Empresas del Siglo XXI: Por qué el método de caso es la mejor manera de enseñar negocios

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Era el año de 1851 o 1852, Charles W. Eliot conoció a Christopher Langdell, joven que analizaba un caso de leyes y que deslumbró con sus palabras.

Eliot, el presidente de mayor duración en la historia de la Universidad de Harvard, comentaría más tarde: “En el año de 1870, recordé el sorprendente carácter de las exposiciones de aquel joven. Lo vi en Nueva York, y lo animé a convertirse en catedrático”. Así ingresaría a la Escuela de Derecho.

Langdell redefinió el rol de los profesores. En lugar de dar conferencias o clases magistrales, los facilitadores deberían aplicar el método socrático para guiar a los estudiantes a considerar sus decisiones jurídicas. Sería él quien les preguntaría cuáles fueron los hechos, cómo se desarrolló el litigio, qué punto fue un problema, lo que decidió la corte y el razonamiento de la corte. Para él, el buen aprendizaje del Derecho consistiría en saber aplicarlo a las situaciones más enmarañadas de la vida.

 Varios criticaron  este nuevo rol del docente. Para los defensores de la didáctica tradicional, los profesores deberían tener su propia opinión, en lugar de solicitarla a los alumnos. Sus colegas eran escépticos: muchos declinaron en adoptar este nuevo método y continuaron dictando clases magistrales. Los mismos estudiantes cuestionaban si estaban aprendiendo derecho en las clases de Langdell. Algunos veían que ciertos alumnos eran intimidantes en las clases, cuando en realidad estudiaban poco. Entonces, varios cambiaron de profesor, incluso los más brillantes.

No obstante, Eliot lo defendió y Langdell afianzó: muchos de sus discípulos empezarían a ser bien vistos por los empleadores. Con el pasar del tiempo, el método del caso empezó a ser aceptado como la metodología de enseñanza en Harvard y también en la escuela de negocios...