Columna Empresas del Siglo XXI: Lo que el sentido común, bien aplicado, puede hacer por su negocio

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Se dice, con relativa frecuencia, que hacer una estrategia de comunicación es algo sencillo. Que se trata de aplicar el sentido común y la creatividad en su justa medida.

No obstante, por desgracia, el sentido común no es muy común y hay elementos que se complican por falta de una aplicación acertada del conocimiento.

El concepto de sentido común se utiliza para designar a aquella inteligencia que ha desarrollado el ser humano y que le permite manejarse de manera sensata en diferentes situaciones de su vida.

Ocurre que algunas empresas tienen demasiadas esperanzas depositadas en el sentido común y se pueden llegar a equivocar.

El planeamiento puede implicar un número infinito de estrategias a seguir: crear diferenciación, posicionarse como líder, tener mejores precios, buscar un lugar específico y otras. Tener sentido común ayuda a elegir la más adecuada de ellas aplicada al caso concreto.

La parte difícil es cómo llevarla a la práctica. Cómo crear esa diferenciación en la acción.

Es cómo interesar y convencer a los consumidores. Es cómo lograr el éxito de la estrategia aplicada a la comunicación.

En este campo, el de las tácticas, las opciones son variadas. Es donde el sentido común se convierte en algo casi intrascendente si no cuenta con suficiente inspiración profesional. En esta etapa, este sentido es un escudo en lugar de una espada. Puede protegerlo pero no es capaz de pelear la batalla solo.

Las grandes innovaciones no fueron obra solo del sentido común. Se necesitó de su aporte para iniciar el camino pero, para lograr resultados, hizo falta la aplicación del conocimientos, la experiencia y una imaginación que se atreviera a actuar con certeza.