La publicidad bancaria requiere mesura

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Al igual que cualquier negocio, los bancos e instituciones financieras también deben usar adecuadamente y de forma constante campañas de comunicación para llegar a los consumidores.

Ya sea para convencerlos de la utilización de sus servicios, mantener en el tiempo una sólida identidad o hasta para educarlos en cuanto a sus productos y beneficios básicos.

Más si se tiene en cuenta que, en nuestro país, aún existe un buen porcentaje de personas alejadas de estas entidades y lo que significan para la economía personal.

Aquella imagen solemne con seriedad secular que reflejaban los bancos e instituciones financieras, no hace muchos años en todo mundo, sin duda dio paso a una comunicación más cercana, humana y hasta informal. El sentimiento de pertenencia a la entidad, el humor sutil en torno a una facilidad o la alegría real ante posibles logros, son ejemplos de ello.

Aunque la tecnología desacralizo al dinero, igualmente no se puede dejar de lado el respeto al consumidor.

Eso lo tienen claro la mayoría de los bancos e instituciones financieras que hacen, en toda su comunicación, una promesa implícita de calidad humana, seguridad y eficiencia.

Ahora bien, el ruido incoherente y exagerado por llamar la atención, con una saturación de los medios sin razón, no solo provoca desgaste para la entidad que lo hace, sino un posible descredito para todos los demás.

En esencia, ahora la publicidad es una de las más importantes herramientas del mercadeo bancario, casi imprescindible en muchos casos, pero cuya efectividad siempre está supeditada a las promesas anunciadas, con la responsabilidad y mesura que exige el sector.