La capacitación basada en tecnología gana terreno

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Según el reporte sobre el estado de la industria del 2015, elaborado por la Asociación para el Desarrollo del Talento (astd.org), el gasto en capacitación continuó siendo una prioridad en las organizaciones, por cuarto año consecutivo.

Este estudio –realizado en 300 compañías de distintos países– reveló que la inversión en aprendizaje por empleado es de $1.252 al año, un 2% mayor que en 2014.

 Este gasto  varía según la complejidad de la industria. En las empresas de tecnología, la inversión anual por empleado es de $1.586, mientras que en el sector financiero, de seguros y bienes raíces baja a $890; seguido por administración pública, $691; y manufactura, $503.

Este último tiene mayor incidencia en economías como México, China e India; a diferencia de Estados Unidos y economías más avanzadas.

En 2015, 41% de las horas de entrenamiento utilizó métodos basados en tecnología, lo que significa cerca de un 10% mayor que el gasto de 2008, y más de 15% invertido en 2003.

Esto implica aulas en línea, métodos autoadministrados o sin Internet, dispositivos móviles y tecnología sin computadora (como DVD).

Pese a la flexibilidad, asequibilidad y accesibilidad de los métodos basados en tecnología, el método presencial –liderado por un profesor, que imparte clases cara a cara– sigue jugando un rol crucial, y significa 51% de las horas de aprendizaje usadas en 2015.

Sin embargo, esta figura rondaba el 60% hasta el 2010, por lo que si la tendencia persiste, menos de la mitad de las horas de clase será presencial en un futuro cercano.

De hecho, en el sector de software y tecnologías de la información, que usualmente son precursores en el uso de tecnología, en 2015 se gastó menos de 40% en educación presencial.

El reporte también arroja información sobre educación formal, on-the-job training, shadowing , capacitación asistida por tecnología, etc.

Próximamente se emitirá el informe del 2016 y puede ser relevante para establecer un benchmark, pero tomando en cuenta que las circunstancias varían según el sector, la empresa, el país y el perfil de sus ejecutivos.