Luego de uno de los peores años de la historia para los mercados, ¿en qué será mejor invertir en este 2023?

Las tasas altas continúan y la inflación será difícil de bajar, pero aún con este panorama existen segmentos en los que hay buen ambiente para hacer negocios

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La incertidumbre económica continúa y luego de un 2022 que fue de los peores para los mercados, hay más preguntas que respuestas acerca de dónde es mejor invertir.

Dos eventos sobre perspectivas y estrategias para invertir tuvieron lugar en Uruguay: “Claves y estrategias de inversión”, organizado por Santander Select, y unas horas antes bajo el título “¿Luego de la tormenta, ¿llega la calma?”, de Beca Advisors. Es una muestra de la avidez que despierta la situación de los mercados.

En el evento de Santander Select, participaron Axel Christensen, director de Estrategia de Inversiones para América Latina de Blackrock, Mariano Giménez Uriburu (vicepresidente senior de Latam Wealth Management de Pimco, Lincoln Gomes, asociado en ventas de Morgan Stanley y Raúl Molina Izquierdo, especialista senior de inversión en Nordea; todas gestoras de fondos.

En el encuentro de Beca Advisors, Julio de Brun, su asesor de inversiones tomó la posta para recomendar cómo evitar “los cambios de humor de los mercados”.

En ambos, los ejecutivos plantearon que la salida de la crisis de la pandemia y de las altas tasas de interés para combatir la inflación que aún se mantienen, están pasando factura a los mercados. De hecho, recién este año se verá más el impacto en algunos sectores en particular, como construcción y viviendas, que son más sensibles al consumo de uso esencial, afirmaron. Esto se verá no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.

Proyectan que inflación será difícil de bajar, pero lo hará aunque no en línea recta, sino “por tramos o descansos”. Hay un 50% de probabidad de que EE.UU. entre en recesión, estando más claro que lo que sufrirá es un enfriamiento de su economía, al igual que gran parte de los países.

Al mercado mundial le está resultando difícil “digerir” el aumento de las tasas de interés (seguirán en alza), debido a dos impactos: sus magnitudes y la velocidad de implementación de las mismas. “Se veía una luz al final del túnel, pero era otro tren que venía de frente”, dijo Christensen.

Inversiones

Ante una realidad bastante cruda, cabe preguntarse: ¿dónde invertir, qué hacer con el dinero? Según Christensen, con la suba de las tasas de interés, la renta fija (bonos) vuelve a recuperar atributos que colaboran en la construcción de portafolios. En cuanto a la renta variable (acciones), “habrá que ser más selectivos”, advirtió. Sostuvo que, más que nunca, habrá distintos planes para cada escenario futuro, ante una incertidumbre de base. “La tentación de tomar decisiones por renta variable puede ser atractiva pero riesgosa”, reafirmó.

Al respecto, Gomes, de Morgan Stanley, se mostró más flexible y defendió los instrumentos de renta variable que estén bien diversificados y con foco estratégico en empresas de “calidad”, es decir con fuertes activos intangibles, que sean un motor de retornos compuestos.

En todo caso, lo peor para la renta fija pasó, pero para la renta variable (“que el año pasado sufrió su mayor porrazo”, dijo Giménez Uriburu) aún no se sabe. En tal sentido, recomienda cautela con la renta variable y con la renta fija de baja calidad.

En lo que hay total coincidencia es que, en entornos volátiles como los actuales, aumenta el apetito por estrategias para proteger la inversión, ya sea en renta fija u otras opciones.

Los instrumentos de inversión en general serán más volátiles, con curvas de rendimiento más empinadas que años atrás cuando se caracterizaban por líneas más planas acordes a una inflación baja y sobre todo predecible.

Esos tiempos probablemente no volverán, a tal grado que a partir de ahora ya se considera “baja” no una inflación de 2%, sino de 3%. El 2% será casi un imposible en esta nueva etapa mundial, afirmaron los analistas.

En cuanto a los sectores, el financiero y las fintech se verán favorecidos (las fintech tuvieron un “bache”, pero cuentan con elementos estructurales para su nuevo crecimiento).

Christensen consideró que los gobiernos estarán más austeros en el plano fiscal y que aumentarán sus emisiones de bonos. También que los bancos que trabajan con mercados emergentes tendrán potencial de crecimiento en la medida en que aumente la bancarización en esos países. Y lanzó que podría aumentar el escrutinio sobre bancos pequeños por sus situaciones de liquidez. Los bancos grandes no tienen ese problema, al contrario.

Giménez Uriburu resumió el panorama futuro, en tres ejes: inflación alta pero moderada (con altibajos en el camino), bancos centrales en terreno restrictivo, y baja probabilidad de recesión. En ese contexto, afirmó: “Este es un buen momento para los bancos, que duplicaron o triplicaron las tasas de interés. La renta fija de alta calidad es la mejor performance”, coincidió con los demás. Esto se fundamenta en la situación sólida de los principales bancos cuyas estructuras de capital, se han cuatriplicado.

Sustentabilidad

“Descarbonizar las carteras” fue el mensaje de Molina Izquierdo, de Nordea, que es una gestora que tiene fondos con objetivos de cambio climático.

Planteó que aumentan las inversiones y bonos vinculados a la protección del medio ambiente, tanto por parte de empresas como de gobiernos. Esto ocurre impulsado por exigencias legales en Europa que miden la huella de carbono de las empresas e impone altos impuestos o multas a las no alineadas con dicho objetivo.

Como ejemplo de transición energética, citó a Total Energies, que ha ido reduciendo el uso de sus fuentes de petróleo para apostar a fuentes sostenibles, renovables.