Mercado de valores puede ser una opción para reacomodar pasivos

El mercado de valores cuenta con instrumentos para soportar inversiones de largo plazo

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Veinsa se suma al reducido grupo de empresas en el país que han elegido encontrar recursos en la bolsa, mediante emisiones de bonos, alejándose así de la banca y buscando financiamiento con mejores condiciones y a plazos más largos.

A pesar de que los emisores pueden contarse hoy con los dedos de las manos, la bolsa es una posibilidad para que las empresas reacomoden sus pasivos, encuentren financiamiento para expandir sus operaciones o exploren otros destinos.

Así como la banca ofrece financiamiento a corto y mediano plazo, en el mercado de valores también se encuentran opciones para períodos más largos.

Cuando un empresario desarrolla un negocio, tiene que fondear los activos de diversas formas y a diferentes plazos, ya que todas las empresas tienen distintos objetivos. Por ejemplo, puede que esté en un punto en el que decida exportar y necesite recursos o bien podría estar pensando en hacer una inversión a más largo plazo para crear una planta que iniciará operaciones dentro de unos años. De este modo, se puede fondear en el mercado ahora y pagar las emisiones en el plazo que considere conveniente, cuando la inversión genere los rendimientos esperados.

En el corto y el mediano plazo, puede entrar la banca con líneas de crédito, mecanismo tradicional con el que los bancos financian a las empresas. Usualmente, los bancos ofrecen a las empresas operaciones de uno a cinco años para créditos con garantía. Sin embargo, para el mediano y largo plazo, hay instrumentos diferentes.

El estructurador de la emisión de Veinsa, Allan Rodríguez, explicó a EF que las empresas pueden encontrar no solo mejores condiciones por medio de emisiones, sino también instrumentos más adecuados, dependiendo de sus objetivos.

“Los plazos más largos no se pueden estructurar en la banca porque los bancos no captan a largo plazo; el fuerte de ellos es el corto y el mediano”, señaló Rodríguez.

La función de financiar con un horizonte más largo la tiene el mercado de capitales, con inversionistas como los fondos de pensión, que prefieren las emisiones que vencen a más de cinco años.

De esta forma, se alinean las fuentes de financiamiento con la naturaleza de las inversiones y hay una correspondencia entre el fondeo y los proyectos de la empresa. Es decir, se facilita el calce de plazos de la empresa y que el pago del financiamiento coincida con el plazo de las inversiones y su retorno respectivo.

Además, los costos de financiamiento suelen ser menores.

Otros beneficios

Dependiendo de la entidad y el riesgo, la bolsa puede ofrecer tasas más llamativas y tiempos de respuesta más cortos.

Según José Rafael Brenes, director de la Bolsa Nacional de Valores (BNV), la tasa no es el único factor de conveniencia. La diversificación de las fuentes de fondeo y los cambios en la estructura del plan de pagos son otros de los aspectos atractivos para que las empresas procuren colocar bonos en lugar de recurrir al financiamiento bancario.

Un caso interesante de financiamiento por medio de la BNV es Durman Esquivel. Francis Durman, exdueño de la compañía y anterior representante, aseguró que sin el apoyo de los inversionistas que encontraron en la Bolsa no hubieran logrado crecer como lo hicieron.

El primer paso de Durman Esquivel en el mercado de valores fue emitir certificados de inversión.

“En ese momento lo hicimos porque conseguir créditos era lento y muy caro. Si uno tenía la oportunidad de hacer una inversión rápida, era muy complicado porque un crédito podía tardar en ser aprobado hasta un año”, explicó Durman.

Según el empresario, el mercado les abría la oportunidad de captar más rápidamente una vez que cumplieran con todos los requisitos. De esa forma, salieron al mercado e hicieron todas las inversiones en Centroamérica y otras regiones.

“Después, para inversiones un poco más grandes, cuando la compañía fue creciendo, la Bolsa se nos quedó pequeña. Entonces salimos con acciones y esa fue la segunda vez que hicimos una emisión muy buena para la compañía. Logramos vender la suscripción varias veces y eso nos ayudó a tener un capital accionario con la suficiente solidez para seguir creciendo en México y en Suramérica”, explicó Durman.

El crecimiento fue tal que en el 2007 la empresa hizo una alianza estratégica con la compañía más grande dentro del negocio de tuberías plásticas, Aliaxis, con lo que lograron entrar a destinos como Brasil, Argentina y Uruguay.

Dos años más tarde, Aliaxis compró la empresa costarricense mediante un swap de acciones.

“Si no hubiéramos tenido la oportunidad, hubiera sido muy difícil crecer porque no había facilidad de crédito. La Bolsa nos apoyó para poder hacer el grupo que finalmente conformamos”, admitió Durman.

A pesar de que el escenario es atractivo, no es del todo sencillo.

Antes de entrar al mercado, las empresas deben presentar estados financieros auditados, demostrar un buen gobierno corporativo y rendir cuentas públicamente, lo que supone más visibilidad, algo con lo que no todas las empresas se sienten cómodas.

Las participaciones también requieren calificaciones de riesgo independientes y el proceso puede demorar.

Pese a esto, cuando ya se hace la primera salida al mercado, el resto de emisiones son mucho más expeditas, siempre tomando en cuenta que las inversiones deben ofrecer un producto atractivo con un balance entre rentabilidad y riesgo.

Limitaciones del sistema

El sistema tiene importantes limitaciones que pueden retrasar el proceso de la entrada.

Pablo Vargas, presidente ejecutivo de Grupo Britt, aseguró que, si bien a ellos les fue muy bien en las emisiones de bonos locales que hicieron, los requisitos regulatorios ciertamente encarecen cualquier estructuración, por lo que para algunas empresas no vale la pena si se compara con un crédito bancario.

Britt fue al mercado de valores con bonos estandarizados de deuda en dólares emitidos en el 2011 a un plazo de seis años y por un valor de $10.000.000

“No hay nadie que promueva este tipo de financiamiento. El regulador se encarga de que se cumpla la regulación, pero no de que las emisiones estén bien estructuradas. No hay una política que promueva el mercado de valores”, dijo Vargas.

Para este ejecutivo, el ahorro de los fondos de pensiones y de los grandes inversionistas podría servir para invertir en capital privado y productivo, pero todo se va hacia bonos del Gobierno.

“Sería interesante tener un mercado de valores activo. Si pudiéramos invertir a largo plazo, se podría participar, pero hay poca profundidad y, en nuestro caso, los inversionistas tomaban las emisiones y se las ‘dejaban’; no hay un mercado secundario”, admitió Vargas.

Mauricio Hernández, gerente general de Prival Securities, explicó que, si bien puede ser una fuente alternativa de recursos, para lograr la colocación hay una carga regulatoria importante que los empresarios tienen que enfrentar.

“Los inversionistas están sedientos de alternativas de inversión, por lo pequeño que es el mercado. Por eso hay espacio para las emisiones de las empresas”, admitió.

Los empresarios se dieron cuenta de que no pueden depender de la banca para financiarse y están buscando otras opciones.

Rodríguez asegura que las empresas no pueden competir a largo plazo con empresas de mercados desarrollados si tienen estructuras de financiamiento tan primitivas.

“La crisis ha demostrado que los empresarios tienen que diversificar su fondeo para protegerse de volatilidades del corto plazo y los banqueros tienen que entender que tomar posiciones de corto plazo es riesgoso para ellos”, dijo Rodríguez.

Un mercado mejor desarrollado también beneficiaría a los bancos.

Pueden tener mejores condiciones, ya que hay menos riesgo, así como una cobertura más robusta de sus posiciones a corto y mediano plazo.