Cada vez más en el mundo, las empresas enfrentan nuevos requerimientos en materia de regulación. Para algunas, el simple hecho de estar al día con las exigencias de las nuevas reglas y garantizar su cumplimiento, ha sido una tarea de tiempo completo.
Fatca y el Estándar Común de Reporte son claros ejemplos. También la OCDE impulsa el proyecto denominado Base Erosión and Profit Shfting (BEPS, por sus siglas en inglés), que cambiará de manera significativa las leyes fiscales en todo el mundo.
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BEPS se refiere a estrategias de planeación fiscal que explotan las brechas y los errores de correspondencia en las reglas fiscales, para cambiar artificialmente los ingresos para aquellas ubicaciones con impuestos bajos o inexistentes, donde la actividad económica es poca o nula, trayendo como resultado que no se pague el impuestos sobre las sociedades o que el pago sea muy bajo.
Las medidas antifraude, anticorrupción y antisoborno, son también el centro de atención para muchos reguladores. Mientras que algunas jurisdicciones consideran que la implementación más rigurosa de las reglas ya existentes será suficiente para tratar los problemas, otros consideran que se pueden requerir reglas aún más estrictas.
Muchas organizaciones tienen aún la tarea pendiente de realizar los cambios culturales necesarios para adaptar sus modelos de negocio al entorno normativo tan cambiante.
La presión no se detendrá en el futuro y podría ser incluso mayor, debido a las presiones sociales y de los medios de comunicación, así como la apertura de las redes sociales.
Las percepciones públicas sobre la organización y sus actividades de negocio, pueden cambiar de la noche a la mañana y las organizaciones corren el riesgo de encontrarse fuera de sintonía con sus clientes y partes interesadas.