La empatía en el trabajo

Columna Empresas del Siglo XXI

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Brené Brown es una psiquiatra e investigadora de las emociones humanas. Sus intervenciones en TED Global superan los diez millones de vistas. Sus conferencias tratan sobre el perfeccionismo, cómo superar el estereotipo de la persona perfecta, y esto es posible mediante la aceptación de lo que llamará el “regalo de las imperfecciones”. Esos obsequios son tres: el coraje, la compasión y la conexión.

La compasión es algo que todos queremos, pero no siempre estamos dispuestos a entregar, incluso con nosotros mismos. Por ejemplo, reconocer la vergüenza y el miedo requiere coraje. Es entonces cuando interviene la conexión: saber acudir a una persona que comprenda nuestros errores, empatice y levante el ánimo. De hecho, el coraje tiene un efecto dominó, porque cada vez que lo elegimos, hacemos que quienes nos rodean estén un poco mejor. En ocasiones, la primera respuesta al dolor es la de auto protegernos y culpar a otros; o a veces recurrir a la crítica. En cambio, el coraje, la conexión y la compasión no consisten en herir, sino en cultivar la dignidad.

Según Brown, el heroísmo no es lo mismo que el coraje, porque carece de honestidad, impide reflejar quiénes somos y lo que sentimos. La heroicidad es importante y ciertamente necesitamos héroes, pero muchas veces lleva a arriesgarnos innecesariamente. En cambio, el coraje ordinario consiste en poner nuestra vulnerabilidad en peligro, porque es darnos a conocer como somos, y en el mundo de hoy eso es bastante extraordinario. Por ejemplo, cuando demostramos que alguien o algo nos importan mucho, es posible que eso se vea como una debilidad.

Con frecuencia Brown es invitada por empresas y directivos a dictar conferencias, pero piden obviar ciertas palabras “cursis”, para sustituirlas por un lenguaje más corporativo. A esto Brené añade que el fundamento de la innovación son los tres regalos de la vulnerabilidad. De hecho, cuando se innova, es porque se han encontrado defectos y oportunidades de mejorar. Es precisamente la empatía con los clientes y la honestidad con la estrategia la que nos lleva a ser más creativos. En efecto, no es posible ser los mejores sin antes reconocer las propias imperfecciones.