Por segunda ocasión en menos de dos años, el país se embarca en un proceso de reforma tributaria que resuelve, al menos en parte, el faltante de fondos que tiñe de rojo las finanzas públicas.
El tema tiene años dando vueltas en el laberinto del debate nacional sin llegar a la salida. Las últimas dos administraciones presentaron sendos proyectos para transformar el fisco. El actual proceso de “Consolidación fiscal” es la segunda intentona del actual Gobierno.
Aunque el tema es un viejo conocido, la estrategia diseñada por el Ministerio de Hacienda está salpicada de novedad.
En lugar de presentar ante el Congreso un texto dictado por los técnicos del Gobierno, el ministro Edgar Ayales optó por ampliar la discusión en busca de consensos que mantengan un eventual proyecto de ley a flote en las turbulentas aguas del Legislativo.
El documento “En ruta hacia la consolidación fiscal: Agenda para una diálogo nacional” tiene como objetivo servir de base para un proceso al que están invitados expertos en derecho tributario, representantes empresariales, líderes de organizaciones gremiales y cuanto ciudadano decida unirse a alguna de las cinco mesas de discusión.
Esa discusión no se limitará a buscar nuevos ingresos para el fisco. Los gastos del Estado también están sobre la mesa, algo que no sucedió con los últimos tres proyectos de reforma.
Deterioro
El proceso pinta complejo, tanto como el estado del erario público.
La crisis financiera golpeó la actividad económica y noqueó la recaudación al restarle lo equivalente a un 2% del Producto Interno Bruto (PIB) entre 2008 y 2009.
La recuperación de los ingresos tributarios no alcanzó para financiar algunas de las medidas anticíclicas implementadas con el objetivo de estimular la actividad económica.
Peor aún, parte importante de los gastos en los que incurrió el Gobierno para contener el efecto de la crisis resultaron tener un carácter permanente, pues se concentraron en salarios y transferencias corrientes.
Estas circunstancias bastaron para disparar el déficit fiscal de un 0,6% de la producción en 2007 a 4,4% en 2012.
La dinámica del gasto, espoleado por las remuneraciones del sector público y los intereses, hace que aumente el agujero en las finanzas del Gobierno Central. Para finales de este año, el faltante llegaría a representar un 5%.
“Vivimos en una perversidad fiscal porque los ingresos son procíclicos y los gastos crecen al doble de la inflación”, dijo Ayales durante la conferencia de prensa en la que dio a conocer su agenda de discusión fiscal.
La tendencia es de largo plazo. Si se cumple el mandato constitucional de destinar un 8% del PIB para educación en el 2018, el déficit fiscal sería equivalente a un 7,3% de la producción.
Hasta el momento Hacienda ha logrado encontrar inversionistas dispuestos a financiar el déficit, pero las obligaciones se van acumulando. El año pasado ascendían a un 35% del PIB, según datos del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi). Dentro de cinco años, alcanzará un monto equivalente al 51% de la producción.
La gran distorsión
Los efectos del déficit en las arcas del Estado no se quedan entre las paredes del Ministerio de Hacienda. Se dejan sentir en el bolsillo de los consumidores y alteran los planes de los empresarios.
La voracidad del Gobierno por dinero con qué financiar su operación presiona al alza las tasas de interés. El crédito se vuelve caro.
Para aminorar esta presión, Hacienda decidió buscar fondos en el mercado internacional con dos emisiones de deuda.
Sin embargo, el ingreso de estos dólares hace que el tipo de cambio se mantenga cerca del límite inferior de la banda cambiaria, lo que obliga al Banco Central de Costa Rica (BCCR) a intervenir en el mercado mayorista de divisas.
Estas actuaciones del Central pasan la factura y a mediano plazo ponen en peligro el cumplimiento de la meta de inflación de entre 4% y 6% para 2013.
Para comprender cómo llegó el fisco a este grado de deterioro, EF analiza los principales problemas estructurales de las finanzas del Gobierno Central.
Incluye el ahorro o el ingreso que se obtendría respecto al PIB en 5 años.
Propuestas para contener el gasto |
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