Gollo y Monge, de vendedores de electrodomésticos a prestamistas de efectivo. Esta es la realidad de sus negocios

Préstamos para emprendedores, efectivo y hasta una ‘app’ de crédito en línea; las apuestas de Monge y Gollo cada vez apuntan más lejos de las fronteras de sus tiendas.

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Los nombres de las tiendas Gollo y Monge han estado vinculados históricamente a la venta de electrodomésticos y en especial si es a plazo. Pero ahora es probable que también se asocien a los créditos personales, a la entrega de dinero propiamente.

Esto no significa que antes no hayan sido prestamistas: vender el producto (una refrigeradora o una pantalla), más el préstamo con el que el cliente adquiere el bien es un negocio redondo y una pieza fundamental del éxito de estos dos establecimientos en continua competencia. Sin embargo, en los últimos años se ha hecho más evidente el objetivo de ambos de crecer en el sector crediticio más allá de las fronteras de sus tiendas.

Muestra de esto son algunos de los servicios —parecidos entre sí— que han sacado al mercado junto con la venta de electrodomésticos: créditos empresariales, préstamos de efectivo (estas dos líneas hasta se llaman igual: Monge Efectivo y Gollo Efectivo) y apps de pago en línea entre otros.

El Financiero conversó con representantes de los dos establecimientos para conocer los detalles de este negocio y competencia, sobre cómo han evolucionado sus apuestas en el mercado de crédito.

Separación de servicios

En ambos negocios hay una intención cada vez más marcada de separar la venta de bienes de los créditos. Esta separación es un poco más evidente en Monge, ya que cuentan con el permiso para realizar intermediación financiera.

Según explica Eduardo Fallas, gerente general de Financiera Monge, el negocio se maneja como dos empresas separadas desde el 2010. “Tenemos dos sociedades aparte (las tiendas y la financiera). A las personas se les da el crédito para comprar lo que sea, no hay un crédito atado a electrodomésticos, por ejemplo, sino que le damos una línea de crédito al cliente y este escoge en qué la utiliza”, dice Fallas.

La formalización de la financiera como un intermediario, —es decir, una institución que puede financiar créditos con la captación de sus depositantes— se dio en 2017. Si bien esto les da la opción de captar recursos del público, también los obligó a someterse a una regulación más estricta por parte de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).

Esto hace que información sobre su salud financiera, —como su cartera de crédito, morosidad, estimaciones, calidad de la cartera, suficiencia patrimonial, entre otros indicadores— sea pública en el sitio web de la Sugef.

El brazo crediticio de Gollo, en cambio, no es un intermediario financiero, únicamente un prestamista y no tiene la obligación de hacer públicos esos datos.

Sin embargo, en su jerarquía también hay una separación entre la tienda y sus servicios crediticios. Guillermo Destefanis, gerente general de Unicomer en Costa Rica, grupo al que pertenece Gollo, así como otros establecimientos similares como La Curacao y Radioshack, explica que la vertical crediticia de Unicomer está separada de las ventas retaily se divide en dos: los préstamos asociados a la compra de bienes en sus establecimientos y los préstamos en efectivo, específicamente créditos de consumos y para pymes.

Productos financieros

Cuando se enumeran los servicios crediticios que ofrecen estas entidades se hace más notorio cómo ambas compiten en un mismo segmento, con productos similares y un público en común: clientes que normalmente no acceden al financiamiento de la banca tradicional.

Para las dos empresas, según confirmaron sus voceros, el principal fuerte continúan siendo los préstamos para compras dentro de sus propios locales. “Siete de cada diez colones que vendemos los vendemos a crédito”, dice Destefanis.

No obstante, los dos han notado un mayor dinamismo en otro tipo de productos. En el caso de Monge, Fallas dice que los servicios que más han crecido recientemente son los préstamos empresariales —los cuales sacaron en 2022 bajo el nombre de Monge Emprendedor— y su tarjeta de crédito, en el mercado desde el 2020.

Unicomer también cuenta con préstamos empresariales con Gollo Pyme, un producto mercadeado específicamente para pequeñas empresas apenas en germinación. “Es el emprendedurismo en su etapa inicial, les estamos brindando la posibilidad de tener esa financiación que de otras formas se les complicaría porque muchos de esos casos todavía no tienen garantías para respaldar; hay un score crediticio, pero no tienen garantías hipotecarias reales”, explica Destefanis.

Otro producto estrella es el préstamo de efectivo, el cual ofrecen las dos entidades bajo un lema de entrega rápida. Según la información en sus respectivas páginas web, Monge Efectivo brinda préstamos por hasta ₡1 millón, mientras que Gollo Efectivo tiene un techo de ₡690.000.

Fallas ve congruente este crecimiento en créditos no ligados a productos de sus tiendas con los cambios en el comportamiento de los consumidores a lo largo de los años. “Las necesidades financieras de los clientes son cambiantes, cada vez buscan más créditos para experiencias (viajes, por ejemplo) que para bienes durables. Basado en ese cambio de necesidades es que Monge ha venido desarrollando nuevos productos”, explica Fallas.

Apuestas tecnológicas

Destefanis dice que el producto de la vertical crediticia de Unicomer que más le emociona es Emma, una aplicación móvil para entregar créditos en línea desde el celular. En esta app los clientes pueden solicitar un préstamo y pagar desde sus teléfonos en alrededor de 4.000 comercios afiliados fuera del ecosistema de Gollo.

“Usted puede usar Emma para comprar ropa, para comprar comida, para comprar una bicicleta, para comprar muchas cosas que no están en Gollo. Eso para nosotros es el futuro”, comenta el gerente de Unicomer en Costa Rica.

Monge también tiene un producto en una línea similar con Monge Pay, una aplicación para pagar desde el celular en 700 establecimientos y que permite solicitar créditos en línea.

Fallas dice que esta aplicación también les ayuda a abaratar el costo de entregar los créditos. “Darle un préstamo a un cliente que tiene que ir a la tienda y hacer un proceso cuesta más caro que un cliente que puede hacer todo directamente desde su teléfono y que nada más se le hace una transferencia”, explica.

En crecimiento

A pesar de lo complicados que han sido los últimos tres años tras la pandemia y el aumento de tasas de interés e inflación, tanto Destefanis como Fallas se muestran satisfechos con el crecimiento del negocio.

En el caso de Monge, cuyos datos son públicos al ser un intermediario, es posible observar cómo su cartera crediticia ha crecido en un 146% entre agosto de 2020 y agosto de 2023. Esta financiera crece a un ritmo mayor que la cartera total de los quince bancos comerciales del país: tuvo un aumento del 15,49% interanual contra una contracción del 2,34%, al mes de agosto, según datos tomados del portal de Sugef.

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Fallas dice que la aplicación de denominada la Ley de Usura, la cual le pone un techo a las tasas de interés que pueden cobrar los prestamistas, los ha obligado a abandonar a un segmento de sus clientes, sin embargo lo han compensado con una mayor colocación dentro del resto de usuarios con mejor capacidad de pago.

Por su parte, Destefanis considera que la Ley de Usura no ha tenido una afectación grande en Unicomer y más bien considera que en cierta forma igualó la cancha al poner una misma tasa máxima para todos. “Es una regla de juego, como en un partido de fútbol: entramos once contra once, entonces hoy en día el partido del crédito se juega mucho más por la agilidad, la rapidez y el servicio en el que lo doy”, explica.