de la cartera crediticia total del Sistema Financiero Nacional (SFN) fue de ¢24.747.328 millones a abril de 2022, de los cuales el 36% estaba en operaciones de moneda extranjera.

Los datos suministrados por la Sugef revelan que el saldo de las operaciones crediticias en moneda extranjera de los no generadores disminuyó en 2019 y 2020, según la cifra a abril de esos años, pero luego empezó a subir. Eso sí, aún no alcanza el nivel prepandemia.

Mientras que el saldo de las operaciones crediticias en moneda extranjera de los generadores ha ido ganando terreno en los últimos años, pues de abril de 2018 a abril de 2022 este saldo aumentó en un 24%.

Por su parte, al analizar cuánto representó el saldo de las operaciones en moneda extranjera de no generadores de divisas (¢5.474.286 millones, a abril de 2022) en la cartera crediticia total, este segmento equivalía a un 22,12%.

Además, el 41,78% de la cantidad total de operaciones de la cartera crediticia del Sistema Financiero Nacional (5.671.122), a abril del presente año, estaba en moneda extranjera.

Sin embargo, las operaciones de los no generadores representaron el 40,66% del total de las operaciones de la cartera crediticia del SFN.

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Las razones del otorgamiento de créditos a no generadores

Ronald Guerrero, director general de crédito del Banco Nacional de Costa Rica (BNCR), comentó que a pesar de que las regulaciones y políticas de crédito procuren incentivar que los clientes saquen créditos en la misma moneda en que generan sus ingresos y flujos de efectivo, no se puede limitar a los clientes a que, “teniendo un flujo de caja suficientemente holgado”, opten por créditos con condiciones que, en el momento (y aún considerando escenarios de estrés) les resulten favorables, aunque sean en otra moneda.

Asimismo, los créditos en dólares a no generadores se mantienen presentes porque el mercado los sigue demandando. Según Marco Agüero, gerente de mercadeo y relaciones públicas de Davivienda, estos continúan siendo una alternativa importante para el mercado principalmente en tres productos “muy relevantes” para el crecimiento económico: el crédito corporativo y empresarial, el crédito hipotecario (vivienda) y el crédito prendario (vehículos), tanto a clientes generadores como no generadores de divisas.

De acuerdo con Maurilio Aguilar, director general del Banco Popular, los créditos en dólares son parte de la oferta que ofrecen los intermediarios financieros, los cuales se valoran en función de la normativa, los objetivos comerciales y la relación riesgo-rendimiento.

“No existe una razón comercial o un impedimento normativo para conceder un crédito en dólares a un cliente no generador en dicha moneda, aunque, ciertamente, este tipo de crédito genera un riesgo adicional que es el riesgo cambiario”, aseveró Aguilar.

¿Por qué hay no generadores de dólares que se inclinan por sacar un crédito en esta moneda? Quizás porque la tasa de interés es menor que la que se cobra en colones y están dispuestos a asumir el riesgo cambiario.

Precisamente, el gerente de mercadeo y relaciones públicas de Davivienda comentó que los créditos en dólares resultan atractivos porque, como tendencia de largo plazo, tienen una tasa de interés menor, lo que se refleja en menores cuotas; en comparación con las de colones.

“Esto también se debe a que todavía existen diferencias entre las tasas en dólares y las tasas en colones, principalmente por la restricción al acceso de la banca privada a los colones del sector público no bancario; mientras continúen estas distorsiones de mercado, los créditos en dólares van a continuar siendo ofrecidos en su mayoría por la banca privada”, destacó Agüero.

Incluso, según destacó Laura Moreno, vicepresidenta de relaciones corporativas de BAC Credomatic, históricamente el financiamiento en colones ha tenido una tasa de interés mayor que en dólares y eso ocurre porque se percibe al colón como una moneda más débil y, por lo tanto, las cuotas de esos créditos son más altas.

“Si bien un préstamo en colones no tiene riesgo cambiario, tiene una tasa más alta que justamente refleja las expectativas de devaluación de la moneda. Lo anterior se debe a un tema estructural del mercado y no a una decisión propia de los intermediarios financieros. De ahí la importancia de que los bancos, como BAC, brindemos una correcta asesoría al cliente sobre las implicaciones de endeudarse en cualquiera de las dos monedas, y no dar una solución única”, explicó Moreno.

El tipo de cambio, al igual que las tasas en dólares o colones, siempre van a estar sujetos a variaciones, por lo que es importante que los clientes manejen holguras para hacer frente a sus pagos, sin importar la moneda en que se haya endeudado. Es importante que hagan un análisis del nivel de tasa y cuota, de acuerdo con su capacidad de pago y la necesidad de financiamiento específica.

— Laura Moreno, vicepresidenta de relaciones corporativas de BAC Credomatic

Por otro lado, desde el Banco de Costa Rica aseguran que la entidad viene aplicando una estrategia para otorgar créditos en dólares a clientes generadores o no generadores de moneda extranjera de bajo riesgo que evidencian tener la capacidad de asumir “variaciones importantes en el tipo de cambio”, de ahí que la opción de otorgar estos créditos se mantiene.

Según el acuerdo Sugef 1-05 Reglamento para la Calificación de Deudores, un no generador de moneda extranjera de bajo riesgo, para el caso de personas físicas, corresponde al deudor cuyo indicador de Cobertura del Servicio de las Deudas (CSD) sea igual o menor al 35%, para los créditos hipotecarios u otros (excepto créditos de consumo), y al 30% para los créditos de consumo, aún después de considerar el escenario de estrés de tipo de cambio definido por la entidad financiera.

Para el caso de personas jurídicas, corresponde al deudor no generador de moneda extranjera, cuyas actividades regulares proveen un flujo de ingresos suficiente para cumplir el servicio de sus deudas en moneda nacional y extranjera, aún después de considerar el escenario de estrés de tipo de cambio establecido por la institución financiera.

Además, el director general del Banco Popular indicó que las políticas que se definen en la entidad para otorgar los créditos en dólares contemplan la valoración y sensibilización precisamente del riesgo cambiario. De tal forma que en esos casos los niveles de ingreso deben superar determinados umbrales, y también el porcentaje de endeudamiento debe dejar holgura para enfrentar ese riesgo.

La normativa exige estresar estos créditos con niveles elevados de devaluación esperada. Es el cliente el que decide si toma su crédito en colones o en dólares, y la entidad financiera, en función de sus políticas y sensibilización del riesgo cambiario, valora si califica o no.

— Maurilio Aguilar, director general del Banco Popular

Aplicación de las pruebas de estrés

El director general de crédito del Banco Nacional expresó que la capacidad de pago de todos los clientes se analiza, aplicando escenarios de estrés, desde el momento de la originación de cada crédito y se revisa una vez al año como mínimo.

“Los escenarios de estrés consideran, entre otras cosas: aumentos del tipo de cambio, aumentos de tasas de interés, disminución de ingresos y aumento de costos y gastos”, detalló Guerrero.

En el BCR las pruebas de estrés se siguen aplicando para cada estudio de crédito, así como en los respectivos seguimientos de clientes, con la periodicidad establecida por “el regulador y la normativa interna”.

De acuerdo con el alcance del capítulo VIII denominado Metodologías de Análisis de Estrés de Capacidad de Pago, presente en el acuerdo Sugef 1-05, los análisis de estrés forman parte del conjunto de herramientas utilizadas por las entidades financieras para la evaluación de la capacidad de pago de sus deudores.

“Las metodologías utilizadas, pueden basarse en técnicas o herramientas estadísticas o las entidades pueden definir escenarios de estrés, con base en criterios subjetivos o criterio experto”, indica el documento.

Además, en el Banco Popular las pruebas de estrés cambiario se realizan cada vez que se analiza un crédito en dólares para no generadores de divisas, y se actualizan los escenarios según la política de seguimiento definida por la entidad, que por lo general es de un año.

Asimismo, Davivienda hace dichas pruebas en el otorgamiento de créditos para sensibilizar el impacto del aumento en tasas de interés y tipo de cambio. Adicionalmente, realiza varios ejercicios al año para evaluar esos portafolios de crédito.

A pesar del análisis de estrés inicial y periódico que se realiza, varias condiciones pueden cambiar. De acuerdo con Guerrero, en algunas ocasiones son situaciones específicamente del mismo deudor (por ejemplo: que sea despedido si es asalariado o tenga una disminución en sus ingresos; una empresa puede enfrentar reducción de ventas o aumento en sus costos).

Sin embargo, en otras ocasiones los factores que afectan al cliente corresponden más a situaciones internacionales (como el aumento de precios de materias primas) o macroeconómicas (como el aumento de la inflación, tipo de cambio y tasas de interés).

“Cuando estas condiciones van cambiando, puede que la situación financiera de los deudores cambie y se conviertan en ‘no generadores de alto riesgo’ cuando baja su capacidad de pago ante escenarios de estrés o no tienen capacidad de pago”, explicó el director general de crédito del Banco Nacional.

Desestímulos presentes

El acuerdo Sugef 1-05 indica en su artículo 11 bis que las entidades financieras deben mantener registrado al cierre de cada mes, un monto de estimación genérica que como mínimo será igual al 0,50% del saldo total adeudado de las operaciones crediticias sujetas a estimación, “según el alcance dispuesto en el Anexo 1 del Reglamento, correspondiente a la cartera de créditos clasificada en las categorías de riesgo A1 y A2″.

Sin embargo, en el 2016, se agregó que en el caso de los créditos denominados en moneda extranjera colocados en deudores no generadores de divisas; deberá aplicarse además una estimación genérica adicional de 1,50%, sobre la base de cálculo mencionada anteriormente. Convirtiéndose esto en un desestímulo para acceder a créditos en dólares.

Cabe destacar que ese 1,50% no se empezó a aplicar de “un solo golpe” sino que su implementación fue gradual. Entonces, según detalla el documento, a partir de la entrada en vigencia de esa modificación la estimación genérica era de 1,00%; luego, a partir del 1.° de junio de 2019 el rubro subió a 1,25%; y desde el 1.° de junio de 2020 se aplica el 1,50%.

Por su parte, el precio del dólar cerca de los ¢700 se convierte ahora en otro desincentivo para endeudarse en moneda extranjera, lo que hace que las personas no generadoras de moneda extranjera decidan acceder a créditos en colones o piensen en trasladar sus deudas de dólares a colones.