¿Por qué es importante la inteligencia emocional para ser un líder?

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Uno de los conceptos empresariales mas influyentes en la ultima década ha sido el de inteligencia emocional (IE) y sus aplicaciones han proliferado para el desarrollo del liderazgo, gracias a la gran cantidad de investigaciones científicas realizadas para crear una base más empírica sobre las ventajas de la IE.

En sus libros sobre el poder de la IE y su sinergia con el liderazgo efectivo, Goleman propone que más que el cuociente intelectual o las habilidades técnicas, la inteligencia emocional es la competencia “determinante” que mejor predice qué individuo, de un grupo de personas muy inteligente, será el mejor líder. Este fenómeno se hace más relevante en los niveles jerárquicos superiores, por lo que frecuentemente escuchamos como se contratan directores generales por su intelecto y pericia empresarial y son despedidos posteriormente por su falta de inteligencia emocional.

En una economía impulsada por el conocimiento, el valor se crea con el esfuerzo intelectual colectivo de equipos de trabajo. Pero lo que determina la productividad real del colectivo no es su potencial teórico sino la forma de coordinar sus esfuerzos. Solo un liderazgo, con una gran dosis de inteligencia emocional, lo logra. Y aunque el concepto parece intangible, afecta cómo manejamos conductas, cómo navegamos en las complejidades sociales y cómo tomamos decisiones para alcanzar resultados.

La buena noticia es que la inteligencia emocional, a diferencia del cuociente intelectual, puede ser desarrollada. Requiere de una comunicación efectiva entre los centros racionales y emocionales del cerebro. “Plasticidad” es el término que utilizan los neurólogos para describir como el cerebro cambia gradualmente cuando se aprende y se desarrollan nuevas conexiones, pero ese es otro tema.