Tras cinco meses de continuas alzas, la inflación dio un giro en julio y agosto, cuando contrario a lo esperado por el mercado, el indicador redujo su ritmo de crecimiento.
Aunque el descenso fue sorpresivo, la hipótesis de que el resultado –principalmente el de agosto– se originó por factores coyunturales es la que toma fuerza.
El resultado de un solo mes no es suficiente para cambiar las expectativas.
Así, la inflación regresaría pronto al ritmo proyectado. Es decir, seguiría su curso para alcanzar el rango meta del Banco Central de Costa Rica (BCCR) en el segundo semestre del año.
Al final, serán los combustibles y el comportamiento del tipo de cambio los factores determinantes en que eso se pueda concretar.
La variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) creció de forma continua entre febrero y junio de este 2017. En esos cinco meses, promedió un ritmo de 1,55%.
Ese dinamismo hizo más posible la previsión de que este macroprecio se ubicaría entre 2% y 4% a finales de año, el rango meta del Central.
Sin embargo, en julio llegó una alerta de reducción (se ubicó en 1,16%) y finalmente, en agosto el repunte fue de apenas 0,91%.
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A pesar de este resultado, el Banco Central estima que el indicador se ubicará en el rango meta a finales de 2017, "más cercana al límite inferior de ese rango", afirmó Eduardo Prado, gerente del BCCR.
El mercado coincide con esta expectativa.
¿Qué llevaría a la inflación a pasar de menos de 1% a al menos un 2%, en un periodo de apenas cuatro meses?
Los determinantes macroeconómicos de la inflación evolucionan de manera coherente con el indicador, según el mismo Central.
Además, la subida de los combustibles en el arranque de setiembre y un tipo de cambio más alto que en el inicio del año serían dos factores clave de presión para los precios locales.
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El roce de la inflación con el límite inferior del rango meta va depender en gran medida de cómo se dé el traspaso del precio del crudo a través del componente transporte, por lo que la recuperación del precio del petróleo es un factor exógeno que va ser clave, explicó Emmanuel Agüero, especialista en análisis económico de Aldesa.
A esto ayuda el que las expectativas de inflación se encuentren dentro del parámetros del Central, mientras la brecha de producto no muestra presiones de demanda.
Por su lado, los agregados monetarios y el crédito –que determinan la inflación en el largo plazo– evolucionan de manera consecuente con la meta inflacionaria, explicó Prado.
Entre tanto, un nivel de inflación cercano al 2% en visto con buenos ojos.
Jorge Guardia, economista, explicó en su columna en La Nación, que "Me gustaría ver anclada la inflación en un 2%, como en los países avanzados, por los beneficios económicos y sociales que apareja: mejora la competitividad, da más confianza e inversión, mayor crecimiento y empleo, protege al asalariado y, además, reduce la pobreza".
Bajonazo coyuntural
En agosto, los precios de los alimentos cayeron, mientras que el transporte se estancó.
Los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas cayeron 1,11%, en comparación con julio. Este fue el factor que más impactó el resultado de la inflación.
Este grupo cae por choques de oferta en el comportamiento del precio de bienes agrícolas, específicamente las hortalizas.
Este producto arrastra efectos climatológicos de las zonas en las que se cosecha, principalmente Cartago, donde se cosecha alrededor del 80% de las hortalizas de Costa Rica.
El precio de este producto cayó 9,61% entre julio y agosto, lo que causó la mayor porción de la reducción del IPC.
Los combustibles, por su parte, se estancaron.
Los precios del transporte dependen del precio del crudo, pero ese efecto llega con un rezago de uno tres meses al país.
Este grupo dejó de crecer en el índice de precios local, en reflejo del estacionamiento que vivió el precio del curso entre abril y mayo.
Es así como los precios de combustibles para vehículo, mantenimiento del vehículo, transporte terreste y servicios de mudanza, prácticamente no crecieron en agosto.