Los desafíos tecnológicos de las empresas de servicios

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Después de la revolución industrial, el mundo empezó a experimentar grandes cambios en otras industrias cada vez con más frecuencia y velocidad. Hoy estamos viviendo una gran revolución en la industria de servicios, que está transformando aceleradamente la forma de hacer negocios.

Los productos se están convirtiendo en servicios y estos en experiencias para los clientes; en otras palabras, la forma de producir riqueza para los accionistas y valor para el mercado, consiste en fabricar experiencias únicas e irrepetibles para los clientes.

Estos desafíos los podremos enfrentar, gracias a la popularización de la Internet, combinada con soluciones de conectividad con redes de banda ancha y de movilidad.

Los negocios podrán transformarse para conectar a las personas de maneras más valiosas y relevantes, desarrollar procesos que entregan información correcta a la persona o la máquina correcta en el momento justo, aprovechar la conversión de los datos con información más útil para la toma de decisiones, y conectar dispositivos físicos y objetos entre sí, que puedan adquirir inteligencia y tomar decisiones.

Ya es posible integrar servicios con nuevas tecnologías, lógica digital, programas o sistemas computacionales, que tienen la capacidad de recolectar, analizar y distribuir información, realizar tareas para resolver problemas y el uso de inteligencia artificial

Estoy describiendo la Internet de todo (IoE), una tendencia que la veíamos muy lejana pero que ya es toda una realidad. Dentro de IoE, está la Internet de las cosas (IoT), la cual incluye conectar objetos físicos sensoriales que recogen y comparten información para comunicarse entre sí a través de Internet. Estos objetos se pueden identificar de forma única a través de una dirección IP, pueden ser gestionados e inventariados por ordenadores y algoritmos, gracias al nuevo protocolo de Internet (IPV6).

Agreguemos los gadgets , dispositivos que tienen un propósito y una función específica, práctica y útil en lo cotidiano, comúnmente llamados dispositivos electrónicos portátiles como PDA, móviles, smartphones y reproductores mp3, entre otros.

Consideremos las apps, aplicaciones de software o programas informáticos, con contenidos tales como documentos, imágenes, animación, sonido y video, que pueden ser transmitidos y ejecutados, a través de un navegador en la web. También los wearables, dispositivos sensoriales que adquieren inteligencia y la comparten través de Internet.

¿Cuáles son los drivers que aceleran estas tendencias? Podemos citar el aumento de la adopción de la nube como almacenamiento, big data o data sets y los servicios SAS, las enormes capacidades de procesamiento; los chips de conectividad inalámbrica, que son más eficientes y baratos; la geolocalización de ultraprecisión, que permite localizar al centímetro más cercano, y el crowdfunding, que ha desatado una ola nunca antes vista de la innovación de hardware , lo que provoca que todo tipo de objetos se hagan “inteligentes”.

La compañía Cisco afirma que actualmente solo está conectado el 1% de las cosas en Internet y se conectan 100 cosas cada segundo; que a nivel personal, hay aproximadamente 200 cosas conectables por persona hoy en el mundo y 50.000 millones de dispositivos y objetos estarán conectados a Internet en 2020, o sea, solo dentro de seis años. ¿No es impresionante?

Son muchos los desafíos pero son mayores las oportunidades. Si queremos aprovecharlas debemos reinventar nuestros modelos de negocios; necesitaremos nuevos conocimientos, capacidades, competencias y herramientas.

La innovación tecnológica de los servicios será la clave. Las empresas tendrán que considerar seriamente las normas ISO 20000, para implementar sistemas de gestión de servicios y adoptar sus mejores prácticas, basadas en las tecnologías de información y comunicación (TIC).

Es una era maravillosa para los pioneros y los emprendedores en todos los campos. Llegará una nueva generación de directores y gerentes, a quienes no será necesario convencerlos de invertir en investigación, desarrollo e innovación ya que, de no hacerlo, no tendrán trabajo ni negocio.