Tipo de cambio en Costa Rica: el colón es una de las monedas que más se apreció en Latinoamérica

El tipo de cambio ha tenido una tendencia primordialmente hacia la baja en el último año, comparamos su movimiento respecto a otras 18 monedas.

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Durante el último año el tipo de cambio ha mantenido una tendencia primordialmente hacia la baja, aunque ya en los últimos tres meses parece haber encontrado cierta estabilidad alrededor de los ¢540.

¿Cómo se compara el colón con otras economías y sus respectivas monedas? Parece no haber sido particularmente más volátil que el resto y sí se observa una tendencia más constante hacia la baja.

Para hacer el comparativo se utilizó el Índice de Tipo de Cambio disponible en el portal del Banco Central de Costa Rica, de esta manera se puede acercar bajo una misma escala el comportamiento de las monedas en comparación con el dólar.

Este indicador es distribuido por la firma estadounidense Bloomberg. Cuanto más sube el valor del índice, más sube el tipo de cambio, es decir, más monedas locales se necesitan para adquirir un dólar (depreciación), lo contrario sucede cuando el índice baja (apreciación).

En el sitio web el Central destaca 19 monedas que divide en tres categorías: economías latinoamericanas, avanzadas y emergentes. Para este reportaje se decidió utilizar esa misma selección, salvo el rublo ruso, el cual se ha mantenido prácticamente estático según el índice y que tiene una situación particular debido al conflicto entre Rusia y Ucrania.

Entre estas, las latinoamericanas son las que han presentado un mayor nivel de apreciación sobre el dólar (es decir, caída en el tipo de cambio). La lista la encabezan el peso mexicano, con una variación interanual en el índice del -14,96%, el colón costarricense (-14,97%) y el franco de Suiza (-8,19%).

La apreciación del colón se explica por varias razones. Primero, se puede hablar de una reversión de los efectos que originalmente causaron su depreciación durante la pandemia y la primera mitad del 2022. Los precios internacionales de las materias primas importadas cayeron, reduciendo así la demanda de dólares. Además, el aumento en las tasas de interés en colones desincentivó la salida de grandes capitales fuera del país y alentó a los ahorrantes e inversores a apostar por la moneda nacional debido a su renovado precio.

Por el lado de la oferta, ya sin las restricciones por covid, aumentaron las divisas que ingresaron por concepto de turismo. A esto se le suma que la inversión extranjera directa creció de manera importante en el último año, inyectando más dólares a la economía y, por ende, reduciendo las presiones hacia el alza en el tipo de cambio.

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Por el otro lado, las divisas que más han perdido su valor en comparación con el dólar fueron el rand sudafricano (11,21%), el dólar australiano (9,01%) y el yen japonés (7,29%).

Latinoamérica

Cuando se compara con las economías latinoamericanas, el peso de Colombia es el que se dibuja con caídas y subidas más pronunciadas. La otra cara es el quetzal guatemalteco, la cual es una moneda con particular estabilidad: su índice apenas ha mutado en el último año.

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Esta estabilidad es ayudada por un alto y constante flujo de dólares provenientes de las remesas, las cuales han llegado incluso a superar los montos por exportaciones y le ha dado al país un colchón para aguantar choques externos.

El peso de México, por su parte, es el que ha tenido un comportamiento más similar al del colón costarricense: una apreciación relativamente constante durante el último año.

Economías avanzadas

En las economías avanzadas, el yen japonés es el que ha visto cambios más pronunciados en el valor del índice, algunos subibajas, pero principalmente una tendencia hacia la depreciación de la mano de una política monetaria de tasas bajas. Esto debilita la moneda en un momento donde economías occidentales fuertes como las de Estados Unidos y Europa lo que han hecho es subir sus tipos de interés.

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Lo interesante con estas economías es que todas parecen moverse en una dirección similar, en especial la libra, el euro y el dólar australiano, lo que varía son las magnitudes en las que lo hacen. En las monedas latinoamericanas, en cambio, es más común encontrar comportamientos dispares.

Dentro de este grupo, el franco suizo es el que tiene un índice con comportamiento más similar al del colón en lo que va del 2023.

Economías emergentes

Al analizar el grupo clasificado como emergente, resalta el rand de Sudáfrica como la moneda más propensa hacia variaciones de mayor magnitud, mientras que la rupia de la India ha mantenido un nivel sumamente constante durante los últimos doce meses. Dentro de la selección, es la moneda que más se asemeja al quetzal guatemalteco en ese sentido.

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Curiosamente, ninguna de estas monedas ha presentado una tendencia evidente hacia la baja, y luego una relativa estabilidad, tan marcada como la que ha tenido Costa Rica en el último año.

Volatilidad comparada

Este 2023 el Banco Central publicó una nota técnica en la que se analizó la volatilidad del colón desde 1983. En este documento también se hizo un comparativo, mediante dos metodologías (desviación estándar y modelo Garcha), de cuán volátil ha sido la moneda nacional con respecto a un grupo de 155 divisas.

De acuerdo con los resultados que obtuvo el Central con desviación estándar, el colón se mantuvo en el grupo de países con volatilidad media baja, excepto durante febrero y marzo de 2023, cuando subió al grupo de volatilidad media alta.

Durante esos dos meses el colón presentó fuertes cambios, primero abruptamente hacia el alza, cuando pasó de alrededor de ¢550 a ¢580 en alrededor de diez días, para luego devolverse a los ¢550 la semana siguiente.

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Según la medida del modelo Garch, el colón estuvo en el grupo de volatilidad baja hasta agosto de 2022 y posteriormente en el grupo de volatilidad media baja.

“Estos datos permiten afirmar que, en comparación con las volatilidades internacionales, la volatilidad del colón no se ha caracterizado por ser alta. Únicamente en dos de los episodios de volatilidad identificados, el colón ha llegado al grupo de monedas con volatilidad alta”, concluye el estudio del Banco Central.