Descansar para sonreír

Vigile que su descanso sea de calidad para que tenga la capacidad de enfrentar entornos difíciles

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Empieza el año, y la mayoría regresa a sus trabajos dispuestos a enfrentar el día a día con una mejor actitud. No obstante, en cuanto la tensión vuelve a encontrarnos en el día a día, reaparecen las caras largas, las respuestas cortantes y las actitudes negativas. ¿A qué se debe este propósito fallido? Muchas veces la causa es el descuido del descanso.

En algunos entornos organizacionales, existen hábitos de trabajo que estropean el ambiente laboral. Por ejemplo, no respetar los horarios de trabajo e invadir los personales, salir tarde de la oficina e incluso llevar pendientes al hogar los fines de semana. Eso impide que el cuerpo y la mente descansen, para poder emprender la siguiente semana con renovado entusiasmo.

El cansancio acumulado se puede soportar durante algunos días, pero no durante varias semanas, ni mucho menos durante meses. Tarde o temprano, el organismo pasará la factura, y ese desgaste se verá reflejado en el entorno personal y profesional. Actitudes como la visión negativa de las cosas, la crítica desproporcionada, la irritabilidad, son solo algunos ejemplos de cómo el desgaste físico y mental puede influir en el desempeño y los estados de ánimo. A algunas personas les puede conducir a la fatiga crónica, o al síndrome de “burn-out”.

El psiquiatra Fernando Sarráis, en su libro “Aprendiendo a vivir: el descanso”, explica cuánto les puede repercutir. “Con frecuencia, al cabo de los años, cuando su resistencia al esfuerzo disminuye por la edad, empiezan a presentar signos y síntomas de cansancio crónico que, en muchos casos, afectan a su esfera corporal en forma de cefaleas, astenia, insomnio, dolores de espalda, molestias digestivas, problemas dermatológicos, hipertensión arterial y un largo etcétera. Estas personas acaban acudiendo a repetidas consultas y exploraciones médicas, y reciben medicación durante años, sin llegar a resolver el problema de fondo. Con el paso del tiempo, este se complica con alteraciones psicológicas, especialmente con una depresión”.

Si este año nos propusiéramos descansar mejor, y cuidar el balance entre la vida personal y profesional, seguramente tendremos una vida más feliz. Dormir ocho horas diarias, hacer ejercicio con frecuencia, dedicar espacios a la meditación, cultivar hobbies, disfrutar de los fines de semana con los seres queridos, son soluciones bastante sencillas, y con un éxito garantizado. No solamente estaremos más tranquilos en casa, sino que sonreiremos también en el trabajo.