Jóvenes rebeldes que ascienden y más tarde caen

El espíritu empresarial toma a las personas que, como grupo, son propensas a romper reglas de verdad y las pone en un contexto en el que constantemente se les anima a hacerlo

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Son escasos los adolescentes dotados que no se aburren en la preparatoria. Sin embargo, pocos han señalado su aburrimiento de manera tan extravagante como Martin Shkreli, el fundador de la empresa farmacéutica que fue llevado a la cárcel para esperar su sentencia por un cargo de fraude.

Shkreli se saltaba las clases con frecuencia y, según sus amigos, prefería pasar su tiempo jugando ajedrez o tocando la guitarra en una banda. Su escuela altamente selectiva en Manhattan le pidió que dejara de asistir.

Resulta que los emprendedores no solo se mueven rápido y rompen cosas, como lo decía el antiguo credo de Facebook. También tienen más probabilidad que otros de cruzar los límites.

De acuerdo con una investigación de los economistas Ross Levine y Yona Rubinstein, las personas que se hacen emprendedoras no solo tuvieron una autoestima alta mientras crecieron (además de ser hombres blancos con seguridad financiera), sino que también tienen más probabilidad que otros de ser gente inteligente que se involucró en actividades ilícitas en la adolescencia y a principios de sus veinte.

Además, esas indiscreciones no se han limitado al uso de drogas o a no ir a la escuela, sino que han incluido actos antisociales como apoderarse de lo ajeno a la fuerza o robar productos que valen menos de $50.

A la luz de los problemas recientes de Shkreli y otros emprendedores acechados por los escándalos, como Travis Kalanick , el ex director ejecutivo de Uber, y Parker Conrad, fundador y director ejecutivo destituido de la firma multimillonaria de software de recursos humanos Zenefits, la pregunta es si esa etapa de romper las reglas durante su juventud presagiaba no solo su ascenso, sino también su caída.

Mentalidad disruptiva

Quizá no es sorprendente que rebeldes como Kalanick —quien ha presumido de estar entre los primeros “piratas” de los servicios de transferencia de archivos peer-to-peer a principios de sus veinte— se inclinaran al espíritu empresarial. Es un llamado que, en la narrativa a menudo repetida del economista Joseph Shumpeter, recompensa a quienes rompen con el orden establecido.

“Conforme madura el cerebro, creo que la energía en términos de romper las reglas se enfoca hacia una actitud de ‘puedo mejorar’ en contraste con ‘me voy a robar un par de zapatos’”, dijo Levine, quien junto a Rubinstein publicó un artículo arbitrado en torno al tema en una reconocida revista este año. Ambos son expertos en el emprendimiento, y Rubinstein también estudia el capital humano.

El problema es que las fuerzas psicológicas que hacen que los adolescentes rompan las reglas no siempre son tan fáciles de canalizar más tarde.

Laurence Steinberg, un profesor de la Universidad Temple y experto en el desarrollo psicológico de los adolescentes, citó un fenómeno conocido como “desconexión moral” , en el que las personas racionalizan el comportamiento que va en contra de sus propios principios. Un adolescente que se roba un par de zapatos, por ejemplo, podría convencerse de que el fabricante les estaba cobrando demasiado a los clientes.

Los estudios muestran que este tipo de desconexión moral frecuentemente hace posibles malas conductas, y pueden llegar hasta la adultez. Según Steinberg, los emprendedores propensos a la desconexión moral podrían seguir rompiendo reglas de verdad, no solo las metafóricas.

“Crees que las regulaciones no sirven de nada”, dijo. “Aunque quizá las estés rompiendo, en realidad no estás haciendo algo malo, pues son malas regulaciones”.

Este tipo de comportamiento a menudo se fomenta en Silicon Valley. Durante años, muchos inversionistas de tecnología aplaudieron la práctica de Uber de operar sin la aprobación de reguladores locales, y después explotar la popularidad de la empresa entre los usuarios para provocar cambios en las reglas.

Hay dos factores que hacen aun más tentador el hecho de esquivar preguntas éticas: la relativa falta de supervisión en las empresas emergentes y el enorme riesgo de fracaso.

“Los negocios empresariales a menudo enfrentan crisis debido a los altos niveles de incertidumbre en el entorno, el gran número de competidores potenciales o reales y las grandes cantidades de capital financiero que se necesitan para competir”, se indica en un artículo de 2015 en The Journal of Business Ethics. “La desconexión moral puede abrir un camino cognitivamente y aumentar la probabilidad de que estos dilemas se resuelvan de manera poco ética”.

En efecto, el espíritu empresarial toma a las personas que, como grupo, son propensas a romper reglas de verdad y las pone en un contexto en el que constantemente se les anima a hacerlo.

Shkreli, quien será sentenciado en enero por defraudar a inversionistas en dos fondos de cobertura que manejaba, le resta importancia a su comportamiento.

“Lo hizo, funcionó y les pagaron”, dijo uno de sus abogados en la corte, y argumentó que Shkreli compensó a los inversionistas del fondo utilizando en parte acciones de su empresa farmacéutica. Steinberg dijo que era un ejemplo claro de desconexión moral. (El abogado, Benjamin Brafman, dijo que Shkreli jamás tuvo la intención de defraudar a nadie).

Conrad, quien fue destituido como director ejecutivo de Zenefits el año pasado después de que reveló que había creado una herramienta para ayudar a que los corredores de seguros evadan los requisitos de capacitación estatal, no se opuso a romper las reglas cuando era joven. Le pidieron que se fuera de Harvard durante un año, después de que casi no asistía a clases y obtenía terribles calificaciones. Terminó por regresar y graduarse.

Una investigación encargada por el consejo de Zenefits concluyó que los requisitos que los corredores pudieron evadir con la ayuda de la herramienta no eran sustanciales.

Las fallas de Conrad como gerente quizá hayan sido evidentes en Zenefits, cuyo lema era “Listos, disparen, apunten”, mucho antes de su caída. De cualquier manera, los inversionistas se alistaron a darle dinero a la empresa.

Desde luego, las infracciones de juventud difícilmente son el objetivo cuando se trata de romper reglas en la adultez, como lo señaló Levine, el economista. Mientras estaba en Harvard, el fundador de Facebook Mark Zuckerberg fue llamado ante un consejo administrativo debido a alegatos de que había hackeado los sitios web de la universidad. Sin embargo, parece haber madurado con el paso del tiempo, e incluso eliminó el lema de “moverse rápido y romper las cosas” en 2014.

Hoy muchos capitalistas de riesgo pasan la misma cantidad de tiempo evaluando qué tipo de alborotador podría ser un emprendedor que el que pasan analizando el potencial revolucionario de un negocio.