Gobierno tiene pocas herramientas para renegociar la deuda cara y bajar el pago de intereses

Los altos intereses ‘ahogan’ la posibilidad de mejorar las finanzas públicas. La tasa implícita de deuda total es de 7,95%

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Una de las principales tareas del Gobierno Central de Costa Rica está en bajar su deuda con alto costo y la carga de intereses que paga por esta, pero conforme el déficit fiscal aumenta se queda con pocas herramientas para maniobrar posibles soluciones.

A la fecha, Costa Rica tiene colocado en el mercado bonos con altas tasas de interés fija, algunas de estas se encuentran muy por encima de la actual curva de rendimiento. Son precisamente esos instrumentos los que Hacienda deberá salir a negociar para ‘mejorar’ sus condiciones y evitar que el pasivo siga creciendo.

Isaac Castro, viceministro de egresos del Ministerio de Hacienda, agregó que desde Tesorería requieren renegociar las condiciones de la deuda mediante los mecanismos oficiales para minimizar el costo y conforme avance el proceso de reestructuración puedan tener una relación de deuda/PIB “más favorable”.

Sin embargo, precisamente la renegociación es un reto. La autoridad tiene buscar a los tenedores de esos bonos con altas tasas, presentarles una propuesta nueva de inversión que sea atractiva y ejecutar el cambio mediante las herramientas que tiene a la mano, las cuales son pocas.

Sustituir altas tasas no es trabajo sencillo, existen opciones, pero cada alternativa tiene sus propios obstáculos y tampoco es infinita la cantidad de posibilidades.

Una de las primeras opciones y poco usada por el momento, es la posibilidad de llamar los títulos para una redención anticipada (call), para que esto sea posible el Estado deberá contar con suficientes recursos financieros para recomprar esa deuda, esta opción no incluye el otorgamiento de otro bono.

La ley faculta a Hacienda para hacer los cambios necesarios a la deuda pública, siempre que sea para el mejoramiento de las finanzas. De acuerdo con el artículo 86 de la Ley de la Administración Financiera de la República y Presupuestos Públicos, se indica que, “el Ministerio de Hacienda podrá efectuar operaciones de crédito público para reestructurar la deuda pública del Gobierno de la República, mediante su consolidación, conversión, renegociación o condonación, en la medida que impliquen un mejoramiento de las finanzas públicas.”

Luego está el canje de deuda, en este puede negociar con los grandes tenedores para cambiar las condiciones de los bonos existentes por unos nuevos con mayores plazos, diferentes tasas, pero en general condiciones que logren satisfacer a los inversionistas para hacer el cambio.

Este es el método más utilizado por el Ministerio de Hacienda durante los últimos años, la Tesorería Nacional compra los bonos en circulación a los participantes y después vende los nuevos títulos a los inversionistas; todo el proceso se gestiona por medio de la Bolsa Nacional de Valores.

En agosto, la entidad renegoció bonos por el equivalente a los ¢80.000 millones a través de canje de deuda interna. Ese monto representó el 4,4% de los ¢1,8 billones que la Tesorería Nacional esperaba captar en el mercado doméstico durante el segundo semestre del año.

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Otro de los mecanismos de negociación con los que cuenta Tesorería es la subasta inversa, pero esta solo fue mencionada por las autoridades como una opción, de momento la solución que queda es negociar con los grandes tenedores de deuda y ejecutar canjes.

El asesor financiero Douglas Montero, explicó que esta es la mejor opción que tiene el país por el momento, pero para que sea posible deberá negociar con cada uno de los dueños de deuda y generar un compromiso que les permita a ambas partes obtener beneficios.

El riesgo yace en que en caso de una de las partes no ceda en el proceso de negociación, el país estaría cada vez más cerca de comprometer seriamente sus finanzas públicas y eventualmente entrar en impagos (default), lo que terminaría perjudicando gravemente las tasas de interés y a los operadores, pues estos se arriesgarían a que no se les cancele la deuda por insistir en tener un interés muy alto.

“No tiene sentido que las operadoras de pensiones (grandes tenedoras de deuda del estado) se nieguen a mejorar las condiciones de los bonos actuales, podrían dejar al país en default y los bonos no se cancelarían. Negociar con los grandes para tener una tasa de rentabilidad real pequeña, pero asegurada o tener una tasa de rentabilidad alta, pero que se puede desvanecer en el corto plazo, esas son las opciones” advirtió Montero.

De parte de algunas operadoras hay un consenso para readecuar las condiciones de los bonos mientras no se afecten los beneficios de sus afiliados, esto al amparo de lograr un bien común. Sin embargo, también están temerosas de que no logren satisfacer en su totalidad las necesidades.

“Nosotros siempre vamos a buscar la manera de beneficiar a nuestros afiliados”, comentó Alejandro Solórzano, gerente de la operadora de fondos de pensiones Vida Plena.

Róger Porras, gerente general de Popular Pensiones, explicó que desde la operadora tienen disposición de negociar las condiciones con Hacienda en el mercado de valores. Sin embargo, recordó que velarán por el objetivo de no afectar los beneficios de sus clientes.

Porras expresó su preocupación de que una renegociación agresiva de la deuda sea solo una solución temporal para el problema de las finanzas públicas. Para él debe existir un mejoramiento total de la estructura de ingresos y gastos.

“Nada hacemos nosotros bajando tasas de interés, ampliando plazos y renegociando condiciones si no existen reformas estructurales que te van a garantizar la sostenibilidad del fisco en el tiempo”, advirtió.

Antonio Pérez, presidente de la Cámara de Fondos de Inversión, destacó que es necesario tomar acciones para evitar que Costa Rica siga cayendo en su calificación crediticia, esto mejorará inmediatamente las condiciones financieras en las que se oferten los bonos.

“Las acciones de política económica deberían de ser de agrado para las calificadoras, porque si el país sigue cayendo en cuanto a su calificación, vamos a empezar a ver incrementos en las tasas de interés y las expectativas que se tienen por parte del deudor”, expresó Pérez.

En los mecanismos de negociación no hay una relación uno a uno, todas las posturas de compra y venta deben cumplir un trato equitativo y son sobre emisiones estandarizadas, con los términos y condiciones anunciados previamente por el emisor. Es decir, si se negocia un bono con uno de los inversionistas, los cambios deberían estar disponibles para todos.

El peso de la deuda

La mayor inquietud del Gobierno Central es su deuda interna, la cual abarca el 77% del monto total. Pese a que en el corto plazo no es posible disminuir el principal del pasivo, sí es posible reducir el de los intereses si se sacan de circulación los bonos colocados con altas tasas de interés.

El país posee una tasa implícita de la deuda total de 7,95%. Isaac Castro, viceministro de egresos del Ministerio de Hacienda, asegura que al reducir en un 1% el costo financiero de la deuda interna el gobierno podría ahorrarse entre ¢170.000 y ¢190.000 millones en intereses.

Por su parte, Gabriel Alpizar, economista y extesorero nacional destacó que una de las principales ventajas con las que cuenta el país en el proceso de renegociación es que la mayor porción de la deuda está entre bonistas locales del sector público no financiero, lo que podría facilitar la readecuación de condiciones de deuda. Es decir, el Gobierno tendría conversaciones con entidades autónomas y operadoras de pensiones.

Adicionalmente, existe la posibilidad de financiamiento por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), le permitiría al país obtener los recursos para adecuar su deuda con mejores condiciones financieras, a la vez, de acuerdo a los especialistas consultados, abriría la puerta para mejorar su imagen con diferentes organismos multilaterales.

Recibir recursos de fuentes alternas como la posibilidad del crédito de Servicio Ampliado por $1.750 millones del FMI, le quitaría presión al Ejecutivo en la labor de emisión de títulos y de esa manera obtener mejores condiciones en el proceso de negociación.

Reducir la oferta de títulos en el mercado le permitiría al Ejecutivo mejorar el perfil de la deuda (tasas y plazos) y posteriormente mediante el canje, subasta inversa o recompras en el mercado secundario, colocaría en mejores condiciones.

Altas tasas de interés

Actualmente el Ministerio de Hacienda tiene en circulación 67 emisiones de bonos en colones, de estas 11 tienen una tasa facial bruta con un mínimo de cuatro puntos porcentuales (pp) por encima de la curva de rendimiento soberana calculada por el Banco Central de Costa Rica el 29 de setiembre.

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Es decir, que sus interesesson altos con respecto a las condiciones actuales del mercado y hace que la erogación en su pago sea alta respecto al total del presupuesto.

El monto en circulación tampoco es despreciable. Solo entre los diez bonos con tasa facial más alta suman ¢3,09 billones de colones.

Por ejemplo, en el 2012 el estado emitió ¢300.000 millones en un título con un plazo de 3.780 días (un poco más de 10 años) y tasa facial fija de 12,5%.

Ese porcentaje está 7,2 pp arriba de la actual curva soberana. Lo que indica que durante los próximos dos años, pues se vence hasta el 2022, el país seguirá pagando lo que se podría considerar intereses altos.

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El casi trillado enunciado que se escucha constantemente por parte de expertos, ‘Costa Rica debe pagar deuda cara por deuda barata’ responde a esta necesidad de bajar las tasas de interés de los títulos que durante años se han mantenido con altos costos que incrementan el déficit.

Expertos aseguran que será poco probable que se mejoren las condiciones financieras mientras se mantenga una baja calificación de riesgo.

El pasado 2 de junio Moody’s modificó la perspectiva de calificación de Costa Rica, esta se encontraba en B2 estable y ahora pasará a tener una perspectiva negativa.