Empresas del Siglo XXI: Lo que hay que entender de los proyectos colaborativos

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The Economist escogió al gerente de innovación de Cemex, Miguel Ángel Lozano, como uno de los 25 líderes sociales de negocios en el 2014 por haber creado Shift, una red social para intercambiar las mejores prácticas de operaciones alrededor del mundo con el apoyo de sus más de 40.000 colaboradores.

La jerarquía de un proyecto colaborativo suele ser mucho más plana que lo usual: el organigrama se visualiza como un conjunto de nodos horizontales que interactúan de manera espontánea entre sí y cuentan con las siguientes características:

Visión. Entender cuál es el espíritu y la génesis de la idea, esa “salsa secreta” para comprender la naturaleza de un proyecto basado en la cooperación. Esto inspira al grupo especial seguridad en momentos de incertidumbre.

Compromiso. Es la disposición para dedicar tiempo, contactos, recursos y sobre todo optimismo para apalancar al equipo en los momentos de frustración. Así se fortalece un liderazgo basado en la autoridad moral.

Permanencia. La presencia física y la disponibilidad virtual para estar anuente a cooperar de forma constante a lo largo del tiempo. La interacción personal es tan vital como la comunicación digital, para resolver las altas dosis de asignaciones autónomas.

En Costa Rica también hay casos de éxito. Uno de ellos es el Social Shot, un foro de impacto social juvenil que, en sus cinco ediciones, ha logrado reunir a más de 600 emprendedores sociales bajo este concepto, donde no se busca el lucro sino el enriquecimiento de personas trabajando por un mismo fin.

Los líderes de vanguardia deberían estudiar mejor esta nueva forma de trabajar para liderar más allá del tripple bottom line (el desempeño expresado en tres dimensiones: social, económica y ambiental).