Pesimismo tiñe el ánimo empresarial

Altos ejecutivos que piensan que su compañía está peor que el año pasado aumentan hasta un 31,2%

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

El pesimismo tiñó el ánimo empresarial. Los ejecutivos que perciben que su empresa está mejor hoy que hace un año son menos.

Quienes abandonaron las filas del optimismo no buscaron refugio en las de la estabilidad, pues el crecimiento marcado se da entre quienes perciben que la situación de su compañía ha desmejorado en el último año.

Esta es la percepción de 114 altos ejecutivos consultados en la sétima edición del Barómetro de Empresas elaborado por la firma Deloitte, el cual mide el ánimo empresarial desde el 2010.

En la más reciente medición, realizada en entre el 11 de marzo y el 12 de abril pasados, el porcentaje de ejecutivos que aseguraron estar hoy mejor que hace un año se redujo a 38,4% desde los 57,3% registrados en el mismo lapso del 2012.

La caída es de 19,5 puntos porcentuales, prácticamente el terreno ganado por el porcentaje de los encuestados que afirman percibir un deterioro en la situación de su empresa. Este pasó de 8,7% en abril del 2012 a 31,2% en el mismo mes de este año.

Aunque la mayoría (53,6%) mantiene la esperanza de un futuro mejor, son menos que el 66,7% que en 2012 esperaba una mejor situación de su empresa en el lapso de un año.

El panorama coincide con el que pintan otras mediciones sobre el sentimiento del empresariado en el país.

El Índice de Confianza del Sector Comercial, calculado por la Cámara de Comercio, bajó a 107 puntos en la medición del primer trimestre del año, desde los 110 puntos registrados entre octubre y diciembre del 2012.

Los nubarrones no se han posado solo en el ánimo empresarial, pues el optimismo no abunda entre los consumidores.

En abril, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) de EF, elaborado por la firma Unimer, fue de 4,2 puntos con un descenso de 0,2 puntos respecto a marzo.

El Índice se mide en una escala que va de 0 a 10, donde 5 es el límite entre la confianza y el pesimismo entre los hogares.

Un combo de factores se han acumulado para golpear el ánimo empresarial. Entre ellos están una adormecida actividad económica, el encarecimiento de la electricidad y la llegada del año electoral.

Ver más

Enfriándose

En marzo, el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) registró una variación interanual de 4,3%, su mayor dinamismo desde agosto del 2012, pero la aceleración no le alcanza para igualar los crecimientos de entre 6% y 7% registrados a inicios del 2012.

El paso lento de la actividad económica se deja sentir con más fuerza entre las empresas que se dedican a la producción local.

“El promedio del país no se ve tan mal, pero las empresas que se dedican más a la producción local están viendo como su actividad, y las perspectivas sobre la misma, no son buenas”, comentó Luis Mesalles, economista asociado de la Academia de Centroamérica.

El IMAE sin zonas francas tuvo un incremento interanual de 3,08% en abril, un punto porcentual menos que el índice total.

“Costa Rica tiene la capacidad de seguir atrayendo inversión extranjera y exportando muchos productos, por lo que la situación general del país se puede percibir menos grave que la situación específica de los sectores que no sienten seguridad en su futuro”, comentó Ronald Jiménez, director ejecutivo de Codisa.

Las expectativas de los entrevistados con respecto a la economía local tienden a la estabilidad. Un 54% afirma que no esperan cambios en los próximos 12 meses, respuesta que creció en 20 puntos porcentuales con respecto al Barómetro de abril del 2012.

Empatados en 23% están quienes esperan un empeoramiento o una mejoría de la economía; estos últimos son los que más perdieron en comparación con la medición de hace un año (15,4 puntos porcentuales).

Shock tarifario

El aumento en las tarifas eléctricas también le dio un corrientazo al ánimo empresarial.

Los precios del servicio eléctrico han crecido 35% entre julio del 2012, cuando se arrancó el maratón de aumentos en los servicios públicos, y abril de este año.

La energía es un rubro de peso en los costos de producción de las empresas y organizaciones como la Cámara de Industria de Costa Rica (CICR) y la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep) mantienen sus protestas por los altos precios de la electricidad.

Si los precios actuales generan desasosiego, las perspectivas futuras despiertan alarma.

“Los empresarios estamos preocupados por el estancamiento del país. El Estado debe establecer condiciones para que las empresas compitan, pero no se ha resuelto el problema de cómo se va a generar la electricidad que necesita el país”, argumentó Luis Gamboa, presidente de Vedova & Obando.

Aunque la modernización del mercado de generación eléctrica fue una de las prioridades de la administración de la presidenta Laura Chinchilla, los proyectos presentados ante la Asamblea Legislativa no han avanzado.

Las diferentes versiones de Ley General de Electricidad y Contingencia Eléctrica fueron estudiadas por una comisión especial cuya vigencia expiró sin que se dictaminaran los textos.

Las propuestas del Gobierno apuntaban a ampliar el margen de acción del sector privado en un mercado de generación tradicionalmente en manos del Instituto Costarricense de Electricidad. Además, pretendían bajar el consumo mínimo para calificar como gran consumidor, abriendo la puerta a que más empresas pudieran negociar tarifas con distintos proveedores.

Espada de Damocles

Otros pendientes del Gobierno le inyectan igual inquietud a los ejecutivos, entre ellos el tipo de cambio y el déficit fiscal.

El recelo sobre la transición del sistema de bandas a la flotación administrada cunde entre los ejecutivos.

“Es el elemento que más incertidumbre está generando. Hay que estar claros en que estos procesos hay ganadores y perdedores. Entre los perdedores hay sectores importantes de la producción que ven en serio riesgo su misma existencia”, aseguró Alan Saborío, socio director de Deloitte.

De igual forma la brecha creciente entre los ingresos y los gastos del Gobierno, que este año alcanzaría el 4,9% del PIB, golpea las expectativas.

“Las medidas tendientes a bajar el déficit, que son especialmente de menores gastos, repercuten en las compras a las empresas”, explicó William Calvo, exdirector de la División Económica del Banco Central.

La reforma tributaria también se convirtió en una bandera de esta administración. Meses de debate resultaron en nada. El proyecto feneció por errores de procedimiento.

Sumando, la ausencia de definición en tantos frentes genera inquietud entre los empresarios, más cuando la llegada del año electoral augura pocos avances en estos temas clave.

Junto a las finanzas públicas, se mantienen pendientes varios proyectos de infraestructura que interesan al sector productivo como completar o modernizar corredores viales estratégicos.

Varada en los tribunales espera la concesión para la construcción y operación de una nueva Terminal de Contenedores en Moín (TCM) otorgada a la holandesa APM Terminals.

“Dichosamente, la economía costarricense ha demostrado ser sumamente robusta. A pesar de la carencia de un liderazgo en temas económicos de parte del Gobierno, ha seguido creciendo”, comentó Pablo Vargas, gerente general de Café Britt.

Los principales reconocimientos al Gobierno están en el control de la inflación y la reducción de la inseguridad. Puntos valiosos que no alcanzan para reanimar a los empresarios.

Metodología

Muestra: 114 altos ejecutivos.

Fecha: Cuestionario autoaplicado por Internet entre el 11 de marzo y el 12 de abril de 2013.

Sectores: 48,5% de empresas son de capital nacional. Agronegocios, procesamiento de alimentos, servicios financieros, Minería e industrias tienen mayor peso en la muestra con 9,2%.