Caso ThyssenKrupp: así se rescata a un gigante en problemas

Heinrich Hiesinger, presidente ejecutivo, apostó por la reestructuración

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Desde que tomó el timón hace cinco años, el presidente ejecutivo Heinrich Hiesinger ha trabajado arduamente para reestructurar el otrora anquilosado gigante de la siderurgia, una empresa que ha armado a las tropas alemanas durante más de 150 años.

ThyssenKrupp contrató en 2011 los servicios de Hiesinger, un ejecutivo que había pasado dos décadas en el conglomerado industrial Siemens AG, y le encargó hacer una limpieza. La empresa estaba plagada de escándalos de corrupción, divisiones internas e ineficiencia, mientras perdía dinero a raudales en medio de un bajón global de la siderurgia y pagaba el precio de una inoportuna expansión en América.

"El cuadro del comienzo no era nada de bonito", reconoció Hiesinger en una entrevista reciente. El ingeniero de 55 años ha reducido la producción de acero de ThyssenKrupp a menos del 30% de las ventas y transformado a la compañía en un proveedor diversificado de bienes de capital. Su división de ascensores y escaleras mecánicas lidera el segmento a nivel mundial.

Hiesinger ha buscado sinergias entre las distintas áreas de negocios al centralizar controles y operar como un grupo integrado, en lugar de una serie de negocios dispares, como antes. También ha tratado de reformar una cultura corporativa que desalentaba las denuncias de casos de corrupción y gestión incompetente.

Cuando Hiesinger asumió las riendas, abundaban las acusaciones de que algunos ejecutivos habían ofrecido sobornos para obtener contratos. "¿Cómo pudo pasar que nuestra compañía se metiera en un atolladero y nadie levantara la mano ni lo corrigiera antes?", dijo el ejecutivo. "Queríamos formar una organización donde la jerarquía se reduce en forma importante, de tal manera que la verdad tenga una oportunidad de ascender desde abajo hacia la cúpula".

ThyssenKrupp registró en 2014 su primera ganancia neta anual en cuatro años y repartió su primer dividendo en tres años. Para el ejercicio fiscal 2015, reportó un aumento de 46% en su ganancia neta, con un primer resultado positivo de flujo de caja antes de desinversiones desde 2006.

El primer logro de Hiesinger fue detener la hemorragia de efectivo, afirma Christian Obst, director de estudios de renta variable de acero y metales de Baader Bank AG.

Hiesinger dijo que cuando asumió las riendas del conglomerado, ThyssenKrupp era "una compañía de desempeño bajo". Ahora, señala, es una operación de "desempeño medio" y recalca que "ciertamente, no hemos completado nuestra transformación".

En el centro de esa transformación está la inversión en el negocio de ascensores, que ahora disputa el mercado estadounidense palmo a palmo con el líder mundial, Otis Elevator, una filial de United Technologies Corp.

Otro componente vital de la reestructuración fue la venta de la planta de acero en Alabama a un consorcio encabezado por ArcelorMittal SA y Nippon Steel y Sumitomo Metal Corp. por $1.550 millones. La operación apuntaló las finanzas del grupo alemán y permitió que Hiesinger trasladara inversiones a negocios de bienes de capital más estables y de márgenes más altos, asevera Seth Rosenfeld, analista de Jefferies International Ltd.

Aparte de los ascensores, la división de bienes de capital de ThyssenKrupp abarca una filial que provee partes a la industria automotriz como sistemas de dirección eléctrica y componentes de motores. Otra filial fabrica complejos sistemas como instalaciones de producción para clientes industriales y submarinos avanzados.

Algunos inversionistas han pedido desprenderse de su negocio de submarinos. Ingo Speich, gestor de portafolio de Union Investment, indicó que aunque la filial es rentable, el sector es riesgoso de modo que una venta solo mejorará las finanzas de la compañía. Hiesinger dijo que sigue con la intención de vender la última parte de las operaciones de acero estadounidense de la compañía en América, una fundición en Brasil, una vez que mejoren las condiciones del mercado.

Desprenderse del negocio siderúrgico europeo, sobre el cual se forjó ThyssenKrupp, será una empresa más complicada."No negamos que hay una debilidad estructural en el mercado europeo de acero", aseveró Hiesinger. "Pero para ser franco... es improbable que podamos vender" la filial siderúrgica europea.

A pesar de los esfuerzos de Hiesinger, la acción de la empresa no ha registrado grandes variaciones en los últimos 12 meses y no se sabe cuándo se agotará la paciencia de los accionistas. El fondo sueco de inversionistas activistas Cevian Capital Partners posee una participación de 16% y desde enero tiene uno de los 20 puestos en la junta de supervisión de ThyssenKrupp.

Los analistas han especulado desde hace tiempo que el fondo de inversión buscará una división del conglomerado. Eso produciría un enfrentamiento en la junta de supervisión con los representantes de la fundación de la familia Krupp, que posee 23% del capital y dos asientos en la junta.