Impuesto al consumo decreció 12% como reflejo de la desaceleración de Costa Rica

En aduanas la recaudación decreció 6,6% y consumo interno a un ritmo de -57,7%

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El impuesto al consumo decreció a un ritmo de 12% con respecto al año anterior. Es la recaudación del comercio local la que motiva principalmente ese comportamiento a la baja.

Menos personas se aventuran a comprar bienes de consumo duradero y semiduraderos, como electrodomésticos, vehículos y viviendas nuevas, a la vez que las empresas de las que depende del impuesto selectivo migran sus operaciones fuera del país.

Según datos del Ministerio de Hacienda, a agosto de este año el impuesto en las aduanas reportó un decrecimiento de -6,6%, mientras que el impuesto al consumo interno tuvo una variación de -57,7%.

Lo anterior demuestra que los hogares son más cautos a la hora de gastar y las empresas, a importar bienes duraderos y de consumo.

De acuerdo con información suministrada por el Ministerio de Hacienda a EF, la caída del impuesto recaudado a nivel de aduanas obedece a una menor importación de vehículos.

Los principales productos que integran este tributo son electrodomésticos y componentes electrónicos, medios de transporte, partes y accesorios de vehículos, alimentos, bebidas y tabaco, y productos de la industria química.

Según datos del Banco Central, las importaciones de bienes en general presentaron los mismos síntomas durante este año.

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Además del comportamiento de las importaciones, la desaceleración del impuesto en aduanas coincide a su vez la poca confianza de los empresarios por la situación del país.

De acuerdo con la última Encuesta de Confianza de los Empresarios, elaborada por la Unión de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial (Uccaep), 65% de los empresarios cree que el Producto Interno Bruto crecerá menos a lo previsto por el Banco Central, un resultado que determina sus intensiones de inversión.

En el caso del consumo interno, la pronunciada caída se debe a que algunos contribuyentes han mermado sus actividades en el país y otros han aplicado créditos que tenían de otros impuestos, por lo que no pagaron en el 2019.

Lo anterior representa ¢8.802 millones menos, entre agosto del 2018 y agosto del 2019.

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Motivos del descenso

Priscila Piedra, socia de impuestos de Deloitte, explicó que en gran medida el comportamiento se le atribuye a la salida de la empresa tabacalera del país.

“El selectivo tiene una importante respuesta de parte del impuesto de los cigarrillos. Cuando la tabacalera decidió trasladar sus operaciones, se deja de percibir el impuesto a nivel local”, explicó Piedra.

La empresa, de la multinacional Phillip Morris, anunció el año pasado que dejaría de producir en Costa Rica.

El efecto se debería trasladar al selectivo de consumo de aduanas, dado que si no se produce, se importa.Sin embargo, la caída de la importación de bienes duraderos ha sido tan significativa que oculta el efecto de los cigarrillos.

Por otro lado, el resto de productos del impuesto interno han mermado, como jabones, cosméticos y otros alimentos.

Los resultados del selectivo de consumo general demuestran no solo que la gente está comprando menos, sino que tiene menos intensión de comprar. Según explicó la economista Adriana Rodríguez, el comportamiento de la recaudación dice mucho de la situación de las familias.

“Las perspectivas están bajas y los hogares están limitados en su capacidad de consumo. Los ingresos reales han caído y los niveles de desempleo han aumentado. Todo este conjunto de cosas limita las posibilidades de consumo”, explicó Rodríguez.

Este comportamiento se evidencia en las pocas posibilidades de consumir que tienen los hogares y esto implica que en los próximos meses la tendencia continúe a la baja.

La encuesta de Confianza de los Consumidores, publicada por la escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica, demostró que 77,5% de las personas cree que es un mal momento para comprar bienes duraderos, como casa y carro.

Esta perspectiva influye en el impuestos selectivo, especialmente en los bienes que vienen del extranjero y pasan por aduanas.

De acuerdo con la encuesta, los consumidores no están percibiendo medidas efectivas y de corto plazo para reactivar la economía, lo que influye directamente en sus decisiones de compra.

Otro hecho que habla sobre el estado de los hogares es el comportamiento reciente de la recaudación por combustible.

A julio, la recaudación de este impuestos único se ubicó en -3,8% y luego mostró una muy pequeña recuperación en agosto.

“Los hogares tratan de ahorrar por todas partes” admitió Rodríguez.

Abelardo Medina, encargado del análisis macrofiscal del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, explicó que otro factor relevante es que muchos de los productos incluidos en este impuesto son de consumo popular no esencial, lo que implica que, cuando hay un deterioro económico, la reacción directa es sustituirlos y dejarlos de usar.

“Específicamente, la recaudación de este impuesto es congruente con el menor ritmo de la actividad económica y con los altos niveles de desempleo que ha reportado el INEC”, explicó Medina.

Según el especialista, el hecho de que entrara en vigor el Impuesto al Valor Agregado pudo haber producido un cambio en las costumbres de consumo de las personas, que han migrado de productos menos esenciales a más esenciales.

Expectativas débiles

Pese al ambiente de incertidumbre, el hecho de que la Reserva Federal de Estados Unidos decidiera bajar nuevamente su tasa de interés podría desahogar las finanzas de los hogares que tienen créditos en dólares y eventualmente, reactivar el consumo.

Otro ‘alivio’ para las finanzas familiares es el hecho de que el tipo de cambio se ha mostrado estable recientemente, con tendencia a baja o con moderados incrementos.

El comportamiento de ambos indicadores podría suponer que las personas auguren mejores condiciones en los próximos meses.

Sin embargo, para Medina, la situación se podría mantener en el largo plazo en tanto las personas mantengan cambios en sus decisiones de consumo.

La tendencia podría verse interrumpida el próximo año, para cuando se espera una mejora en las condiciones económicas y una reactivación del repunte económico.