El BCCR logró evangelizar a propios

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Olivier Castro afirmó que el nivel de crecimiento del crédito es el adecuado para impulsar la economía el país. A su lado, Róger Madrigal. ( ARCHIVO GN PARA EF)

El discurso había calado con fuerza y la sentencia era casi inminente: la meta de inflación se iba a ajustar hacia arriba.

Desde antes de que Olivier Castro asumiera la silla principal en el Banco Central, había dado señales de que no tenía sentido aferrarse a una meta de inflación si la producción y empleado no aumentaban.

Era un discurso que se separaba de la retórica que se había escrito en las paredes del Central desde hace 10 años y que manifestaban los dos anteriores presidentes de la entidad en cada conferencia que dictaban: el objetivo primordial del Banco Central es defender la inflación.

Sin embargo, en corrillos del Central se sabía que desde que Castro asumió el cargo, el 8 de mayo pasado, el enfoque pretendía ser otro. Y lo dejó claro en todas las entrevistas y conferencias a las que asistía.

“El sistema de metas de inflación no es una camisa de fuerza para la política económica del Banco Central”, afirmó el 15 de abril a La Nación .

“Nosotros (Gobierno) estamos interesados en el crecimiento y, por lo tanto, al crecer, disminuir el desempleo y la pobreza. Eso significa, a la hora de fijar la meta (de inflación), balancear empleo e inflación”, afirmó a EF 13 días después.

Incluso, en esa entrevista, dijo que un punto más de inflación no era de preocuparse.

Y el 17 de julio lo volvió a decir frente a un grupo de banqueros: “No es de preocuparse que el nivel de la inflación difiera de la meta que ha establecido el Banco Central”.

Y el discurso caló. En las últimas dos semanas, los analistas compraron la idea y estimaban una inflación mayor al 5% (máximo) fijado en enero.

Entonces, la preocupación no solo era que los precios serían más altos (algo que puede impactar los salarios reales, las tasas de interés y, de paso, la pobreza) sino que la credibilidad del Central, que había empezado a cimentar desde el 2010 (con inflaciones dentro del rango meta), estaba en veremos.

Sin embargo, este pasado 31 de julio, la retórica volvió a su curso.

Tal parece que la división económica del Central y la otra parte de la junta directiva (nombrada en gobiernos anteriores) lograron evangelizar a su presidente.

Castro moderó su discurso e, incluso, en la presentación a los medios de la revisión del Programa Macroeconómico 2014-2015 permitió que el jefe de la división económica, Róger Madrigal, le robara el micrófono.

Este economista, con 30 años de experiencia en el Central y cuya tesis doctoral versó sobre el sistema de metas de inflación, se encargó de responder las preguntas sobre por qué el Central decidió mantener la meta.

El presidente de la entidad también compartió su nueva visión: “Uno lo ve dependiendo de las circunstancia en que rigen en cada momento. Lo que es preocupante para uno que está fuera del Banco, es si la política monetaria está siendo restrictiva y hace que impida el crecimiento. Cuando impide el crecimiento, entonces está afectando negativamente el empleo. Esa es mi preocupación siempre, y cuando dije eso en el pasado, estaba pensando en ese tipo de cosas”.

Ahora le toca al Central seguir evangelizando a extraños.