Use el managing apreciativo para afinar su cultura gerencial

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En su empresa, ¿cada gerente realiza su trabajo “a su manera”? ¿Hay gerentes que frecuentemente logran sus resultados y otros que frecuentemente tienen excusas? ¿Cuáles son los comentarios y comportamientos de los colaboradores de las gerencias? ¿Son muy disonantes esos criterios entre las diferentes gerencias?

Pensar seriamente en estas interrogantes propicia que la gerencia general se plantee la imperiosa necesidad de conocer la realidad en la que opera su clase gerencial.

La congruencia y la sinergia con la que debe operar la clase gerencial empresarial es determinante en su éxito. La incongruencia gerencial es una enfermedad silenciosa, de muy difícil diagnóstico y muy poco reconocida, pero letal a mediano plazo .

Con las respuestas a las interrogantes precitadas, y a otras que usted seguramente tiene en mente, puede darse una idea si hay indicios que la empresa esté padeciendo dicha enfermedad o tiene síntomas muy claros.

El Managing Apreciativo aborda de forma creativa, positiva y prospectiva la “gerentitis empresarial”. Pero, como todas las empresas son diferentes, cada “tratamiento” debe ser único.

Su unicidad está determinada por las características propias que tiene cada uno de los que componen la clase gerencial de la empresa, ya que el desarrollo e implementación del Managing Apreciativo depende fuertemente del involucramiento y la participación de dicha clase.

La cultura gerencial creada por cada equipo, no es replicable ni copiable, es la identidad de la empresa, su huella digital.

La práctica gerencial ha venido muy a menos en nuestra época, e incluso se ha empezado a tratar con menosprecio, dándole relevancia al liderazgo y el coaching.

Hoy se prefiere hablar de líderes y liderazgo, así como de coach y coaching , pero no de gerente y el gerenciamiento.

Al gerente se le califica normalmente como sinónimo de capataz, controlador, manipulador, insensible, centrado en la información y los hechos, sin corazón, frío, al que le importan muy poco las personas, pues las concibe como un recurso al cual hay que sacarle el máximo provecho y punto.

Ahora bien, esta descripción podría ser apropiada si a la empresa se le entiende como una línea de producción ideada para operar en la era industrial.

Hoy la realidad empresarial es diferente, las empresas viven en la sociedad del conocimiento, donde la competencia está en todas partes, el exceso de oferta sobre la demanda es la norma, las empresas que subsisten son las que sorprenden al mercado con servicios y bienes únicos, el conocimiento y la innovación son las bases de la competitividad, el cambio se ve como oportunidad y la capacidad de adaptarse y evolucionar son los caminos al éxito.

Estas nuevas realidades demandan gerentes muy diferentes a los de la era industrial, no obstante, una gran mayoría sigue comportándose de forma ortodoxa, generando así una disonancia irreconciliable entre las personas que realizan un trabajo intelectual que demanda una conducción acorde con esas realidades y gerentes concentrados en las labores de los capataces.

Entonces, ¿cuáles son las consecuencias de esta disonancia?: colaboradores frustrados, desmotivados, limitados, inconformes, que terminan atacados por el burnout y boreout , y en búsqueda continua de otros trabajos en otras empresas.

Si a esta realidad se le suman los lineamientos de la ortodoxia administrativa que determina que cada gerente debe realizar su trabajo a su sencillo entender y saber, la clase gerencial resulta ser un rejuntado que en muchos casos se contradice, anulando el actuar de unos y el quehacer de otros. ¡Qué desperdicio!

La ciencia física dicta que la capacidad de una botella para verter su contenido está en relación directa con la capacidad que tiene su cuello, sin importar mucho la cantidad de contenido. Los cuellos de una botella se ubican en su parte superior. Y los cuellos de botella de una empresa, ¿dónde se ubican? En la misma parte.

En las empresas, la capacidad de satisfacer al mercado está correlacionada de forma positiva por la capacidad que tiene la clase gerencial para hacer actuar la empresa de forma oportuna y con la máxima calidad en la superación de las demandas de sus clientes.

Si cada gerente actúa de manera independiente e incongruente con el actuar de sus colegas, el cuello de botella empresarial emerge, actuando tanto en entregar bienes y servicios de mala calidad, como en colaborar significativamente en la creación de culturas organizacionales frustrantes y enfermizas.

Los gerentes tienen muchos jefes: los clientes, los proveedores, el gobierno, la competencia, las industrias, los accionistas, las juntas directivas, sus jefes directos, sus colaboradores, en fin hasta la sociedad. ¿A quién obedecer si cada uno de ellos tiene intereses diferentes? Después de todo esto podemos inferir que la gerencia es entonces, un “arte”.

La mejor respuesta

El Managing Apreciativo por ser una combinación variable entre arte y ciencia exacta no admite ser realizado por medio de la aplicación de recetas o modelos de aplicación estándar que sirven para todo tipo de empresas. Por el contrario, su identificación, desarrollo y aplicación son producto de un trabajo en equipo de la clase gerencial .

Descansa en procesos orientados por el método de la Indagación Apreciativa que tiene su génesis en la apreciación de experiencias exitosas vividas por los gerentes de forma individual, así como de experiencias exitosas vividas por la empresa.

Ambas experiencias ponen a los gerentes en “modo positivo” para que puedan construir desde las fortalezas y las oportunidades el ideal empresarial, que descansa en lo que se sueña colectivamente acerca del futuro de la empresa, para luego diseñar lo posible y terminar con el destino empresarial.

Pasamos entonces del FODA tradicional al FOAR, no nos detenemos a analizar debilidades y amenazas, sino que ponemos el acento en las fortalezas, las oportunidades, aspiraciones y resultados, que orientan un actuar empresarial propicio para la innovación.

La cultura gerencial creada y acordada de esta manera, es una “obra de arte empresarial” que distingue la identidad de la empresa, mediante la cual podría realizar negocios innovadores, rentables, sostenibles, manteniendo a sus colaboradores motivados a siempre buscar mejores maneras de realizar el trabajo.

El Managing Apreciativo termina siendo un híbrido entre el gerenciamiento, el coaching , el liderazgo y el mentoring . Su realidad es una mezcla que debe mantener a sus pupilos motivados y dispuestos a realizar trabajos con sentido, con las características de que sus labores gerenciales son muy difíciles de planificar bajo los criterios ortodoxos de la labor gerencial.

Todo gerente siempre está sometido a un ritmo de trabajo implacable que busca resolver constantemente una gran variedad de actividades altamente fragmentadas y discontinuas, bajo sistemas de comunicación orales e informales que requieren acciones inmediatas.