Columna Empresas del Siglo XXI: ¿Qué hace falta en la formación ejecutiva?

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“Darthmond College fue la primera universidad en ofrecer el grado de máster en negocios, en 1900, cuando permitió a algunos universitarios a extender su plan de estudios por un año. Harvard siguió en 1908 con el programa Master in Business Administration. Stanford introdujo la segunda en 1925, a pesar de que la educación universitaria en negocios estaba firmemente establecida en los Estados Unidos”.

Es una cita de Henry Mintzberg, de su libro Managers not MBAs, en el que cuestiona el modelo educativo de las posgrados en negocios. Mucho se ha escrito sobre el tema. De hecho, además de los posgrados, casi todas las escuelas de negocios ofrecen educación ejecutiva (Executive Education), la cual ha ido creciendo y ajustándose a diversas modas: administración por objetivos, formación en competencias, certificaciones y un amplio etcétera.

¿Hay algún problema en esto? Los departamentos de recursos humanos lo podrían decir: se invierten muchos recursos, para los resultados que se reciben.

Hace casi medio siglo, Malcolm Knowless desarrolló el concepto de andragogía (educación de adultos), complementario al de pedagogía. Cansado de ver las modas de la capacitación, intentó entender qué se podía tomar de cada una para que tuvieran sentido. Así desarrolló los supuestos que la sustentan: autoconcepto, experiencia, disposición para el aprendizaje y orientación al aprendizaje.

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1) Auto-concepto. A la medida que una persona madura, su auto-concepto se mueve de una personalidad dependiente, hacia un ser humano auto-dirigido.

2. Experiencia. Un adulto acumula una reserva de experiencia que se convierte en un recurso cada vez mayor para el aprendizaje.

3. Disposición para el aprendizaje. Su preparación para aprender se vuelve cada vez más orientada a las tareas del desarrollo de sus roles sociales (trabajador, esposo, padre, etc.)

4. Orientación al aprendizaje. Su perspectiva del tiempo cambia de una aplicación pospuesta de conocimiento hacia una de aplicación inmediata. Y, en consecuencia, su perspectiva cambia de una centrada en el sujeto, hacia una centrada en el problema.

Knowles sugirió que los adultos se involucren en la planificación y evaluación de sus procesos de aprendizaje, que se aproveche su experiencia así como el impacto en sus vidas, y que ese aprendizaje se centre en la resolución de problemas.

Si se tomara en cuenta los fundamentos de la andragogía en la formación ejecutiva, quizás los resultados serían mayores, incluso, asombrosos.

*Autor es parte del Instituto de Estudios Empresariales.

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