La enseñanza de finanzas con cuentos de hadas

¿ La Cenicienta ? Un ejemplo fabuloso de externalización. Sus amigos animales hicieron todo el trabajo. ¿O son pasantes sin sueldo?

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Esa gente de la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos (NRA, por sus siglas en inglés) tiene algunas grandes ideas.

No los estoy elogiando simplemente porque estén fuertemente armados, aunque no puedo negar que eso podría ser un factor.

Si se hace a un lado su poder de fuego, se han embarcado en un proyecto verdaderamente interesante: reescribir los cuentos de hadas. Con armas.

Eso está bien, Hansel y Gretel tienen un amiguito. Y ahora sus cuentos tienen finales felices.

Eso me da ideas para mis propios cuentos; cuentos de hadas sobre dinero. Pero no hay que adelantarnos.

En su nota que acompañó la primera entrega de las fábulas con armas de la NRA, el editor pregunta: “¿Alguna vez se han preguntado a qué habrían sonado esos mismos cuentos de hadas, si a esos desventurados Caperucita Roja , y Hansel y Gretel les hubieran enseñado seguridad y cómo usar armas de fuego?”.

En la versión de la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos de ese cuento clásico, los niños —antes víctimas deplorables a manos de los Hermanos Grimm— emergen victoriosos de la casa de la bruja.

Al lobo malo, ese matón, Caperucita Roja y su abuelita lo asustan porque ambas son diestras con las armas de fuego.

La abuelita le dice al lobo: “No creo que nadie me vaya a comer hoy”. Amarran al lobo. “Oh, cómo odiaba que las familias aprendieran a protegerse”, nos dice la autora, Amelia Hamilton.

A nadie vuelan en estas historias; una ciudadanía armada evita cualquier caos, ni lo provoca.

Oh, y es posible ponerse totalmente liberal y decir que estas historias minimizan el riesgo de las armas de fuego.

O, simplemente, se puede notar que las ideas brillantes de la NRA no son tan originales.

Caperucita mató al lobo

Como señaló María Tatar, profesora de folclor y mitología germánicos en Harvard, en una entrada en un blog reciente, James Thurber reescribió el cuento de Caperucita Roja con una explosión al final: “Así es que la pequeñita sacó una automática de su canasta y mató al lobo”.

Roald Dahl no solo hace que Caperucita Roja mate al lobo de un experto tiro a la cabeza, sino que ella también termina con un encantador abrigo de piel de lobo.

Me puse en contacto con Tatar porque, ¿con qué frecuencia tiene uno excusa para hablar con una profesora de folclor y mitología germánicos?

Dijo que uno de los problemas con estos cuentos asépticos, donde hay armas de fuego, es que no se entiende el punto de Grimm. “Se tratan, en gran medida, de resolución de problemas, utilizando la inteligencia y el valor para salir del problema”, notó.

“Desafortunadamente, debido a que tocan contradicciones culturales muy básicas y son sumamente maleables, también se pueden emplear casi para cualquier propósito. Los nazis le dieron a Caperucita Roja el papel de la inocente víctima aria de un lobo judío”, agregó.

No obstante, estos cuentos me intrigaron.

Enseñar a los niños

Yo mismo he escrito cosas por dinero. Hasta he escrito libros, lo que, en mi experiencia, es cuando uno se divierte menos en ropa interior. Me parecía que podría haber una oportunidad para mí, para escribir cosas por dinero que sirvieran a un propósito mayor; tal como la NRA.

Así es que aquí está mi brillante plan: si podemos actualizar cuentos de hadas con propósitos pedagógicos, ¿por qué no usarlos para enseñarles a los niños el valor de la inversión?

Es posible que los fondos mutualistas no sean tan fascinantes para los niños como las armas de fuego, pero me encantan los retos. Y mis finanzas son, de cierto, algo desalentadoras.

Busqué asesoría. Le mandé un correo electrónico a Hamilton, quien tiene una maestría en inglés e historia del siglo XVIII por la Universidad de San Andrés en Escocia.

Respondió: “Me encanta la idea, pero en este momento no estoy disponible para hacer comentarios”.

Así es que decidí seguir por cuenta propia e hice un par de pruebas.

Por ejemplo, Rumpelstiltskin , ese asombroso cuento sobre la hija de un pobre molinero a la que le dicen que hile oro a partir de la paja y lo hace con la ayuda de un granuja que, a cambio, le exige a su primogénito.

Este es simple: ¿hilar paja en oro? Eso es lo que hace el mercado de las materias primas. Rumpelstiltskin es, básicamente, un corredor de bolsa (o, quizá, un gnomo de Zúrich), aunque parece alta su comisión.

En mi versión del antiguo cuento, la chica aparta un poco del oro de cada lote para sí y junta un buen guardadito. Cuando derrota a Rumpelstiltskin al decir su nombre en voz alta (un ejemplo temprano del mal manejo de las marcas), ella utiliza el dinero para el fondo de la educación universitaria, utilizando una cuenta 529 con ventajas fiscales. Manda a su hijo a una buena escuela. El saca una maestría. Todos salen ganando. Excepto por Rumpelstiltskin , pero él era malo.

¿ La Cenicienta ? Un ejemplo fabuloso de externalización. Sus amigos animales hicieron todo el trabajo. ¿O son pasantes sin sueldo? Todavía sigo trabajando en ello.

Y no necesitamos limitarnos a los cuentos de los Grimm.

¿Esopo financiero?

El fabulista Esopo estaba lleno de sabiduría financiera.

La hormiga y la cigarra habla de lo que se necesita saber sobre el ahorro para los tiempos de vacas flacas.

¿ El ganso que ponía huevos de oro ? Se trata de no permitir que la avaricia supere a la estrategia de inversión.

El pobre Esopo nunca oyó hablar de los fondos negociables en el mercado o las permutas financieras de divisas. Un poco de actualización hará que esto marche de maravilla.

¿Y qué hay con el cuento clásico La niña de los fósforos, de Hans Christian Andersen?

Está tratando de vender fósforos en una gélida noche, temerosa de ir a su casa, a un padre que la va a golpear, y extraña a su abuela que había sido gentil con ella.

¿Qué tal si simplemente ella tiene la previsión de separar un poco de dinero de cada cerillo que vende?

Como nos dicen los expertos en finanzas, cualquiera puede ahorrar.

“No pasó mucho para que la niña de los fósforos se diera cuenta de que, con el tiempo, hasta las pequeñas inversiones en un fondo de valores sin carga podrían dar seguridad financiera”. Al final, consigue un buen condominio en alguna parte. Es cálido.

Las posibilidades son interminables. Los negocios, después de todo, están construidos sobre cuentos de hadas.

¿Qué es presentar una oferta pública inicial S-1 ante la Comisión de Valores y de la Bolsa de Estados Unidos si no una narración corporativa?

Solo hay que ver a Theranos, el fenómeno de la tecnología sanitaria cuyos exámenes de la sangre que se saca con un pinchazo en el dedo empiezan a parecer que tienen más que ver con la fantasía que con la realidad.

Podría ser un modelo para actualizar a la Bella Durmiente : haberle pinchado el dedo tampoco le resultó bien a ella.

Nuestros políticos entienden las formas en las que los negocios realmente son un cuento de los hermanos Grimm.

Si se escucha a Bernie Sanders, un exprecandidato para la candidatura presidencial demócrata, los enormes y malos banqueros de Wall Street dan más miedo que cualquier lobo.

Le expliqué mi nueva y audaz idea para contar cuentos a Tatar. Ella escuchó amablemente. Y luego me sacudió diciendo … que le había gustado.

“No puedes enseñarles a los niños los principios de la inversión “per se”, pero si los pones en un cuento, se convierten en algo instructivo en una forma en la que no pasa con las cosas abstractas y áridas”, comentó. “Confío en ti”, dijo, “y creo que crearías algo que haría más bien que daño”.

Esa confianza podría ser inmerecida.

No obstante, es posible que me esperen grandes cosas. Como dijo Jack después de trepar el tallo de frijol: muéstrenme el dinero.