Columna Empresas del Siglo XXI: El manejo de la intuición en la comunicación publicitaria

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La intuición, según la neurociencia, brota como respuesta a un problema luego de haber interiorizado suficientemente la situación que nos inquieta y haber incubado la respectiva solución.

Agor se refiere a la intuición como la capacidad de integrar y utilizar la información almacenada en ambos lados del cerebro.

Einstein fue mucho más directo y dijo: “La intuición es lo único que vale”. Lo cierto es que, tanto en la vida como en los negocios, su aporte es esencial.

En muchas personas se muestra como una fuente de conocimiento cuya procedencia no se registra de forma consciente.

Hay que reconocer que es una especie de sexto sentido humano y no confundirla con una mera opinión, un deseo con una apuesta de futuro o con una simple reflexión.

La comunicación publicitaria, por el carácter anticipatorio intrínseco de su labor, ha demostrado la necesidad de reconocer e estimular este recurso.

La intuición es una guía, dijo Bill Gates. Está detrás de muchos logros en materia de creatividad e innovación y ha resultado clave en numerosos éxitos empresariales. Suele manifestarse mediante palabras, imágenes, sentimientos o sensaciones que no siempre se interpretan bien.

Para ello se debe profundizar en lo yacente y subyacente de cada situación y luego hacerse preguntas que pueda responder la intuición con su peculiar lenguaje.

Si bien las señales intuitivas nos mueven hacia la acción, ello no significa dejar de anteponer los conocimientos y la razón como complementos ante una decisión.

Es peligroso sentirse especialmente agraciados con este don sin tener la prudencia y la humildad como para aprender que uno no siempre lleva la razón.