Los empleadores deben hablar de la salud mental

Las empresas deben abordar este tema como parte de la diversidad, equidad e inclusión

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Al discutir públicamente sus propios desafíos de salud mental, las celebridades están aumentando la consciencia respecto al tema. El año pasado, Michael Phelps se abrió acerca de sus dificultades con la depresión. El príncipe Harry continúa hablando respecto a su batalla contra la ansiedad.

Aunque estas clase de historias ayudan a romper el estigma social, desafortunadamente no son suficientes para hacer que las personas se sientan seguras hablando acerca de la salud mental en el trabajo. A pesar del hecho de que cada año se pierden más de 200 millones de días de trabajo debido a condiciones de salud mental, esta sigue siendo un tema tabú. De hecho, casi el 60% de los empleados nunca han hablado con nadie del trabajo acerca del estatus de su salud mental. Nuestro estudio sobre la prevalencia de los desafíos y el estigma de la salud mental en los lugares de trabajo en los Estados Unidos analiza por qué sucede esto.

Menos de la mitad de los encuestados sintieron que la salud mental es una prioridad en su empresa, e incluso menos percibieron a los líderes de sus empresas como promotores. Esto necesita cambiar. 86% de nuestros encuestados opinaron que la cultura de una compañía debería respaldar la salud mental. Este porcentaje fue incluso mayor en el caso de los millennials y miembros de la Generación Z, que tienen mayores tasas de rotación y son el bloque demográfico más grande en la fuerza laboral. La mitad de los millennial y 75% de los trabajadores de la Generación Z han abandonado voluntariamente algún rol debido a razones de salud mental, en comparación con apenas un 20% de los encuestados en general, un hallazgo que habla de un cambio generacional en la consciencia sobre la salud mental. Por lo tanto no sorprende que brindarle a los empleados el apoyo que necesitan no sólo mejora el compromiso sino también el reclutamiento y la retención, mientras que no hacer nada refuerza un estigma anticuado y dañino.

Ya que las compañías no están haciendo lo suficiente para superar este estigma, muchas personas no se autoidentifican como portadoras de una condición diagnosticable de salud mental, incluso aunque hasta un 80% de nosotros enfrentaremos una de estas en nuestras vidas. Bajos niveles de autoidentificación significan que muchos trabajadores no buscarán tratamiento. Nuestra investigación mostró que cuando sucedieron conversaciones sobre salud mental, menos de la mitad fueron descritas como positivas. De hecho, los encuestados dijeron que con quienes están menos cómodos para hablar de ello es con la gente de recursos humanos y los altos líderes de sus compañías.

¿Cómo pueden actuar de mejor forma las compañías?

Las compañías que quieren mejorar la salud mental en el trabajo –especialmente para los grupos demográficos más jóvenes y diversos– necesitan ajustar sus estrategias. La salud mental no es sólo un tema de recursos humanos, también es un tema de diversidad, equidad e inclusión.

Sin importar qué tan robustos sean los beneficios de una compañía, la cultura laboral es lo que finalmente reduce el estigma y empodera a los empleados para realmente usar esos beneficios sin miedo de afectaciones. Nuestro estudio demuestra que los recursos más comúnmente deseados para la salud mental en los lugares de trabajo son una cultura de más aceptación, entrenamiento para los empleados e información más clara respecto a dónde acudir y a quién pedirle apoyo. He aquí los pasos que puede dar su compañía para lograr esta clase de cultura laboral.

Desde el inicio. Cambiar la cultura es un proceso de arriba hacia abajo. Comience transformando a los líderes en aliados. Aliente a los equipos ejecutivos, gerentes y empleados de alto nivel a que compartan sus experiencias con sus equipos. Dar ejemplo de diálogo abierto y vulnerabilidad como fortalezas en lugar de debilidades, representa un gran avance para reducir el estigma y definir el tono de la transparencia.

Invertir en educación: Los cursos de entrenamiento son imperativos para que todos los empleados –y especialmente los directivos– aprendan cómo mencionar, normalizar y navegar los temas de salud mental en el trabajo. No estamos proponiendo que los gerentes se conviertan en terapeutas. Sin embargo, deberían tener el conocimiento básico de las herramientas que pueden usar durante conversaciones difíciles y para reconocer cuando los empleados pudieran estar en dificultades. En resumen, hay que enseñarles a los gerentes a tratar a cada individuo con respeto y entender que no hay una solución unitalla.

Brindar apoyo: Las compañías deberían ofrecer beneficios de salud mental, y entender cómo comunicarlos claramente. Muchos empleados no están enterados de los recursos de salud mental que se ofrecen en sus organizaciones, o tienen miedo de usarlos.

Una forma de asegurar que los empleados sean conscientes de estos beneficios es hablando de ellos durante la orientaciones y repetirlos periódicamente cada año. Incluir preguntas específicas respecto a la salud mental en las encuestas sobre el compromiso de los empleados es una forma efectiva de medir las actitudes hacia la salud mental y mantener la responsabilidad de las organizaciones.

La capacidad de apoyar a los empleados que tienen condiciones de salud mental se está convirtiendo en un tema definitivo para los lugares de trabajo de próxima generación. Aunque se están logrando algunos avances, necesita hacerse mucho más para desestigmatizar las conversaciones y el tratamiento. Hasta ahora, la falta de apropiación organizacional impide que las compañías creen culturas donde los empleados se sientan seguros al alzar la voz.

La buena noticia es que el cambio es posible. Comienza por reconocer la igual prevalencia de condiciones de salud mental desde las jefaturas corporativas hasta las líneas del frente, cambiar la cultura organizacional, introducir entrenamiento y apoyo apropiado y atender la salud mental como un tema de diversidad e inclusión. Los CEO deben dirigir con el ejemplo. Dicho esto, todos los empleados tienen un rol a desempeñar. El cambio cultural de cualquier tiempo requiere apoyo desde la cima y desde la base. Con la salud mental no es diferente.