Expresidentes del Banco Central cuestionan proyecto para equiparar objetivos de la entidad

Texto para equiparar objetivos de inflación y producción presiona a la entidad y preocupa a expertos

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Luego de que los diputados aprobaran un proyecto de ley para equiparar el control de la inflación y el impulso del desarrollo ordenado de la economía como objetivos prioritarios del Banco Central, las preguntas que surgen son si debe hacerlo, si ya lo hace o si podrá hacerlo.

Los especialistas afirman que ya el Central ha demostrado que lo hace, pero no están convencidos de si podrá aplicar una política monetaria expansiva para impulsar la producción indefinidamente.

Además, consideran que, aunque ambos objetivos tengan un peso similar, siempre le dará prioridad a uno frente al otro.

La Comisión de Asuntos Económicos dictaminó de forma unánime, el 19 de junio anterior, el proyecto que equipara ambos objetivos en la Ley orgánica del Banco Central . El texto ahora pasará al plenario legislativo.

Lo que está en la balanza es el principio de la teoría económica que indica que, con una inflación bajo control, el Central podría bajar las tasas de interés para estimular el consumo y la inversión y, por consecuencia, el empleo.

No obstante, lo anterior depende de que la inflación esté en un rango cercano a la expectativas que tengan los agentes económicos y que la producción esté por debajo de su tasa promedio de crecimiento (pleno empleo de los recursos).

El Central afirma que el texto no es conveniente entre tanto no se le den las herramientas legales para cumplirlo, entre ellas, mayor flexibilidad en el uso del encaje mínimo legal, obtener una capitalización, reducir los subsidios a la supervisión financiera y darle mayor autonomía.

“El Banco no tiene la situación patrimonial y financiera que le permita cumplir con la asignación actual de objetivos y funciones. No se opone al cambio propuesto en sí, sino a que el proyecto está incompleto”, indicó su presidente, Rodrigo Bolaños.

Balance de situación

Empero está preocupación y otras las comparten sus antecesores Bernal Jiménez, Eduardo Lizano, Jorge Guardia y Francisco de Paula Gutiérrez.

Según ellos, una iniciativa de este tipo debe poner en la balanza una serie de elementos.

Primero, el Banco Central no ha dejado de vigilar el desarrollo económico del país.

Incluso, a finales del año pasado y principios de este, la entidad compró una gran cantidad de dólares del mercado y no modificó el piso de la banda cambiaria (a pesar de que esto podía afectar la inflación), precisamente para no perjudicar a una parte de la economía real (las exportaciones).

Asimismo, hace dos semanas, rebajó la Tasa de Política Monetaria (TPM) para tratar de darle un impulso a la producción luego de que las cifras del primer cuatrimestre del año demostraron una desaceleración mayor a la prevista.

En segundo lugar, el Central no es el único responsable de hacer crecer la economía, pues en esta labor también están involucradas otras instituciones y tienen que aplicarse otras políticas, como la comercial, la agrícola, la industrial, además de impulsar la innovación tecnológica y mejorar la educación.

Además, está claro que la estabilidad de precios es un elemento clave para fomentar el desarrollo, pues le da tranquilidad a las empresas y las personas para tomar decisión de inversión y de consumo. Pero, por sí sola, la política monetaria no puede elevar el crecimiento.

Tercero, un proyecto de ley de este tipo obligaría al Banco a elegir un objetivo y podría prestarse para que el Gobierno de turno le meta presión para apoyar la producción y lo obligue a emitir dinero sin restricción, descuidando la inflación.

Cuarto, la iniciativa podría afectar el avance hacia el proceso de metas de inflación (que arrancó en el 2006), pues obligaría al Banco a enfocarse en objetivos múltiples y balancear su política para afectar otras variables que no puede afectar en el mediano o largo plazo.

Más allá de la decisión de los diputados, las cifras recientes demuestra que, efectivamente, en Costa Rica, un aumento en la producción puede reducir el desempleo, pero no que siempre una inflación mayor le da un empujón a la economía.