Establezca una rutina vespertina para decirle adiós a la jornada de trabajo
Puede ser difícil alejarse del trabajo cuando regrese a casa, pero tener una rutina es útil. Antes de que salga de la oficina, haga una llamada breve, firme un documento o responda un correo electrónico. De esta manera, terminará el día con la sensación positiva de haber completado un pendiente, y tendrá algo menos que hacer la mañana siguiente. Después haga una acción específica que simbolice el final de su día laboral. Podría cerrar con llave tu oficina, apagar la computadora o llamar a casa para decir que va de salida. Cada noche, haga que ese gesto sea el equivalente a marcar su salida en una plantilla horaria y que sirva para recordar que es hora de cambiar su estado mental para alejarse del trabajo. Tener una rutina como esa le ayuda a crear una barrera psicológica entre el trabajo y su hogar.
De “How to let go at the end of the workday”, de Deborah Bright.
Haga preguntas significativas para ayudar a que sus empleados descubran qué les apasiona
Los empleados entusiasmados con su trabajo son más diligentes y productivos, pero no todos saben qué aspectos de su trabajo les parecen más emocionantes. Como gerente, es su responsabilidad animarlos a averiguarlo. Ayude a que sus empleados piensen en su trabajo haciéndoles preguntas introspectivas. Antes de que alguien comience un nuevo proyecto, por ejemplo, podría preguntarle: “¿En qué forma espera desarrollarse, crecer o aprender a partir de esta experiencia?” Durante las revisiones de desempeño o conversaciones de desarrollo profesional, puede preguntar: “¿Cuál fue el proyecto que de verdad disfrutó este año? ¿Qué actividad le gustaría realizar con más frecuencia?” Después ayude a que el empleado conecte sus respuestas para que pueda entender exactamente qué es lo que le encanta de su trabajo.
Adaptado de “How to Help Someone Discover Work That Excites Them”, de Amy Jen Su.
Para obtener un trabajo como conferencista, demuestra su experiencia
Para obtener su primer trabajo remunerado como conferencista, podrías verse tentado a presentarte como orador. Sin embargo, ese enfoque en realidad podría reducir su credibilidad. Las audiencias quieren escuchar a expertos de cierto sector, así que las conferencias y otros eventos no buscan “oradores” tanto como buscan expertos. Puede establecer su marca como experto utilizando técnicas publicitarias de entrada, es decir, atrayendo a clientes potenciales. Comience creando contenido que demuestre su experiencia a gente de su especialidad. Podría escribir un artículo, hacer un video o ser anfitrión de un evento de redes de trabajo. Después pídales a sus contactos que le recomienden como orador. Un cliente podría mencionarlo, por ejemplo, en su asociación profesional, o un amigo que haya dado una conferencia el año pasado podría recomendar con los organizadores.
Adaptado de “How to Land Your First Paid Speaking Gig”, de Dorie Clark.
Acabe con las intrigas en la oficina siendo transparente
Las intrigas en la oficina pueden ser tóxicas y se alimentan de secretos. Si quiere frenar los acuerdos debajo de la mesa y las falsedades en su organización, comprométase con la transparencia en todas tus interacciones. Piense en los motivos más grandes tras sus acciones, y considera el mensaje que su comportamiento está transmitiendo. ¿Le está mostrando a la gente que le importa más su ego, su reputación y su puesto? ¿O que está enfocado en lo mejor para su organización y sus colegas? Si ha estado comportándose de una manera que no le hace sentir orgulloso, dígalo y cambie su actitud. En adelante, sea claro sobre sus intenciones; explique por qué está organizando una reunión, planteando un tema delicado o mostrándose en desacuerdo con un colega. No obligue a los demás a leer entre líneas, lo cual puede provocar confusión y rumores. Sea abierto respecto de sus motivos. No puede esperar que una organización opere en un nivel moral más alto que el suyo.
Adaptado de “Yes, you can make office politics less toxic”, de Joseph Grenny.
Establezca un momento fijo para reflexionar cada semana
Cuando tiene lleno el calendario y su buzón se está desbordando, es difícil encontrar tiempo para pensar. Sin embargo, mejorar la calidad de sus ideas requiere reflexión libre. Esta actividad le ayuda a examinar tus suposiciones y crear vínculos entre la información. ¿Cómo puede apartar tiempo para hacerlo? Depende de su calendario y ritmo individuales. Podría establecer su espacio de reflexión en un solo día: los lunes por la mañana, por ejemplo, como el momento en que reflexiona y organiza el resto de la semana. También podría repartir el tiempo a lo largo de la semana, apartando 90 minutos divididos en tres días. También puede combinar sus reflexiones con otra actividad, como dar un paseo por la tarde o beber una taza de café en la mañana. Sin importar qué estrategia elija, asegúrase de programar con regularidad su tiempo de reflexión y que sea un evento imprescindible en su calendario, sin que te interrumpan los correos, las llamadas ni las reuniones.
Adaptado de “How to regain the lost art of reflection”, de Martin Reeves et. al.