El escenario competitivo global revela tensión entre las condiciones necesarias para que los negocios triunfen y el marco existente de regulaciones en las que se opera.
Nuevos modelos de competencia: intersectorial, en redes y descentralizados, están desgastando las políticas que fueron diseñadas para un mercado global muy diferente.
No sorprende que las políticas gubernamentales constituyan una gran preocupación para los directores generales de las empresas. En la última encuesta global anual de PwC a CEO, la excesiva regulación encabeza la lista de amenazas para el crecimiento productivo y perciben que los cambios regulatorios serán la principal tendencia disruptiva para sus industrias en el largo plazo.
Además, la mayoría siente que la prioridad de sus gobiernos debería centrarse en un sistema tributario competitivo y eficiente pero sólo el 20% afirma que su gobierno ha sido efectivo en lograrlo.
El reto inmediato está en lograr que el gobierno y el sector empresarial busquen conjuntamente incrementar la capacidad de las empresas para competir fuera de sus fronteras y esto requiere una nueva forma de colaboración –caracterizada por un cambio mental– que incluye la habilidad de comprender cada parte: el empresariado aceptando las regulaciones pero buscando asegurar que sean más efectivas en su diseño e implementación, y el Gobierno que comprenda la necesidad de mejorar la regulación.
La creación de confianza entre las dos partes es clave para lograr políticas balanceadas y crear un ecosistema de socios, que permita un diálogo continuo para la discusión de propuestas que ayuden a crear soluciones proporcionadas, consistentes y focalizadas.