Haga que su mudanza por un trabajo internacional sea más fácil para su familia

La clave es reconocer que un movimiento internacional involucra múltiples etapas como la toma de decisiones, preparación, mudarse y, finalmente, instalarse

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Conforme las compañías se expanden globalmente, a los ejecutivos cada vez se le selecciona más para tareas internacionales.

La idea es esparcir el talento, pericia y conocimiento, desde los cuarteles generales hasta las oficinas extranjeras, y viceversa.

Sin embargo, estos son movimientos costosos y muchos no logran generar un rédito sobre la inversión. Un estimado del 6% al 10% de dichas asignaciones concluyen antes de tiempo.

¿En qué se equivocan los emigrantes? Muchas veces el encargo fracasa porque la pareja o la familia no pueden ajustarse.

La razón más citada para renunciar a un puesto en el extranjero son “las preocupaciones familiares”: la carrera de la pareja, los desafíos educativos de los hijos, la calidad de vida y la falta de respaldo práctico.

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No obstante, en mis siete años de trabajar con personas a quienes se les asignan encargos internacionales, he encontrado que dichos problemas se pueden evitar por lo general. La clave es reconocer que un movimiento internacional involucra múltiples etapas –toma de decisiones, preparación, mudarse e instalarse– cada una de las cuales requiere un enfoque sistemático.

Decidiendo mudarse. Es esencial tomar en cuenta el interés y compromiso de su pareja o su familia respecto de la mudanza, y considerar juntos todas sus consecuencias potenciales tan pronto como sea posible.

Primero, encuadre la decisión como una elección: ¿ir o quedarse? y considere el grado de cambio: una reubicación de Ámsterdam a Bruselas es diferente a una a Guangzhou, China.

A continuación, enfóquese en los pros y contras, planteando todas las implicaciones para su carrera y la de su pareja, hijos o familia extendida, y sus redes sociales y de apoyo.

Trate de anticipar y discutir el impacto de los cambios en las dinámicas hogareñas: pasar de un hogar de doble carrera a uno con un esposo que se queda en casa, o reemplazar a una abuela que cuida a los niños con una niñera profesional, por ejemplo.

Estas discusiones no solo informarán su decisión, sino que también le darán forma a las expectativas y evitarán resentimientos futuros.

Preparándose para la mudanza. Identifique las decisiones más importantes que necesitará tomar –tiempos, vivienda, red de apoyo, escuela– y piense acerca de cómo convertir a la nueva ubicación en un “hogar” para cada miembro de la familia.

Reconozca los desafíos de la transición y sea explícito acerca de las ventajas y desventajas. Por ejemplo, inscribir a los niños en escuelas locales podría ayudar a sus habilidades de lenguaje, pero dificultaría el ajuste inicial.

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Cuando se trata de elegir una casa, amplíe y reduzca sus opciones: ¿casa o apartamento? ¿Alquilar o comprar? ¿Qué tan grande? ¿Ciudad o campo? Una vez que su pareja e hijos estén en la misma página, comience a observar a distancia.

También puede comenzar a construir su nuevo sistema de respaldo antes de salir. Esto incluye instituciones (cuidado de los niños, servicio médico), rutinas (agendas, actividades) y personas (amigos, colegas, cuidadores, maestros y doctores, otros proveedores de servicios).

Usted también podría buscar clases del idioma o a un instructor de carrera. Investigue su destino: la cultura, historia, gente y estilo de vida.

Acérquese a organizaciones y foros de expatriados buscando referencias y consejos para lidiar con las necesidades prácticas.

Finalmente, conozca y discuta cuán disponible estará durante la transición.

Haciendo el cambio. Deje tiempo libre para despedirse de sus seres queridos y definir formas de mantenerse en contacto desde el exterior.

Envíe sus nuevos datos de contacto, equipe a los abuelos con tabletas electrónicas y Skype.

Defina grupos de redes sociales o comience un blog familiar.

Haga tiempo para su pareja e hijos, y siga comunicándose, ya sea para expresar emoción, miedo o preocupación.

Cuando alguien se sienta abrumado, piensen acerca de todo lo que han logrado en la ejecución de la mudanza.

Instalándose. Incluso si usted está extremadamente ocupado con el trabajo, la familia debería ser su prioridad en los críticos primeros meses.

Esté alerta y sea sensible a las necesidades de todos. Asegúrese de que su pareja e hijos se sientan apoyados.

Usted estará familiarizado con la cultura de su empresa y quizá ya conozca algunos colegas. Sin embargo, su pareja e hijos tienen más probabilidades de sentir un mayor choque cultural o aislamiento, y probablemente soportarán una mayor carga logística.

Si su pareja hizo sacrificios laborales para moverse con usted, reconózcalo y busque recursos que le ayuden a encontrar un nuevo propósito y satisfacción.

Si tiene hijos, hágalos su mayor prioridad. Ayúdelos a crear su propio espacio en el nuevo hogar, llévelos a la escuela e inscríbalos en sus actividades favoritas para establecer nuevas rutinas.

Mantenga o cree rituales que brinden estabilidad y confort.

Y, finalmente, expanda su red social. Explore, hable con los vecinos y únase a un club deportivo o una organización de expatriados, todo ello mientras se mantiene conectado con la familia y los amigos de casa, a través de llamadas regulares e invitaciones a que lo visiten.

© 2017 Harvard Business School Publishing Corp. Distribuido por: The New York Times Syndicate